La rusa Maria Sharapova comenzó pisando con fuerza en 2008 al derrotar ayer a la serbia Ana Ivanovic para conquistar el Abierto de Australia, su tercer título de Grand Slam. Sharapova, de 20 años y número cinco del mundo, y que había sido arrasada un año antes en la misma final por Serena Williams, se impuso por 7-5 y 6-3 en un partido sin grandes atractivos.

Ivanovic, que desde mañana será la nueva número dos del mundo, fracasó así en su intento de ganar su primer Grand Slam, tras haber sido derrotada en Roland Garros 2007 por Justine Henin en la final. La serbia, de 20 años, mandó una derecha fuera para marcar el final del encuentro tras una hora y 31 minutos. Sharapova se arrodilló y comenzó a llorar. El Abierto de Australia se suma a sus conquistas en Wimbledon 2004 y en el Abierto de Estados Unidos en 2006.

La clave del partido ayer estuvo en los errores antes que en los aciertos. Ivanovic, que pudo haber ganado el primer set, cometió 33 errores no forzados contra 15 de su rival. La rusa quebró el servicio de la serbia para adelantarse 4-3. El set parecía suyo, pero entonces se produjo el que fue su único momento de clara debilidad a lo largo del torneo, que conquistó sin perder ni un set.

Ivanovic luchaba para recuperar el servicio perdido y Sharapova le dio una ayuda inestimable con dos doble faltas consecutivas para entregar el saque. El partido estaba igualado (5-4), la serbia tomó confianza y ganó su servicio con facilidad para adelantarse 5-4 y 0-30 con el servicio de la rusa. Extraño momento: Ivanovic controlaba el partido, sus golpes habían ganado en solidez y Sharapova sufría. Pero el tenis femenino suele tener altibajos importantes, e Ivanovic, en instantes, volvió a hundirse en errores y dudas. Perdió su saque y vio cómo su rival ganaba luego el suyo a cero para llevarse el set por 7-5.

El segundo set ofreció más de lo mismo, hasta que Sharapova lo quebró para 4-3 y se tornó inalcanzable, lista ya para concretar su cita con un trofeo que el año pasado vio muy de cerca, pero también muy lejano.