Murcia 85-75 cajasol · la crónica

Este año sí que se ve negro

  • Nueva derrota ofreciendo una pobre imagen ante un rival directo por la salvación · El puesto de Comas está más cuestionado que nunca tras el enésimo traspié de un equipo a la deriva

Definitivamente, el Cajasol está en un coma deportivo del que no parece salir de ninguna manera. Los arreones de orgullo no sirven ya en la ACB. Para ganar hace falta mucho más, ser un equipo, un bloque que juegue a algo, que defienda con intensidad e inteligencia y sepa buscarse opciones más o menos fáciles en ataque. Cierto es también que los jugadores han entrado en un estado de ansiedad que les bloquea psicológicamente, pero ello no debe parecer una excusa. El Murcia, como Tau, Granada, Unicaja o Iurbentia antes, superó con más comodidad de la esperada al conjunto sevillano, hundido al final como alma en pena. ¿Por qué? No hay un responsable, sino muchas responsabilidades compartidas. Directiva, cuerpo técnico y jugadores. O esto cambia mucho, o el final feliz de las últimas temporadas se tornará en lágrimas.

El cuadro sevillano, y el técnico catalán, se jugaban la vida deportivamente, sobre todo el barcelonés, con la soga al cuello. De inicio, el Caja se mantuvo en el choque gracias al trabajo de Carter bajo el tablero rival, porque en el suyo concedía mucho a Moss, y la permisividad de los colegiados en algunas acciones, que hacían pensar en lo peor en un final ajustado.

El colista no podía fallar, pero la falta de ideas en ataque y los continuados errores en las ayudas en defensa eran las mismas que de costumbre, y así, claro, es imposible reaccionar. Tan mal lo vio Comas de inicio que en el minuto 7 Edney debutó, y eso que decía el entrenador en la previa que el partido tenían que sacarlo los que están. Pues iba a ser que no. El californiano entró por un Pecile al que Thomas traía por la calle de la amargura y dio algo de frescura a un equipo desdibujado y, sobre todo, sin dirección. Con sólo un entrenamiento a sus espaldas. Así, el primer cuarto acabó con el Cajasol vivo, todo un logro por el nerviosismo que trasmitía, y siete abajo en el marcador.

Pero ni Edney ni nadie parece capaz de resolver el continuo atasco en ataque. Como en otros partidos, el tiro de los hispalenses nunca era cómodo y casi siempre punteado por el rival, mientras que los locales encontraban cómodas posiciones desde el perímetro con los que mantenían la distancia en el marcador. ¿Por qué? Con más de la mitad de la primera vuelta transcurrida, lejos de mejorar el Cajasol va para atrás y sólo puntúa con ataques de guerra bajo la canasta. Imposible. Y si además se une la permisividad en defensa, donde Moss, Barnes y Opacak encontraban facilidades, es fácil entender que el Murcia ampliase la brecha a los 13 puntos (36-29) a dos minutos del final y con el júnior José Antonio Marco (19 añitos marca su DNI) tomando la dirección murciana.

Y en el otro lado, Rivero fue el cuarto base que Comas puso en juego -Ellis lo hizo de inicio-. Mil probaturas y nada, así que tocaba, como siempre, tirar de la casta, y de Savanovic. El serbio, que entró al inicio de este periodo, volvió a demostrar que es muy aprovechable y tomó la responsabilidad cuando peor pintaban las cosas. Tres triples (11 puntos en el segundo parcial) metieron al Caja en el choque (sólo cuatro abajo: 41-37). Gracias.

El problema es que cualquier reacción del equipo se diluye como una pastilla en el agua. El efecto dura lo que dura, unos minutos. Después se van las burbujas y se queda en nada. Eso es el Cajasol, una aspirina que cuando pierde su fuerza inicial pierde todo su impacto. Un parcial de 16-6, con una técnica a De Miguel y otra antideportivo, ridícula, a dos segundos del final de Edney, incluidas, terminó de abrir la brecha local al final de un tercer cuarto malísimo. Con Edney desbordado, queriendo demostrar más de lo que debe, con los jugadores haciendo la guerra por su cuenta, Ignerski desquiciado porque no le entraba nada, Triguero saliendo para jugar los dos últimos segundos… Todo fue para olvidar. Ahí se perdió el partido.

El equipo lucha, claro, no se le puede pedir otra cosa a unos profesionales, pero no sale nada. ¿Tan poco competitivo es el cuadro de Comas que entra en los últimos minutos perdiendo por 13 en Murcia? Pues sí, porque el último cuarto fue un paseo tranquilo de los de Hussein ante un Caja impotente. Derrota en Murcia, como en la 2006-2007, también con Comas en el banquillo. ¿Lo destituirán de nuevo o tendrán todavía algo de confianza para aguantar al domingo?

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