Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
La final parisina Alcaraz-Sinner, el suceso deportivo del año
Liga bbva
Mel ha confeccionado un nuevo Betis. Se ha adaptado a la materia prima que le han traído y que, en buena parte, él ha solicitado. Su equipo es más rápido, más vigoroso y como además adolece de falta de tablas, no ha dudado en cambiar sin titubear la forma de jugar. La diferencia más ostensible es que sus posesiones de balón han disminuido, pero el equipo no ofrece motivos para la preocupación. Con el madrileño como patrón, no sólo gana, sino que es bastante mejor de lo que aparenta. Y eso es una buena noticia, máxime cuando el Betis también arroja sensaciones de hallarse aún en rodaje pese a moverse por la zona alta y, parafraseando a un innombrable, tener la opción de sumar el miércoles cuando los demás no lo harán.
Porque el Betis que se vio ayer está más cercano al de la primera parte en San Mamés, sin aquella apabullante efectividad, que al de los dos partidos posteriores frente a Rayo y Valladolid. En eso sí se parece al del curso anterior, se enchufa mejor ante equipos de cierto pedigrí que frente a los que viven históricamente en el alambre. Con todo, echándola al suelo, en el Betis de Mel, siempre, suman más los pros que los contras. Y la principal razón es que, de un modo u otro, sabe ganar los partidos. Porque nadie negará que, en el último lustro, el Betis, con otros técnicos se ha hartado a empatar y hasta perder partidos con un guión similar al de ayer.
Verticalidad. Ésa es la virtud que el grupo trata de que aflore para decantar la balanza. La velocidad de sus extremos, además, lo aconseja y Mel, si cabe, trata de que su zaga dé un pasito más hacia adelante pero, sobre todo, de que las líneas estén arropadas. Rubén Pérez, quien, salvo cuando Verdú se metió de verdad a los medios, ofreció un curso de colocación, robo de balón y pase a la primera, carece de la chispa de Iriney y cubre menos campo que el amazonense. Sólo por ello, el Betis roba el balón más atrás y da la impresión, además, de que lo hace más por orden y colocación que por esa presión asfixiante que otrora iniciaba en campo contrario.
El contrapunto es Beñat. Cada día más listo para el robo de balón, más liviano de peso, más ágil de mente para el pase. En definitiva, más futbolista cada vez que pisa el césped con su acompasado trote. La pareja que forman es perfecta. Se compenetran, se entienden, se reparten siempre el espacio en defensa: uno al lado del otro, cuando antes iba Iriney más arriba en la presión. Un problema: menos Salva Sevilla han jugado todos los centrocampistas y ninguno de los dos tiene un relevo definido a la fecha.
Así, con ese orden que mana de la pizarra y al que habrá que acostumbrarse, con ese dibujo apretado que permite anular espacios al adversario y hallar siempre el pase rápido a los extremos, al Betis ya no le importa tanto que el rival incluso tenga más el balón. Y si encima lo tiene donde lo tuvo el Espanyol en la primera mitad... Las ocasiones van a ser suyas y, con la efectividad de Bilbao, al descanso ya se hubiese ido con el marcador muy de cara y el pleito casi resuelto para tratar de abrochar una goleada en contraataques más largos.
Pero ni Agra, ni Beñat, ni un Rubén Castro que aún pedalea con las ruedecitas pequeñas para no caerse son capaces de hacer buena la iniciativa bética. Ni la del juego ni la que había cobrado en el marcador con el temprano cabezazo de Paulao.
Pero el Betis, además, es un equipo listo. Pochettino pudo ganar la batalla en diez minutos. Metió a Verdú al medio y su equipo llegó, y hasta lanzó dos veces a los palos. Pero Mel reaccionó y metió a Nono, un centrocampista, en el sitio de Pozuelo, un delantero. El puertorrealeño no reaccionó, pero el equipo entendió el mensaje y se cerró mejor. Luego acentuó esa propuesta con Igiebor, aunque fuese por dar aire a Beñat. Y el Betis, aunque se mostraba incapaz de apuntillar a un Espanyol que ya se movía sin su elemento más agresivo, el expulsado Wakaso, apenas si sufrió una retahíla de balones colgados de los que dio buena cuenta la cabeza de Perquis, el relevo del gran damnificado por la fiera ghanesa, Paulao.
También te puede interesar
Lo último
6 Comentarios