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La confirmación de un líder

  • Nasri se ha erigido, en sólo mes y medio, en el constructor del fútbol de Sampaoli. Con dos goles en las dos últimas citas, centra el foco en el duelo por el liderato del domingo.

En pocas ocasiones un futbolista ha encajado tan bien en un nuevo equipo, y en un nuevo rol, como Nasri en el Sevilla. En apenas mes y medio, pues fue presentado el 1 de septiembre, en pleno parón, y debutó el 10, se ha erigido en el líder del equipo de Jorge Sampaoli. Es verdad que tiene la ayuda de un colectivo en el que hay calidad a espuertas, y que N'Zonzi es otro faro que le da cohesión a ese fútbol de posesión y manejo. Pero eso no es óbice para que Nasri dirija el caudal ofensivo con una omnipresencia palpable. En Zagreb, además, marcó un gol clave, el segundo en cuatro días tras el de Leganés. Ya lleva tres en total, lo que refuerza su trascendencia.

Su fichaje, producido el 30 de agosto con dos jornadas de Liga ya disputadas, levantó no pocas suspicacias. Que llegara como cedido, única fórmula en la que un club como el Sevilla puede afrontar la contratación de un futbolista de primerísimo nivel mundial como Nasri, ya fue motivo de reticencias, debido al cúmulo de préstamos. También se le recordaron sus desavenencias con Didier Deschamps en la selección francesa, su poco protagonismo en el último año de Manuel Pellegrini en el Manchester City, sus apariciones en la prensa por hechos extradeportivos... Incluso se dudó de que un futbolista de 29 años que ya había triunfado en la Premier no viniese de vuelta, sin entusiasmo ni ganas de meter el hombro en un club como el Sevilla. Pero Nasri empezó a callar bocas en su primera aparición con la camiseta del Sevilla. Ya ante Las Palmas se echó el equipo a sus espaldas, en esa posición de interior en la que parte desde bastantes metros más atrás que cuando actuaba como un veloz y desbordante mediapunta en el Arsenal o el Manchester City.

El paralelismo con Banega, por su papel en el juego del Sevilla, salió a la palestra desde el principio, si bien sólo los más avezados avanzaron esta realidad tras ver su desempeño frente a Las Palmas. Nasri no había llegado para ser ese atacante con electricidad en los últimos metros y gol, no. Nasri estaba en el Sevilla para tomar los galones del peso ofensivo del equipo. Ya nadie duda de que es el relevo natural de Banega, si bien hay diferencias notables entre uno y otro. Como también las había entre Banega y Rakitic.

El jugador francés ha recorrido el camino inverso en esa posición de creador y faro del equipo que ya tuvieron Rakitic y Banega, dos medios centro reconvertidos a mediapuntas. Pero, como sus predecesores en ese rol, Nasri ha asumido los galones del 10 y lo ha hecho incluso antes, nada más aterrizar en Nervión. Porque el francés ha adoptado el timón del Sevilla mucho antes que lo tomaron el suizocroata y el argentino. De hecho, Banega, con el que comparte Nasri el tremendo prejuicio con que fue recibido en Sevilla, tardó mucho más en hacerse insustituible, como es ahora el francés. Banega, por ejemplo, jugó sólo como suplente las cuatro primeras jornadas y no fue titular hasta la quinta. Su sitio lo tenía Denis Suárez. Y no marcó un gol hasta la decimotercera. Y Rakitic no terminó de consagrarse hasta la tercera temporada en el Sevilla, tras una irrupción estelar frustrada por una lesión.

La exhibición de juego de Nasri en Zagreb, ante un rival menor, es cierto, fue sintomática. Sólo él dio casi los mismos pases correctos que todo el Dinamo, 143 por 146. Y sólo falló 13. Apareció por toda la zona ancha y fue capaz de ponerse dos veces de gol, marcando con gran calidad técnica el del triunfo. Fue la confirmación de lo apuntado en Leganés, donde fue clave con el robo del 0-1 y encauzó el triunfo con el 0-2, antes del momentáneo empate.

Con sus dos goles en las dos últimas citas, que tienen un significado especial (primera victoria fuera en Liga tras 22 salidas y triunfo en Champions que encauza el pase a octavos de final), Nasri suma ya tres tantos en 7 partidos en los dos torneos. Sólo el de San Mamés fue infructuoso. Desde que llegó se hizo con el puesto de titular. Lo ha jugado todo excepto la media hora final ante el Alavés y los partidos de Turín y Éibar, en los que causó baja por una infección por una herida. Sampaoli ha visto en él el cohesionador del juego, el hombre que pide la pelota y enlaza las líneas, pero también el futbolista del último pase y la llegada al gol. Ya nadie duda del papel de Nasri, foco principal en esa cita estelar del domingo en la que el Sevilla se juega el liderato con el Atlético de Madrid.

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