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No daban la Copa, pero casi es un título (0-1)

  • El Sevilla se convierte en el primer conjunto que deja en la cuneta en una eliminatoria al Barcelona de Pep Guardiola, el mejor equipo de la historia. Los sevillistas sufrieron una agonía en la segunda mitad, pero se clasificaron

Objetivamente, el Sevilla sólo pasó anoche a los cuartos de final de la Copa del Rey, como el Celta, Osasuna, Racing, Deportivo y Getafe, y eso tampoco es algo digno de ser magnificado, pero lo que sucedió en el Sánchez-Pizjuán fue muchísimo más. El conjunto de Manuel Jiménez pasará a la historia como el primero que fue capaz de dejar en la cuneta al mejor equipo del mundo, al Barcelona de Pep Guardiola, Messi, Xavi, Iniesta, Daniel, Ibrahimovic, Piqué, Puyol y tantas y tantas estrellas de una constelación que ciega incluso si se llega a mirar hacia ella. Ese honor ya nadie podrá quitárselo a los sevillistas. Cierto que no era una de las cinco finales, que aún quedan vallas que sortear, la primera ante un Deportivo potentísimo; igual de verdad que no había una copa en juego, pero que levante la mano el sevillista que piense que no era muchísimo más difícil lo que consiguieron ayer sus futbolistas. Fue, sin duda y valiéndose del título de una cinta cinematográfica que hablaba de un penalti, el partido más largo del mundo.

Se pasa, pues, de lo objetivo a lo subjetivo, a lo que depende de la opinión de cada cual, y parece evidente que el Sevilla se acercó a la consecución de su sexto título por las dificultades que deparaba eliminar al mejor equipo de la historia en un match de 180 minutos, cuando existe mucho tiempo por delante para solventar los posibles errores iniciales. Y está claro que casi fue un milagro que fuera el Sevilla el clasificado en lugar del Barcelona, que Palop acumuló más méritos incluso para permanecer en el santoral que cierta noche en Donetsk o aquella otra en Glasgow, pero quién podía creer que iba a ser fácil, que Messi y compañía hincarían la rodilla sin tratar de demostrar sus habilidades en Nervión.

Por supuesto que fue así, que el Barcelona podía haber sido el rival del Deportivo la próxima semana, que las ocasiones delante de Palop fueron numerosas durante el segundo periodo, mas a ver quién es capaz de ponerle un solo pero al esfuerzo que tuvieron que realizar los catorce hombres que sacó Jiménez al terreno de juego. El Sevilla sobrevivió a semejante asedio, basado en el toque y no en colgar balones, gracias a las intervenciones de su guardameta, aunque conviene apresurarse a apuntar que para eso está Palop, para evitar que el rival marque un gol en su portería. Y a ello se dedicó el valenciano con la solvencia que siempre le ha caracterizado desde su llegada al Sevilla.

El conjunto sevillista, sin embargo, no se puso sobre el campo con un planteamiento temeroso. Al contrario, Jiménez, con lo poco que le queda en estos momentos, confeccionó una alineación valiente tanto en los peones como en el planteamiento. El Sevilla jugó con el mismo dibujo táctico con el que suele manejarse, es decir, el lógico guardameta, cuatro hombres atrás, dos centrocampistas tratando de equilibrar por el medio, dos extremos y un delantero. Falta un elemento, está claro, y ése fue Renato, quien partió como segundo delantero y después se dedicó a acudir a todos los sitios, no siempre con éxito, en los que surgía la primera llama del incendio que provocaba Iniesta por el lugar en el que éste decidiera moverse.

Además, los blanquirrojos acudieron a presionar muy arriba y obligaron al guardameta Pinto a convertirse en el hombre desde el que partía el fútbol azulgrana la mayoría de las veces. Loa, por tanto, a la valentía cuando tal vez con una ventaja en el marcador desde la ida todo hubiera conducido a una apuesta por acumular hombres atrás y tratar de cerrarle todos los espacios al Barcelona. Y el Sevilla consiguió su objetivo durante el primer periodo, concretamente hasta que tuvo aire en los pulmones de sus futbolistas y no comenzó a notarse que unos están reventados por tantos partidos seguidos y otros acaban de salir de una lesión y tampoco están en su mejor momento físico.

Hasta ese momento, que coincidió con los primeros minutos del segundo periodo, los blancos hasta llegaron a coquetear con el gol en algunas llegadas. La tuvo primero Romaric de cabeza en un saque de esquina, le llegó después a Negredo y, por último, a Jesús Navas en una acción que Clos Gómez anuló incomprensiblemente por un ligero toque de Negredo a Pinto cuando trataba de robarle el balón a éste fuera del área. El propio discurrir del encuentro demostró que el criterio del árbitro maño fue bien distinto en los forcejeos entre futbolistas de campo de los dos equipos. Pero Clos anuló el gol y el Sevilla tuvo que seguir corriendo detrás del balón para tratar de incomodar al menos al Barcelona.

El control, cierto, pertenecía a los visitantes, pero tampoco llegaban entonces a la portería de Palop con la sensación de poder hacer daño. Eso fue hasta el intermedio, después todo cambió. El Barcelona, con todas sus estrellas sobre el campo salvo los africanos, tocó con velocidad y al Sevilla le faltaba físico para llegar hasta la pelota. Encima los despejes eran cortos por la falta de fuerza y el sufrimiento se hizo agónico hasta que un mal rechace Romaric con todo a favor se le quedó en los pies a Xavi, quien sí ajustó su mirilla al poste de Palop.

Restaba aún media hora y la agonía se hizo insufrible para todo aquel que sintiera en sevillista, pero, por muy increíble que parezca después de ver las ocasiones de Messi y las paradas de Palop, el balón no volvería a atravesar la raya de portería sevillista. El mejor equipo de la historia cayó en Nervión, dónde si no, y el Sevilla tiene motivos para festejar este título. No hubo una copa por medio para premiar a este Sevilla, pero la alegría fue casi igual de grande. ¿O no?

Ficha técnica:

0 - Sevilla: Palop; Konko, Dragutinovic, Escudé, Fernando Navarro; Jesús Navas, Duscher (Lolo, m.56), Romaric (Cala, m.91+), Adriano (Capel, m.64); Renato y Negredo.

1 - Barcelona: Pinto; Daniel Alves (Pedro, m.83), Piqué, Puyol, Abidal; Xavi, S. Busquets, Iniesta; Messi, Ibrahimovic (Bojan, m.83) y Henry.

Gol: 0-1: m. 63, Xavi.

Árbitro: Carlos Clos Gómez (c.aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Duscher (m.50), Lolo (m.63) Navas (m.68), Messi (m.70), Henry (m.92+), Piqué (m.92+).

Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, correspondiente a la vuelta de octavos de final de la Copa del Rey, ante unos 35.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones, pese a las últimas lluvias.

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