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El derbi de los 'espléndidos'

  • El Betis-Sevilla deriva en un carrusel de regalos con Rakitic y Medel como protagonistas principales.

Será porque la Feria ya está ahí que el derbi sevillano se ha convertido en la tómbola de los regalos. Un Día de Reyes en pleno abril. De Adrián para Rakitic; del linier que vigilaba la línea de ataque del Sevilla en la primera mitad también para Rakitic: otro de Medel para Pabón; de Fazio a Jorge Molina con un penalti -sea o no- innecesario-; y de Medel de nuevo, en modo de regalazo para el beticismo y regalito para el sevillismo, autoexpulsándose. "Llegó la primavera con regalos para todos...", como decía la canción.

De todos ellos, el único que tenía motivos para recibir regalos era Rakitic. Cuando el miércoles se hacía pública la noticia de que el sevillista había contraído matrimonio con su novia -la sevillana que por ahora ha evitado que el croata emigre a otras tierras-, muchos pensarían que con el ajetreo de la celebración y la noche de bodas el jugador llegaría al derbi como poco mermado. Pero nadie cayó en que los presentes son también convidados fijos en los enlaces matrimoniales. Nadie excepto Adrián y uno de los asistentes de Del Cerro Grande, que le han obsequiado con dos regalos difíciles de encontrar en una lista de boda. El portero verdiblanco -reincidente en estas lides- se empeñó en ser el primero en felicitarle olvidándose de cubrir su palo en el primer tanto. Pero el linier no quiso ser menos y poco después obviaba un fuera de juego claro de Negredo que acabaría con el segundo tanto. El croata ya estaba despachado.

Y sería porque Medel vio la sonrisa de oreja a oreja de su compañero que el chileno se enterneció. No se explica si no la pelota de gol con que obsequió a un equipo y una afición que en ese momento hubieran firmado congelar el resultado hasta el final del encuentro con tal de no pasar por otra humillación como la de la primera vuelta. O peor aún, por ser en casa. Pero el primer regalo de Medel se convirtió en esperanza. Una esperanza que Fazio se empeñó en avivar nada más empezar la segunda mitad con una torpeza: se puso delante de Jorge Molina en el área al más puro estilo bloqueo de baloncesto cuando todavía no existía ni centro para provocar el penalti del 2-3.

Pero aún faltaba el presente más generoso de todos, el de Medel, que no contento con haberse agenciado una amarilla con una protesta en el penalti cayó en la trampa de Cañas -cómo ya le pasó con Cesc ante el Barcelona o Diego Costa en la semifinal de Copa con el Atlético- y dejó a su equipo con diez en otro partido de los señalados. La madre de los regalos para un beticismo que ahora ya no pensaba sólo en empatar, sino en colocar una muesca histórica en la historia de los derbis sevillanos. La cosa al final no fue así, pero por lo menos si pasará a la historia como el derbi de los espléndidos. Era 12 de abril, pero bien podía haber sido 6 de enero.

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