La Crónica

Cada día es más equipo (1-2)

  • El Betis reafirma su candidatura a Europa con un partido inteligente en el que pudo hasta golear Las decisiones de Mel, de nuevo claves.

Si algún piropo se le puede decir a un equipo es que el juego colectivo está por encima del individual, y éste es el que cada día más sirve para definir la temporada del Betis. Pepe Mel ha logrado cuajar un equipo en el significado más puro en que se pueda utilizar el término y no necesita habitualmente actuaciones estelares de sus futbolistas para conseguir lo que ya se ha convertido en una rutina lejos de Heliópolis: ganar.

El Betis es cada día más maduro. El Betis es cada día más práctico. El Betis es cada día más inteligente para aprovechar sus momentos en los partidos. El Betis es cada día más equipo. Y, encima, en su banquillo se sienta un entrenador que lo borda en casi cada decisión que toma, ya sea a la hora de una sustitución o de un simple cambio de banda o de perfil de los centrales. Mel es de esos entrenadores, al estilo de Luis Aragonés o Juande Ramos, que multiplica su buen trabajo semanal con una dirección de partido soberbia. Ayer, en La Romareda, el técnico de Hortaleza -buen aire debe respirarse en ese barrio capitalino- volvió a ejercer su magisterio y guiar a su equipo a la victoria.

El planteamiento fue claro desde el primer minuto. El Betis pobló el campo de centrocampistas para anular al Zaragoza, impedirle cualquier contra suelta e ir creciendo con los minutos. Y la primera media hora fue fiel testigo de ello, hasta que Salva Sevilla, con tres pérdidas consecutivas en diez minutos, acabó por meter a los maños en el área bética y al balón revoloteando con peligro y aviesas intenciones el área de Adrián.

Con todo, el Betis concede muy poco. También es fiable en eso. Y mientras, en la banda, Mel masticando el partido y puliendo cualquier detalle por nimio que pueda parecer. Porque cuando incluso daba la impresión de que el equipo podría irse seriamente castigado al descanso, una tarjeta amarilla que vio Amaya le sirvió para mudar a los centrales de perfil ya para siempre. Y el Betis mejoró. Y, acto seguido, puso a cada extremo en la vía de su pierna sólo unos minutos. Y Campbell se sacó de la chistera un pase que puso de gol a Rubén castro. Y Mel, con 0-1 al descanso, ya tuvo el partido donde quería.

Pero, claro, al que sabe la fortuna encima lo ayuda, al punto de que el primer cambio del partido, el de Jorge Molina por un Nosa que pudo haber visto la segunda amarilla, lo cubrió de gloria. El alcoyano, enseguida, falló un gol cantado y a la segunda cantó bingo. Esta acción, sin duda, acaba por definir a un entrenador y a un equipo. Si cabe la posibilidad de que la sustitución llegase inducida, no lo es menos que Mel, con un 0-1 y fuera de casa, dio entrada a un delantero centro por un centrocampista. Esa ambición, esa valentía, lógicamente, se contagió a los futbolistas, que se vieron obligados a ir en pos de la meta contraria hasta poder haber completado una goleada al contraataque.

Porque desde el 0-2, si se salva la aislada acción de Montañés en la que Beñat y Amaya, ambos con tarjeta, anduvieron algo tiernos, sólo existió el Betis. El Betis de Mel, un equipo que transmite una seguridad extrema en todo cuanto hace y que lee los partidos más diversos con una precisión y una veteranía que incluso extraña.

Porque el fútbol, en la igualdad existente hoy, son detalles. Y los hay incluso que pasan desapercibidos, como cuando el técnico envió a Pozuelo a calentar antes del descanso, posiblemente para darle entrada en el minuto 50 por un impreciso Salva Sevilla, y la gran puesta en escena del virgitano en la segunda parte varió la opinión del madrileño de forma drástica. Y es que fue Salva Sevilla, precisamente, la génesis de las contras más peligrosas. O cómo Mel cambió a Beñat, con tarjeta, por no meter la pierna en el 1-2...

En esa retahíla de pequeñas cosas bien paridas y ejecutadas por el equipo y por su técnico se halla el motivo de que el Betis viva en órbita, un Betis que despedirá la primera vuelta sin repetir alineación porque Nosa se va a África, que no echa de menos su banda izquierda titular, ni a Paulao, que parecía en los albores ligueros la reencarnación de Biosca... Un Betis que se acostará hoy, noche de Reyes, a dos puntos del Madrid. Con todo el derecho a soñar con lo que le dé la gana.

Siete minutos más tarde, Paco Montañés reavivaba la llama de la esperanza al hacer subir el 1-2 al marcador, en el primer disparo entre los tres palos de los locales, pero solo fue un espejismo porque en el tiempo restante el Zaragoza no creó ninguna ocasión para haber rescatado al menos un punto.

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