El fútbol no tiene memoria, como se encarga de recordar cada vez que puede José María del Nido, y el sevillismo, en su constante exigencia, es fiel a esta realidad. El Sevilla está atravesando un bache importante, tanto de juego como de resultados, siendo quizá lo primero lo que más preocupe. Pero no debe olvidarse que este equipo, esta plantilla, ha sacado carácter en más de una ocasión para replicar al más pesimista de los agoreros. No hay que irse muy lejos para recordar que muchos de esos exigentes aficionados veían imposible que aquel equipo que mostraba síntomas de cansancio y agotamiento entre enero y febrero pasados acabara siendo campeón de la Copa del Rey. Y el equipo se encargó de desdecir a todos los descreídos clasificándose además cuarto. Ahora, ante el duro mes de diciembre, llega el momento para que saque de nuevo ese carácter.

Desde el jueves 2 de diciembre hasta el día 22 el grupo que adiestra Gregorio Manzano afronta seis citas clave que pueden determinar el futuro en las tres competiciones: las visitas a PSG y Villarreal, el Almería y el Borussia en Nervión antes de ir al Santiago Bernabéu y el cierre con la ida copera en casa ante el Málaga, justo antes del parón navideño.

Después del doble traspié en casa ante Getafe y Mallorca, es lógico y natural que surjan a borbotones las dudas sobre la capacidad de respuesta del equipo, más aún cuando Manzano parece estar todavía buscando la solución para los males que han agujereado la confianza que se ganó con su fulgurante irrupción en el banquillo de Nervión. Ciertos vaivenes en la elección de los dos últimos equipos, de Renato y Cigarini a Zokora y Romaric, también han contribuido a alimentar esas dudas y de paso han generalizado la sensación de que la única solución está en el mercado. Pero, mientras llegan o no los solicitados refuerzos, es el momento de apelar a la personalidad.

La primera de las seis batallas que debe afrontar en estos 20 días el Sevilla se presenta bastante dura. El jueves llega la quinta jornada de la Liga Europa, en la que el conjunto de Manzano tiene en su mano la posiblidad de certificar su pase. Pero no será fácil, porque enfrente estará un París Saint-Germain que camina con paso firme en la Ligue 1, hasta el punto de que el domingo desperdició la ocasión de hacerse con el liderato al empatar en el campo del Olympique de Lyon después de ir ganando (2-2).

El PSG también acumula una buena trayectoria europea en el Parque de los Príncipes, donde no ha perdido en sus últimas doce comparecencias continentales. De hecho no lo hace desde la campaña 06-07, en la UEFA y ante el Hapoel (2-4). Además, el Sevilla intentará arrebatarle el liderato del Grupo J al PSG, lo que le certificaría la clasificación matemática, en un campo helado. Ayer, los hombres de Antoine Kombouare ya se ejercitaron sobre un césped nevado y para el jueves está previsto que nieve, con una temperatura de -8 grados a la hora del partido. Contra tanto frío, el club espera el calor de un millar de sevillistas, entre los que se desplazan y los residentes en Francia.

El partido promete intensidad bajo duras condiciones y puede ser llave para lo bueno y para lo malo. Si el Sevilla gana y se clasifica para los dieciseisavos de final de la Liga Europa, el subidón de moral será muy grande. Si no, tendrá que certificar el pase en casa empatando al menos con un Borussia que mete miedo. Los resultados y la imagen de estos partidos se entrecruzarán con los de la Liga y el de la Copa. Lo psicológico tendrá mucha influencia, así como el carácter de un equipo que ya demostró que lo tiene.