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Una entusiasta mimetización

  • El Sevilla se mete en el papel del juego directo del Eibar y sale ganador.

En el fútbol muchos entrenadores defienden de puertas hacia fuera que no cambian su estilo por las características del rival, pero todos, absolutamente todos, lo hacen. Malos entrenadores serían si no lo hicieran. Hasta Luis Enrique llegó a Nervión con el líder y sacó a Mathieu por Mascherano para contrarrestar el juego de Iborra en el área. El Sevilla de Emery es el mejor ejemplo de este mandamiento no desligable al fútbol. Si ante el Rayo jugó a atraerlo y buscarle las cosquillas atrás, a Ipurúa fue a mimetizarse con el rival, prepararse para su fútbol y reforzar aquello en lo que el Eibar podía hacerle daño. Sin embargo, el verdadero mérito del entrenador vasco es hacérselo creer a sus futbolistas, convencerlos de que ayer era lo mejor y conseguir que lo hicieran de manera entusiasta.

Defensa

No era casual la elección de las piezas. Emery optó por jugadores con acusada capacitación para lo que en fútbol se llama fuerza de lucha. Buen nivel de juego aéreo para los medios centro, por supuesto -los dos mejor dotados para la pelea de los balones colgados-, y también de los laterales, pues éstos acaban teniendo que pelear de cabeza en el área (en estrategia o en defensa en juego) con rivales que buscan peinar y propiciar la segunda jugada. Evidentemente, Coke y Fernando Navarro defienden mejor por alto que Figueiras y Tremoulinas y las jugadas que preveía Emery se dieron.

El Sevilla evitó lo que quería evitar hasta antes del descanso, cuando apenas concedió córners, faltas, centros desde las bandas y segundas jugadas. Sólo penetraciones incompletas en la banda de Coke por cierta permisividad defensiva de Reyes. Pero sí empezó a hacerlo en la fase inicial de la segunda mitad, producto en parte de una desconexión en el centro del campo al elegir esta vez un 4-4-2 puro con Aspas y Bacca. La salida de Gameiro (se vino algo atrás) primero y Denis Suárez y Banega después ayudaron a corregir en parte esta situación.

Ataque

El Sevilla se mimetizó tanto con el modelo de juego del adversario que simplificó su fútbol hasta equipararse a él en muchos momentos. Se pudo ver a Sergio Rico sacando al pelotazo arriba, algo inusual en un equipo que, con diferentes variantes, suele sacar siempre el balón jugado.

También lo hizo con el esquema de juego. Al salir con dos delanteros, el Sevilla redujo enormemente las líneas de pase, pues Iborra y Mbia tenían que pegarse a los centrales para defender el juego aéreo y sólo Reyes podía moverse entre líneas y buscar ese pase interior que tan bien sabe ejecutar. El problema fue que el utrerano se desconectó tras recibir un par de caricias y empezó a entrar en una fase de mala toma de decisiones. Aspas, además, no entendió el partido.

Virtudes

Lectura y actitud diez en un partido nada fácil ni agradable.

Talón de Aquiles

Esa desconexión entre líneas.

Uno por uno

Sergio Rico No hace partidos perfectos del todo, pero sí muy completos. Y sigue creciendo.

 

Coke Reyes lo ayudó muy poco y eran Iborra o Arribas quienes iban a socorrerlo. Buen recurso con la izquierda en el 0-1. 

 

Arribas Ese fútbol lo entiende bien y para él no era fácil volver al equipo desde su última actuación (nefasta) en Anoeta. 

 

Kolodziejczak El potente tren superior de Piovaccari le hacía difícil evitar la segunda jugada. 

 

Fernando Navarro Oficio en un hombre que nunca falla. 

 

Iborra Apagando fuegos por alto y por bajo también en la banda derecha. No era día de proyectarse arriba.

 

Mbia Salió para la pelea aérea y ahí cumplió. Por bajo, no tanto.

 

Reyes Un lujo de pase en el gol para cogerle asco al partido y aparecer en el momento justo.

 

Aleix Vidal Incombustible, imprescindible, insustituible...

 

Iago Aspas Malas decisiones.

 

Bacca Como una estrella: dos goles y una asistencia.

 

Gameiro Gran arrastre en el 1-3.

 

Denis Suárez Juntó líneas.

 

Banega Una pausa necesaria.

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