Si otros veranos el sevillismo vivía en vilo de lo que ocurriera en el mercado con Luis Fabiano, aunque sea en menor medida, en el presente el hombre que hace que los aficionados crucen los dedos por que no llegue una oferta irrechazable a la tercera planta del Ramón Sánchez-Pizjuán es Álvaro Negredo. El delantero internacional es hoy por hoy el mayor activo que tiene el Sevilla en su nómina de trabajadores, el jugador franquicia con el permiso de Kanoute, sobre todo porque el franco-malí no tiene ya físico para aguantar toda una temporada como primer delantero.

Pero el derecho de recompra que tiene el Real Madrid por el futbolista vallecano es una espada de Damocles que sigue estando ahí acechando al normal discurrir de la planificación del Sevilla. Hasta el día 15 el club de Concha Espina tiene opción de ejercer ese derecho de recompra por valor de 20 millones de euros, unas condiciones que, en contra de lo que se pueda pensar, no negoció en su día la ejecutiva nervionense, sino que se encontró con ellas y debía aceptarlas si quería tener al jugador en su plantilla, a la que llegó en el verano de 2009.

Para entender todo esto hay que retroceder hasta ese momento, ya bien entrado el mes de agosto, cuando el Sevilla, a pocos días del comienzo de la Liga, arrebata el fichaje del delantero a la entidad maña. El Zaragoza había cerrado el global del acuerdo con el Real Madrid y con el jugador, anunciándose la incorporación para las siguientes cinco temporadas el 16 de agosto, pero cuatro días más tarde, el 20, Negredo era confirmado oficialmente como futbolista del Sevilla para esas mismas cinco temporadas. ¿Qué pasó en ese intervalo? Pues que el Real Madrid le ofreció al Sevilla la posibilidad de igualar la oferta de 15 millones que había hecho el Zaragoza y aceptar todas las condiciones que se habían dispuesto en el acuerdo sin posibilidad material de renegociarlas, incluyendo precio, formas y plazos de pago, condiciones de recompra y fechas de ejecución. Ahí, como se destacó en su día, fue fundamental el deseo de Negredo de recalar en el Sevilla antes que en el Zaragoza, hecho que se han encargado de recordarle al delantero cada vez que ha visitado La Romareda.

Entre esas condiciones está la opción de recompra que el Real Madrid pactó con Agapito Iglesias, presidente de la entidad maña, por la que el jugador podría volver a vestir de blanco a cambio de 18 millones de euros tras el primer año y 20 tras el segundo -en el punto en el que nos encontramos-. El Real Madrid, a día de hoy, no tiene ninguna intención de hacer efectivo este derecho y, según ha podido conocer este diario de fuentes implicadas en la operación, el director general del club capitalino, José Ángel Sánchez, ha asegurado a la cúpula directiva sevillista que no va a mover un dedo por Negredo. Pero, claro, en el mundo del fútbol, afirmaciones así, aunque sean realizadas entre altos cargos de clubes que se supone que siguen un código ético en el que la palabra dada debe ser respetable, no tienen ningún valor cuando las opiniones cambian de un día para otro. Basta variar los objetivos en el mercado para que un entrenador pida a un futbolista como Negredo y por eso el Sevilla no va a respirar tranquilo hasta que pase el día 15. El protagonista ha dicho por activa y por pasiva que no está dispuesto a ser moneda de cambio y que no quiere ser parte de ninguna operación entre terceros (caso Agüero), en cuyo supuesto, además, el Sevilla cree que a los 20 millones pactados habría que sumar el 30% de la plusvalía de esa hipotética transacción.

Paralelamente, y de manera ajena a las condiciones pactadas, también existe el riesgo de que algún club inglés decida hacer una apuesta millonaria por Negredo y presente al Sevilla y al jugador una oferta irrechazable. En ese caso Del Nido y Monchi se verían obligados a ir al mercado a buscar un goleador de garantías.