¿A qué juegas, Betis? (1-0)

El Betis cuaja su peor partido de la temporada, frente a un rival mediocre al que no le creó ninguna ocasión de gol. Mel no pudo corregir con los cambios un planteamiento fallido.

¿A qué juegas, Betis? (1-0)
¿A qué juegas, Betis? (1-0)
Javier Mérida

04 de febrero 2012 - 19:52

El Betis se ha metido en problemas. Más allá de los resultados y de la clasificación, el equipo dio la sensación ante el Mallorca de haber perdido buena parte de sus señas de identidad, de ese catecismo que Pepe Mel supo inculcarle hace ya año y medio y que, por cuestiones tácticas, físicas o por alguna mala lectura de una derrota, como la acaecida hace una semana ante el Granada, parece haber perdido.

Es un poco jugar a adivino, pero quizá si el partido perpetrado ayer por el Betis hubiese sido uno de ésos que perdió en la mala racha que soltó al vencer al Valencia, Mel no sería hoy su entrenador. Amén de su carisma y buen hacer, al técnico madrileño lo salvó entonces que el equipo, pese a perder, siempre daba algo. En Santander, por ejemplo, acabó volcado sobre la portería racinguista y se hizo acreedor al empate; en Pamplona, su día más crítico en el banquillo, fue capaz de empatar, llegó a coquetear incluso con el triunfo y cayó en el alargue merced a un gol de falta en el que Casto tuvo menos responsabilidad que en el encajado ayer a pies de Chori Castro. Pero el partido de ayer del Betis no tuvo nada que ver con los dos anteriores, porque el equipo verdiblanco no jugó a nada. Nunca noventa minutos tan malos con Mel en el banquillo.

Nunca. Porque siempre hubo algo. Un tiempo, unos minutos, alguna ocasión de gol. Pero frente al Mallorca, un equipo en nada extraordinario y fundido a falta de veinte minutos, fue el conjunto vacío. Un desastre.

Si comenzó titubeando en defensa, una línea en la que Mel se atrevió a realizar dos cambios amén del obligado de Nacho, una vez se recompuso porque el rival apenas era ímpetu y los escarceos de Pereira, se vio que era incapaz de hacer nada coherente con el balón. Todo hacía indicar que la pareja que en el centro del campo formaban Cañas e Iriney iba a ser incapaz de crear fútbol y, más o menos, así fue. Pero es que posteriormente con Beñat y, más tarde, incluso con Salva Sevilla nada varió. El Betis, y no está demás repetirlo, no fue capaz en ningún momento de crearle un solo apuro a Calatayud, un portero que sustituía a Aouate y que podría haber sido presa de los nervios a la más mínima duda si su afición le hubiese recordado el fallo cometido días atrás en la Copa. Pero el cancerbero se fue con los guantes limpios.

Suele decirse que lo peor de algunas derrotas acaba siendo la digestión y algo de eso pudo ocurrir con la del Granada. Circunscribirlo todo a una mala primera parte, a haber salido el equipo sin actitud, puede haber sido letal para que se produjese ésta otra. Al Betis, por muchas razones, se le fue ese día el fútbol. Ayer se vio y urge que lo recupere cuanto antes. Porque frente al endeblito equipo de Caparrós no es que fuese menos en la pelea. Lo fue en el juego, por mucho que tuviese más el balón, sobre todo a raíz del gol encajado mediada la primera parte. ¡Faltaría más! ¡Como que el Mallorca ganando 1-0 le iba a discutir la posesión de la pelota! Pero no le sirvió de nada. El Betis fue un equipo plano, preñado de pases horizontales, con Pozuelo enredado detrás de Santa Cruz y con Rubén Castro agobiado en la banda. A los quince minutos ya se percibía y sólo tras la expulsión de Mario y la entrada de Salva Sevilla por el trianero jugó el canario en su sitio, junto a un Santa Cruz que firmó su peor partido de verdiblanco. Muchos minutos perdidos quizás.

Tácticamente, también es cierto, Mel retocó quizá demasiadas piezas. El dibujo en esta ocasión viró algo más hacia el 4-2-3-1 que a los otros que venía utilizando, en la defensa realizó de golpe tres cambios, Cañas e Iriney no se antoja como la mejor pareja en el centro del campo y Rubén y Pozuelo, como ha quedado escrito, podrían haber intercambiado sus posiciones o, cuando menos, haberse ido alternando y flexibilizando un poco más el sistema. Pero si realmente estos argumentos pueden explicar la derrota, se muestran incapaces para hacer lo propio con el partido. Principalmente porque los cambios no sirvieron para nada y porque ante un equipo como el Mallorca debe existir una capacidad de reacción a un gol temprano sea quienes sean los once futbolistas que se pongan la camiseta del Betis.

Quizá por todo ello de este partido haya que hablar en un futuro. Es una derrota gruesa, de las que escuecen y hacen daño. Mel ha demostrado capacidad más que sobrada para ser el entrenador del Betis y para sacarlo de apuros más gordos que éste en el que se ha metido aunque quizá no se muy fácil darse cuenta.

Porque al margen de la clasificación y de haberle dado vida de nuevo a un rival directo, es innegable que el Betis se ha caído. Cuando los diez partidos sin ganar tenía el equipo mejor que cara que tras el de ayer. Sólo asumiendo este panorama es posible levantarse. El equipo tiene mimbres: una plantilla aceptable para mantenerse y un buen entrenador. Por bien del Betis, que la digestión sea la correcta y no se quieran ver otras cosas.

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