Racing | betis · la crónica

Un minuto de ruina

  • Sin remate El Betis daba una buena imagen en cuanto a control del juego, pero Toño llegó al descanso sin intervenir Surrealista En el minuto que fue de la expulsión de Melli al tremendo error de Ricardo, el Betis se arruinó la tarde

Hay siglos en que uno no está para nada y minutos claves en la vida de cualquiera. Esto último es lo que le ocurrió al Betis en la tarde cántabra. Una desaplicación timorata de Arzu, una falta de Melli que Pérez Lasa interpreta como de último nombre, falta que bota Garay, Ricardo que no atrapa la pelota, ésta tropieza en Duscher y entra rodando en la portería. Un minuto transcurrió entre génesis y desenlace de un lance absurdo que iba a provocar un siniestro total en este Betis tan vulnerable. Luego agrandaron distancias Garay y Tchite, pero ya anecdóticamente, pues la historia se había consumado en ese fatídico minuto tercero de la segunda parte.

Por mucho que las cosas hayan cambiado para bien y que el drama se vea ahora de otra manera, infinitamente más atenuada la necesidad de ganar, el partido de Santander lo afronta el Betis con la sensación de que un éxito le permitirá vivir algo más tranquilo.

Pero las cosas no se presentan fáciles, pues en la capital montañesa se vive un ambiente febril como nunca en torno a su equipo, esa tropa del deseado Marcelino que está cuajando el mejor curso de su historia, al punto de que cuando toca a su inicio, el Racing ya no tiene a la mano meterse en territorio Champions, pero sí logra consolidar su quinta plaza en la tabla aunque vaya a ser con la connivencia de un Betis surrealista.

Se dilucida todo en una tarde típicamente norteña de viento, agua y frío. Tarde inhóspita que el Betis emboca con el que puede decirse que es ya su equipo habitual, el que ya se recita de corrido de Ricardo, Damià, Melli, Juanito, Fernando Vega, Arzu… Y al otro lado del campo, el Racing también con su mejor alineación. Juegan Toño bajo palos, retaguardia mediante Pinillos, Garay, César Navas y Ayoze, doble pivote con Duscher y Colsa, interlineado con Pablo Álvarez, Munitis y Jorge López para que sea el congoleño Tchite el referente más adelantado.

Y aparece un Betis con desparpajo que adelanta mucho las líneas y que controla la partida, pero no hay verticalidad y si el Racing espera en su campo, lo cierto es que parece más posible un gol local que visitante. Tchite remata mucho y, afortunadamente para Ricardo, mal, Colsa puede con Capi y Rivera con Duscher para que Pavone haga lo de cada domingo, romperse en inferioridad numérica y también posicional.

La buena imagen del Betis dura, más o menos, media hora. Se adueña el Racing del campo y del balón, surgen varias ocasiones de gol ante Ricardo y no tiene trabajo Toño. Y estamos en ésas cuando se produce una jugada que puede cambiar el rumbo del partido. Es un balón profundo de Capi, rompe Edu en posición legal, pero su autopase ante Toño le sale largo y se tira tras un mínimo contacto con el portero de los montañeses. Fue una ocasión muy clara en la que tendrá mucha influencia la rapidez de la cancha, luego cabeceará Pablo Álvarez para que el balón roce la madera y Fernando Vega sacará un balón en la raya. Se va al descanso sin que funcione el electrónico, pero puede el Betis darse con un canto en los dientes por ese primer final tan agradable.

Y se estaba lejos de pensar lo que iba a suceder. Marcelino ha dejado en camerinos a Pablo Álvarez en beneficio de Óscar Serrano, éste se ubica a babor y se traslada Jorge López a la diestra, su banda natural. Pero la tarde va a romperse cuando van sólo tres minutos de juego. Se juega horizontal y en corto en campo propio, el Racing presiona cada vez más intensamente, Arzu cede mal atrás y Melli se ve obligado a apagar el fuego derribando a Tchite. Pérez Lasa considera que el barbateño no tiene nadie detrás, pero la tragedia sólo ha hecho empezar, porque Ricardo regalará el gol tras la falta.

Total, que el Racing se adelanta en el marcador de forma ridícula y el Betis está con un hombre menos, por lo que no cabe la menor duda de que todo se ha consumado en ese tiempo. A partir de ahí se sucede el tiroteo sobre el portal de Ricardo, insegurísimo el portero bético, puede llegar una auténtica hecatombe, Garay se aprovecha de otra pifia del portugués y, con media hora por delante, Chaparro no puede hacer otra cosa que intentar evitar una goleada sangrante. Y lo hace metiendo a Juande en vez de Capi, y el Betis hasta cuenta con las ocasiones de gol que no tuvo cuando iba de igual a igual.

Y con El Sardinero convertido en una fiesta por el gran resultado agarrado y en vísperas de una semifinal de Copa, cotas inéditas en su historial, el Betis sigue dando buena imagen y hasta aprieta los dientes en busca de maquillar el resultado. Lo impide Toño a remates varios y complicados de una artillería que ya no está tan húmeda. Remates de Rivera, el mejor del Betis, de Mark González o Edu que bien pudieron llevar algo de justicia a un marcador demasiado cruel en número y, sobre todo, por la forma en que se generó. El Racing de Marcelino ya habita en el umbral de la Champions mientras que al Betis de Chaparro le queda eso que tanto repite su entrenador, sufrir hasta los últimos días.

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