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El misterio de las 215 bolsas de Eufemiano

Suena macabro, pero todo el mundo quiere ver la sangre en el juicio de la operación Puerto. En su contenido está la verdad de muchas cosas, pero las más de 200 bolsas de sangre que guardaba el médico Eufemiano Fuentes siguen siendo un misterio. En el Juzgado de lo penal número 21 de Madrid, la juez Julia Patricia Santamaría debe decidir si Fuentes y otros cuatro acusados cometieron delitos contra la salud pública. Sin embargo, fuera de la sala, el mundo espera principalmente conocer sus clientes y hasta dónde llegaban los tentáculos del gurú del dopaje.

La magistrada dejó claro que eso, a ella, no le interesa. Pero en sus manos está otorgar a las autoridades deportivas acceso a las bolsas de sangre que actualmente están bajo custodia judicial. Así lo ha solicitado, liderados por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), la mayor parte de las acusaciones particulares.

"Eso sigue su curso", aseguró uno de los abogados del proceso. "Pero la juez nos ha pedido también los estatutos de las organizaciones a las que representamos para tomar una decisión".

Una decisión que dará a conocer seguramente en la sentencia del proceso, que no se espera al menos hasta finales de marzo. Sólo entonces se abriría la puerta para resolver algunas de las incógnitas que rodean a las bolsas de la operación Puerto, que se llenaban con medio litro de sangre de "calidad", como se llama a la sangre rica en glóbulos rojos, y se reinfundían antes de una gran competición.

La principal duda es saber quién se esconde detrás de los alias o códigos numéricos con los que Fuentes y su socio, el hematólogo José Luis Merino Batres (exento del juicio por padecer alzhéimer), marcaban las etiquetas y ocultaban las identidades de sus clientes.

¿Son sólo ciclistas o, como admitió el propio Fuentes, hay otros deportistas? ¿Y si los hay, cuántos son? Muchos están ya constatados, como el número uno del alemán Jan Ullrich; el dos o Birillo del italiano Ivan Basso, el 20 o Bella del alemán Jörg Jaksche, el 11 del estadounidense Tyler Hamilton o el 18 del español Alejandro Valverde. Pero otros están aún por contrastar, como el 16 de Ángel Vicioso o el 26 de Luis León Sánchez, ciclistas aún en activo que niegan toda relación con el médico.

Lo mismo sucede con el número 9, Urco, que tiene dos bolsas en el laboratorio de Barcelona y que la Guardia Civil ligó con Marta Domínguez. Otro misterio que rodea a las bolsas es su número. Según el recuento que hicieron los investigadores tras las redadas de mayo de 2006 en los pisos de Fuentes y Merino Batres en Madrid, existen 215 bolsas (99 de plasma y 116 de sangre y hematíes). Sin embargo, según Jordi Segura, jefe del laboratorio de Barcelona donde fue enviada la sangre para su análisis y custodia, su institución recibió únicamente 173.

Las 42 restantes deberían seguir, por tanto, en el departamento de criminalística de la Guardia Civil en Madrid, algo que da pábulo a las teorías conspirativas que en el extranjero hablan del ocultamiento de pruebas por parte de las autoridades españolas. Quizá estén hemolizadas e inservibles. O quizá, como podría suceder con las bolsas que persigue la AMA, no revelen ningún secreto que no se conozca ya. Pero mientras, el misterio persiste.

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