El partido de los partidos

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El Betis afronta un duro examen ante el líder de la categoría, que medirá además el nivel de crédito de Velázquez La grada de Heliópolis, entre expectante y desconfiada con su equipo

Matilla salta unas vallas con Javier Martín, uno de los utilleros del equipo, muy pendiente del trabajo del quereño.
Matilla salta unas vallas con Javier Martín, uno de los utilleros del equipo, muy pendiente del trabajo del quereño.
Javier Mérida

12 de octubre 2014 - 05:02

Asoma el partido de los partidos. El Betis recibe este mediodía de nuevo al líder de la categoría, Las Palmas. Le ocurrió ya hace unas semanas en su visita al Girona en Montilivi y la semana pasada acudió a Zorrilla para medirse con un Valladolid que igualaba a los canarios en lo más alto de la tabla.

Si el primero de esos duelos lo sacó con una victoria balsámica, aun sin convencer del todo con su juego, en el segundo logró un punto de oro y continuó sin despejar las dudas que arroja el espeso fútbol que proponen los de Julio Velázquez. Entre ambas citas, un triunfo con peor juego aún ante el Mirandés y que sirve para situarnos en este duelo por todo lo alto ante el conjunto que dirige Paco Herrera.

Y es así porque Heliópolis no acaba de estar con los suyos. No es que la grada no anime, pero, lógicamente no acaba de perdonar tan ominoso descenso a varios de sus futbolistas ni el equipo, con su juego, es capaz de cambiar el ambiente de desconfianza existente en la grada que se torna en pitidos a la más mínima. El bético anda expectante y no le vale ni que gane su equipo, como ocurriera ante los mirandeses. Quiere, con razón, más. Bastante tiene con purgar penas cada dos semanas en una categoría como ésta para, encima, no disfrutar con el espectáculo que paga y salir malhumorado vomitorios abajo. Es lo que hay y, aunque Velázquez parece ya entenderlo, quien no lo entiende es el bético a él.

Con todo, el de hoy debe ser de esos partidos en los que el resultado esté por encima de cualquier cosa. Las Palmas amenaza con ser un rival directo por el ascenso y una victoria tendría un efecto clasificatorio importantísimo. Así que, por una vez, bien haría el aficionado en dejar los pitos para el minuto 90 y llevar en volandas a su equipo juegue como esté jugando.

Ha insistido Velázquez en su mensaje en la importancia que ha tenido para que su equipo se siente poderoso haber tabicado la portería en los dos últimos compromisos. Más que el 7 de 9 puntos logrados frente a Girona, Mirandés y Valladolid, no encajar goles ha sido, según el entrenador, lo que ha provocado que los futbolistas estén con la confianza por las nubes. Sin duda, la mejoría de Adán ha tenido mucho que ver en ello. Finiquitado el affaire con Kike Burgos, el guardameta mejoreño se ha asentado y rinde ya al nivel de la pasada temporada, cuando sus intervenciones evitaron un ridículo aún mayor del ya cosechado por el equipo. Perquis también ha elevado considerablemente el nivel y comienza a demostrar por qué se lo fichó. En los laterales, aunque hoy podría reaparecer Álex Martínez, sigue generando dudas el Betis.

Pero está obligado hoy a un esfuerzo extra para sumar otro partido más sin encajar. Las Palmas es el máximo goleador de la categoría, con una media de dos tantos por partido (14), y cuenta con Sergio Araujo, máximo anotador del campeonato y revelación del mismo. Además, sus extremos, Nauzet Alemán y el ex bético Momo, están en un buen momento y aseguran, cuando menos, pase y calidad.

Aunque Velázquez se decline finalmente por el 4-4-2 con Rennella como acompañante de Rubén Castro, no va a ir a un intercambio de golpes con los canarios. También cabe que Álex Martínez haga de extremo y Kadir, la mediapunta. Aunque ambos equipos son fuertes arriba, jugarán con paciencia, esperando dar el zarpazo. No se prevé un partido abierto y menos con la posibilidad cierta de que el terreno de juego presente un mal aspecto por las lluvias.

Nunca se sabe en fútbol, pero todo apunta a partido táctico, de máxima concentración, de evitar errores y malas pasadas si aparecen los charcos, de ir a muerte en cada balón... Un partido, en suma, de verdad, para hombres. Y un partido que puede cambiar la suerte del entrenador del Betis, mirado aún con reticencia por los suyos. Por supuesto, también puede hundirlo. Pero ningún bético piensa ahora en eso.

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