Han pasado varios meses desde que el Sevilla se desplazara hasta Bucarest en el último partido de la primera fase de la Liga de Campeones. Pero después del parón invernal el optimismo de José María del Nido Benavente respecto al futuro de su equipo en la competición no se ha visto mermado, sino todo lo contrario. Tanto que hasta tuvo ayer el lapsus de las dificultades que depara "este viaje a Moscú" antes de aceptar que en su subconsciente sí está esa final de la Liga de Campeones.

"Yo pienso en la final desde que nos clasificamos para la Liga de Campeones, no sé si me ha traicionado el subconsciente. Soñar es gratis y mientras más eliminatorias pasemos más difícil será, pero yo estoy convencido de que el Sevilla va a pasar a cuartos y a partir de ahí estaré convencido de que pasamos a semifinales y después a la final. Ésa es mi obligación y es mi manera de ser. Yo nunca pienso en perder a nada", manifestaba Del Nido cuando se le preguntó por el motivo de ese lapsus.

Pero no conviene subir la escalera de dos en dos escalones y sí ir paso a paso. Lo primero es el Fenerbahçe y el presidente sevillista es consciente de las dificultades y del método para seguir adelante. "En un partido de estas características en la Liga de Campeones marcar es prácticamente clave para la vuelta, pero en cualquier caso sabemos dónde vamos, sabemos lo que vamos a sufrir y el Sevilla está preparado para ello. El partido es peligrosísimo y ellos también serán conscientes de nuestro potencial".

¿Cómo ve Del Nido este cruce contra el campeón turco? "La eliminatoria está al cincuenta por ciento. Nosotros quizá tengamos más potencial que ellos, pero todos sabemos que jugar en Turquía y en el campo del Fenerbahçe va a ser dificilísimo por el ambiente irrespirable que nos vamos a encontrar y vamos a sufrir. Quizá eso compense y ponga al 50 por ciento la eliminatoria, pero el Sevilla va a Turquía a ganar, no a especular, a pasar la eliminatoria y sólo hay dos posibilidades: o pasamos o pasamos".

Ahí sale toda la contundencia del máximo mandatario sevillista antes de sacar pecho por sus vaticinios anteriores respecto al futuro de su equipo: "Parece que aquellos que confiamos en el equipo cuando estábamos en los puestos bajos de la tabla llevábamos razón y, efectivamente, estamos en un momento dulce de juego, de confianza. El equipo ha recuperado la tónica del pasado ejercicio deportivo y vuelve a ser el Sevilla goleador, el Sevilla fuerte, el Sevilla ambicioso, el Sevilla que va por los partidos desde el minuto uno y de ello dimos cuenta ya el pasado sábado".

El momento del lapsus anteriormente referido llegaba cuando se le preguntaba sobre la ventaja de jugar la vuelta en el Sánchez-Pizjuán. "La eliminatoria hay que afrontarla tal cual está y ha afrontado el bombo, hay que ir a jugar el partido a Moscú con el convencimiento de que vamos a sufrir mucho, de que vamos a tener una presión fuerte, que la afición lleva a ese equipo en volandas para hacerlo superior a lo que deportivamente indica. Todos esos elementos harán que tengamos un rival temible. Pero ellos van a tener al Sevilla enfrente y si yo estuviera en el pellejo del equipo turco estaría intranquilo".

¿La nieve y la posible reserva de futbolistas? "Ya jugamos una vez en San Petersburgo en esas condiciones y Daniel llegó a estar como delantero centro e hizo un partidazo, no sé si el mister lo colocará en esa posición. Yo creo que no reservará a nadie y espero y deseo que sea así, pero quien entrena al equipo y decide a las alineaciones es él y yo me suelo enterar cuando se las da al delegado.

Como punto final, Del Nido quiso echarle una mano a su entrenador, Manolo Jiménez, respecto a esas palabras que se le adjudican y que tan mal han sentado en Turquía: "Las declaraciones son inventadas, son falsas, no existen. Pero, en cualquier caso, el Sevilla no teme a ese tipo de ambiente, porque está acostumbrado a jugar finales con ese ambiente, semifinales, cuartos y en los dos últimos años, afortunadamente, han sido muchas y de muy variada índole las presiones que hemos recibido". Como siempre, es el resumen de un Sevilla tan seguro de su equipo como exigente con sus futbolistas.