Deportes

70 razones para renovar a Jiménez

  • El rigor defensivo y la solvencia como viajero impulsan a un equipo que superó las bajas y el relativo crédito del técnico

El pasado lunes, Del Nido expresó de modo muy gráfico lo que hoy es el Sevilla, sus trazas de aspirante: "La desgracia aquí es conseguir 59 puntos". Y el presidente sabe que con Manolo Jiménez al frente del vestuario, la respuesta a tamaña ambición está asegurada. Tres vueltas ha completado el equipo blanco con el arahalense en el banquillo y en todas superó con holgura los 30 puntos, justo lo que se le pide: 38 en la segunda vuelta de la Liga 07/08, 38 en la primera de la 08/09 y 32 en la recién acabada, para rematar el campeonato con 70 puntos que le meterán en el bombo de los cabezas de serie en la próxima Champions. Ahí es nada.

El dato objetivo está ahí: el Sevilla de Jiménez se mueve más cerca de los 70 puntos que de los 60, eso asegura Champions y da pie a la posibilidad de aspirar algún año a una Liga barata. Y esa fiabilidad ha puesto sobre la mesa el contrato de renovación del entrenador.

Pero bajo esa fiabilidad reposan aún las dudas, ese eterno debate que ha sacudido al proyecto aun con el equipo dueño de la tercera plaza durante toda la segunda vuelta. En la memoria de muchos sevillistas permanece fresco el juego vistoso que exhibió el Sevilla de Juande, sobre todo al abrigo de su público. Y ese sector de la masa social no ha tenido reparos en mostrar su disconformidad a quien lo quisiera escuchar, tanto en la grada como en los medios de comunicación o los cenáculos privados.

Ese agrio desencuentro de buena parte de la afición ha sido el mayor escollo que ha tenido que salvar Jiménez para llegar a su Arcadia feliz. Por el camino lo pasó realmente mal y su crédito se redujo casi a cero ante los consejeros tras varios momentos críticos, en los que no negoció bien ciertos partidos claves y cargó de razones a sus detractores: en diciembre, con la eliminación europea ante una Sampdoria inferior, dentro de un grupo de equipos inferiores, llegó el primer gran apuro; en febrero, con el 3-0 en San Mamés, a las puertas de la final de Copa, acometió otro momento muy delicado; y en el Tourmalet, con su equipo demasiado circunstancial ante el Barça (4-0) y la dolorosa derrota en Nervión ante el Madrid de Juande (2-4), pocos apostaban por su continuidad.

Pero el Sevilla ha tenido la misma raza que atesoraba el bravo de Jiménez en el lateral izquierdo, y ha reaccionado en los momentos más delicados hasta salirse con la suya. ¿Cómo? Ante todo con un sistema defensivo de pura roca al que le han venido de perlas Squillaci y Fernando Navarro. Al hacerse fuerte atrás, la pólvora de arriba impulsó al proyecto hasta la azotea de la tabla: no todos cuentan con tantos extremos de nivel -Jesús Navas, Adriano, Capel y la revelación, Perotti- más dos delanteros como Kanoute y Luis Fabiano. La solidez atrás y la pegada han tapado las dos grandes rémoras: la plaga de bajas y las carencias en el centro del campo, donde Romaric no ha terminado de cuajar y sólo Duscher ha hecho la raya.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios