Por el respeto a la camiseta

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La Liga Europa se convierte en un embrollo para un Betis casi en Segunda. Calderón anuncia cambios en el once para recibir a un Rubin Kazán con escaso rodaje.

N'Diaye, Juan Carlos, Braian, Leo Baptistao y Nacho se ejercitan ayer.
Samuel Silva

20 de febrero 2014 - 05:02

Al comienzo de la temporada, la Liga Europa se tomaba como un premio, como esa merecida recompensa al esfuerzo realizado la pasada temporada y que culminó con el regreso del Betis al continente siete años después. Ahora la situación aparece radicalmente distinta. Si ya Pepe Mel escuchó críticas por refrescar su once en Lyon, con el equipo prácticamente clasificado para esta ronda de la Liga Europa, ahora Gabriel Humberto Calderón encuentra en la competición europea un embrollo, ante el convulso ambiente en el que se ha metido un equipo que tiene pie y medio en Segunda.

Para empezar, la afición acudirá al estadio de uñas. Si ya en el entrenamiento del lunes mostraron su enfado con los jugadores, el consejo de administración tampoco se librará de las críticas, por más que ayer rectificase en su decisión de cobrar la entrada a los abonados. Las desacertadas decisiones que han ido tomando durante la temporada encontraron su punto culminante en esa pretensión de que el sufrido aficionado bético pasara una vez más por caja. La escasa demanda en las taquillas y la campaña iniciada desde diversos foros en los que se solicitó no acudir al estadio como medida de protesta obligaron al consejo a dar marcha atrás, por lo que las gradas del Benito Villamarín sí presentarán un aspecto más acorde a un encuentro europeo.

El siguiente punto para medir la presión ambiental corresponderá al once que plante Calderón sobre el césped. El bético, que demostró en Granada que nunca abandonará a su equipo por más escarnios que éste le cause, reclama, al menos, respeto a la camiseta cuando se salta al terreno de juego. Los minutos iniciales serán decisivos para que los jugadores demuestren que sí quieren competir, que las bochornosas actuaciones ligueras se quedan a un lado y que Europa, como ha venido ocurriendo desde el principio de la competición, representa una película diferente.

El entrenador verdiblanco, pese a todo, anunció ayer que realizará cambios en la alineación y que ofrecerá una oportunidad a algunos de los jugadores menos habituales, a la vez que ha venido ensayando con una defensa de cuatro. Si en la portería meditó colocar al joven Pedro, las molestias que éste ha arrastrado en los últimos días podrían dejar a Adán como titular; en la defensa, Juanfran, Perquis y Dídac parecen fijos, mientras que N'Diaye ha probado como acompañante del francés, aunque el hecho de que Amaya no pueda jugar ante el Athletic también lo convierte en alternativa; Reyes, Nosa Igiebor y Salva Sevilla apuntan al trío de centrocampistas; mientras que Leo Baptistao, Cedrick y Chuli ocuparían las posiciones más adelantadas, aunque Rubén Castro también se ha probado como delantero.

Con ese renovado once, Calderón pretende plantear oposición a un Rubin que llegará a Heliópolis falto de rodaje. El parón invernal habitual en el fútbol ruso provoca que el equipo dirigido ahora por Rinat Bilialetdinov dispute esta noche su primer encuentro oficial del año, ya que apenas ha sumado un puñado de amistosos antes de afrontar esta eliminatoria. Esta circunstancia y la regeneración que ha sufrido el Rubin en el mercado invernal, con la salida de tres de sus mejores jugadores -Natkho, Ryazantsev y Rondón-, provocan que el rendimiento del cuadro ruso sea una incógnita, por más que en la fase de grupos lograse una brillante clasificación.

El actual Rubin mantiene el oficio alcanzado en los últimos años, con jugadores como Ryzhikov, César Navas o Karadeniz que se mantienen de su época dorada, pero su rendimiento ofensivo se ha visto mermado con la salidas, y prácticamente su producción de juego queda en manos de Eremenko, Torbinski o el propio Karadeniz. Eso sí, en sus filas cuenta con un medio centro de cierre de lujo como el francés M'Vila, en la agenda de los grandes clubes europeos.

Con todo, la Liga Europa ha perdido la ilusión tanto para la plantilla como para el bético. Ni siquiera el posible cruce con el Sevilla en los octavos de final anima a un entorno más preocupado por el devenir de la entidad que de esa realidad que indica que el Betis sigue vivo en la competición continental, algo de lo que tampoco ha podido presumir demasiadas veces en su centenaria historia. El club verdiblanco, sus trece barras y esos aficionados que siempre acompañan a su equipo merecen respeto y a ese orgullo se apela para afrontar un duelo europeo que parece más un embrollo que otra cosa.

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