La del valverdeño Guti no es la primera muerte que se produce en un campo de fútbol onubense. Hace unos veinte años, a finales de los 80, otro futbolista onubense, Mesa, falleció en un terreno de juego de la capital onubense durante un partido de categoría provincial.

El propio presidente de la FAF, Eduardo Herrera, se refirió a este caso durante su presencia en el tanatorio onubense donde acudió para dar el pésame a la familia de Francisco Javier Herrezuelo.

Ya entonces la muerte de Mesa convulsionó al fútbol provincial, si bien ahora el caso producido en Valverde del Camino llega en un momento de gran sensibilidad social con este tipo de sucesos.

Sin duda, el antecedente que más recuerdan los aficionados es el de Antonio Puerta, jugador del Sevilla que falleció tras un colapso en el Sánchez Pizjuán durante el partido de la primera jornada de la temporada pasada.

La muerte de Puerta cayó como un auténtico mazazo en todo el balompié nacional, al producido en la Primera División, en la Liga dmás prestigiosa del mundo y ser retransmitida casi en directo a través de la televisión.

Una corriente de solidaridad nunca vista antes se produjo esos días de septiembre de 2007, en los que llegaron muestras de condolencia de todo el mundo hasta la vecina capital sevillana.

El caso de Puerta sensibilizó a la sociedad española y provocó un gran movimiento que reclama un mejor equipamiento de las instalaciones deportivas, en especial de las de fútbol, para responder con rapidez a posibles episodios de este tipo en el campo.

El de Antonio Puerta fue el último caso de los ocurridos entre los principales campeonatos del fútbol europeo, pero no el único. Antes, en 2003, el 26 de junio, el camerunés Vivien Foé falleció durante un partido de la Copa de Confederaciones disputado en el estadio Saint Denis de París.

Unos meses más tarde, en la Liga portuguesa, el jugador húngaro del Benfica Miklos Fehér también falleció el 25 de enero de 2004 durante un partido en el que se vivieron escenas muy dramáticas, y de la que aún se recuerda la imagen desconsolada del técnico español José Antonio Camacho en la banda.