Algún aficionado de los que vaya hoy a San Pablo habrá estado allí, seguramente, cuando el equipo participó en la Eurochallenge. A otros de los que pisen hoy el recinto polideportivo les sonará a chino ese extraño nombre de una competición, la tercera continental entonces, una especie de Intertoto interminable durante la misma campaña, por la que se pasó con más pena que gloria. Hubo partidos en los que apenas asistieron 200 espectadores y ésa es una tendencia que se quiere dejar atrás, definitivamente, de la mano del Betis.

Incluso Tabak recuerda algún partido de la Eurocup, cuando era asistente de Joan Plaza, en que se escuchaban más los gritos de los entrenadores que los de los aficionados desde la grada y eso es algo que espera cambiar con el "efecto Betis y la unión de los aficionados del pasado año y los de éste".

Lo cierto es que las impresiones son buenas, aunque el horario del estreno en casa hará que no sea hasta el encuentro contra el Zaragoza del domingo (12:30) de la semana que viene cuando pueda valorarse realmente ese efecto Betis. Eso sí, hoy ya se verá cierta pincelada, con la mezcla de aficionados, los antiguos que irán con sus bufandas y camisetas del Caja y los nuevos atraídos por el influjo bético. "Todos caben en San Pablo. Contra el Manresa es un partido muy importante. El primero en casa como Betis, pero también es el primero de la temporada en la que celebraremos el 30 aniversario de la entidad", apuntó el presidente, Fernando Moral.

El reto es alcanzar la regularidad de unos 4.000 asistentes de media en San Pablo, más allá de las promociones y el tirón de rivales como el Real Madrid, el Baskonia, el Barcelona o el Unicaja. Con una capacidad de unos 7.500 espectadores de aforo, con las curvas tapadas se alcanzaría la capacidad (sin la zona de las curvas) total en casi todos los encuentros, "algo que los jugadores notan durante los partidos", concluyó Nachbar.