Otro verano con el caso Chevantón

El uruguayo regresa tras su cesión en el Atalanta con la clara intención de no perdonar el último año de su altísimo contrato

Otro verano con el caso Chevantón
Otro verano con el caso Chevantón
J. Alba / Sevilla

16 de junio 2010 - 05:02

El Sevilla se enfrenta un verano más a un problema que por costumbre se ha instaurado como un clásico en esta época del año: buscarle acomodo a un futbolista pagado con sueldo de crack cuyo rendimiento ha sido fraude desde que aterrizó en Nervión hace ya varias temporadas. Ernesto Javier Chevantón, después de un breve paso por el Atalanta italiano en calidad de cedido, se encuentra de vacaciones de Uruguay con el 9 ó 10 de julio bien apuntado en su agenda, la fecha en la que tiene que estar en Sevilla para incorporarse a la pretemporada del primer equipo.

Chevantón, que hizo una excepción en el caso de su cesión al Atalanta con el único motivo de tratar de reengancharse al Mundial -aceptó las condiciones sólo unos días después de que Uruguay certificase su presencia en Sudáfrica-, sigue fiel a su idea de siempre desde que llegó a Sevilla, respetar su contrato y no rebajar pese a las peticiones de Del Nido y Monchi ni un solo euro de su desproporcionada ficha, una de las más altas de la plantilla. En concreto, Chevantón cobra en el Sevilla un sueldo de 2,2 millones de euros libres de impuestos, lo que está a la altura de los mejores pagados del equipo. Esta cantidad, además, carga cada año más al Sevilla por la llamada ley Beckham, que sube los impuestos de los futbolistas extranjeros.

Su agente, Daniel Delgado, tampoco ha puesto nunca facilidades al Sevilla pese a que Del Nido ha tenido a lo largo de estos años posibilidad de colocarlo en algún club (Benfica, Espanyol y varios en Italia). La política del grupo de Paco Casal con sus jugadores siempre fue apurar los contratos de los futbolistas firmados y el Sevilla ha sufrido en varias ocasiones este inmovilismo como norma general de sus actuaciones. En el caso del delantero, mucho más por el suculento contrato del que disfruta, que le anima a hacerse impermeable a los mensajes que le manda cada año el club con fichajes de goleadores con pedigrí y alto coste: Kone, Negredo...

En la actualidad, algún agente está tratando de mover el mercado para buscarle algo al jugador, aunque sin atreverse a compromisos serios porque el plácet tiene que darlo finalmente el grupo Casal. Pero al jugador se le acaba el crédito en el mercado, aunque ya ha demostrado que le da igual quedarse sin ficha mientras esté percibiendo las cantidades pactadas. Otra cosa es que el club, en un momento dado y con el visto bueno de los juristas, se atreviese a discutirle el pago por bajo rendimiento, como llegó a hacer en su día con Marcelo Otero o Fernando Sales.

En Italia también deja de tener predicamento, aunque el nombre del Lecce, club que le lanzó en Europa hace ya bastantes años con 19 goles en la Serie A, ha sonado últimamente como interesado. El caso es que el descenso del Atalanta casi hace inviable la posibilidad de que este equipo pensara en prorrogar la presencia de Chevantón en Bérgamo. Incluso es una utopía que el Sevilla tratara de incluirlo en la operación Guarente, próxima a cerrar Monchi con la entidad del sur de Italia.

El caso es que el uruguayo, que aunque marcó algunos goles el año pasado en el Atalanta nunca se hizo con un puesto de titular e incluso estuvo un tiempo parado por una lesión, amenaza con ser de nuevo un serio problema para el Sevilla. Poco equipos están dispuestos a hacerse cargo siquiera de la mitad de la ficha que su representante logró firmar en su día con el Sevilla ante el enfado de Juande Ramos, entonces entrenador del primer equipo.

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