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Esta vez salió cruz (1-2)

  • El Sevilla vuelve a regalar el primer tiempo y su vigorosa segunda parte no es suficiente para remontar a una Real Sociedad que leyó mejor el duelo para romper la formidable racha local sevillista.

El Sevilla perdió en Liga en su inexpugnable feudo más de seis meses después. Desde los estertores del verano todo habían sido alegrías caseras hasta que una primera parte pésima donde las haya no tuvo remedio en goles en la segunda y la Real Sociedad quebró una racha tremenda de casi veinte partidos sin perder como local en todas las competiciones, desde aquella noche de total inferioridad ante el Manchester City.

Regalando un gol y habiendo permitido el primero, la furibunda reacción del Sevilla no bastó y los cambios no dejaron de ser significativos. Emery apostó por alinear junto a Krychowiak y a Cristóforo y tuvo que cambiarlo todo sobre la marcha ante la falta de balones a Banega y las dificultades para jugar desde atrás. Cambió como un calcetín pero ni 25 minutos contra diez fueron suficientes siquiera para empatar.

Frío. Disperso. Previsible. El Sevilla que saltó a litigar por tres puntos contra la Real Sociedad, tan necesarios para seguir soñando con la Champions como para amarrar la Europa League, fue un caricato irreconocible que tardó 100 segundos en ir perdiendo un partido que difícilmente pareció de su agrado, y además se empeñó en ponerlo aún más difícil sin que su rival volviera a rematar siquiera, con un gol en propia puerta del reaparecido (e impreciso) Krychowiak digno de aquel esperpento con Monchi de portero y la Real como rival de la época más oscura de todas las oscuridades conocidas por el Sevilla.

La Real, con un planteamiento muy claro presionando arriba, sin delantero y ahogando el centro del campo, manejó el arranque con cierta comodidad, sin que Vitolo, y no digamos Reyes, pudieran encontrar el menor resquicio hacia un Gameiro aburrido que aun así rozó el 1-1 en un envío de Banega que apenas le dejó margen para ganar el mano a mano a Rulli.

Fue justo después de una triple ocasión sevillista producto de la creciente bronca de la grada y de la mínima elaboración local, muy condicionada por una pareja Krychowiak-Cristóforo muy adecuada para la resta pero menos para la suma, y no digamos si la Real no da respiro para sacar el balón de atrás y Banega está siempre a quince metros de distancia del balón.

Emery no esperó y al descanso Iborra sustituyó a Cristóforo. Banega se retrasó y el Sevilla fue mucho más reconocible, con el balón siempre (lógico por otra parte con un resultado tan favorable a la Real) y, ahora sí, con capacidad para desbordar.

En cualquier caso, este guión de un Sevilla al trantrán de salida y teniendo que remar se había visto ya demasiadas veces como para que todas salieran bien, por mucho que Gameiro recortara prontísimo tras la pausa en un penalti seguramente evitable de Bergara. Tan evitable como el entradón a Banega que le llevó al vestuario.

Ya entonces el Sevilla acumulaba ocasión tras otra, si bien cuando más pareció rozar el empate la velocidad de Gameiro en un error al saque de Rulli no fue suficiente ante Íñigo Martínez.

Vitolo, tras jugarse dos veces la expulsión, empezó a conectar con Banega y las paradas de Rulli, acompañadas de alguna salida francamente mejorable, hicieron el reto. Por arriba está visto que el Sevilla no da pero sí recibe, y la Real se encerró tanto que esa era la única opción viable, así que esta vez el cara o cruz o salió cara.

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