Andalucía sufrirá para recuperarse de la crisis

La comunidad tardará más en salir a flote que en 1993, cuando necesitó sólo un año para reactivar su PIB

Eli García Villalón / Sevilla

22 de marzo 2009 - 18:02

Andalucía lo tendrá más difícil que en la última gran crisis sufrida en 1993 para recuperarse del batacazo. Los expertos coinciden en que la actual recesión será más dura y larga que la de entonces. ¿Por qué? Además de por la propia envergadura de la crisis y su alcance mundial y multisectorial, porque la comunidad la afronta con armas muy diferentes a las de hace 16 años.

Y es que, por aquel entonces, contó con la inestimable ayuda de un aliado de excepción: la devaluación de la peseta. La política económica, que el Gobierno español aplicó en tres ocasiones entre el verano de 1992 y el de 1993 –la moneda se devaluó un 30%–, favoreció indiscutiblemente a Andalucía. “Se buscaba mejorar la competitividad y sus efectos se notaron de forma inmediata tanto en la balanza comercial como en los ingresos por turismo”, explica Joaquín Aurioles, profesor de Historia y Teoría Económica de la Universidad de Málaga.

En este contexto, la región, que había logrado consolidar actividades turísticas emergentes como el segmento rural, cultural o de golf, recibió el espaldarazo que necesitaba para impulsar su recuperación. Sin ir más lejos, las primeras señales de alivio se comenzaron a notar en el último trimestre de 1993, al igual que en el resto de España, y un año después del inicio de la crisis.

De esta manera, en términos de crecimiento económico, la fase aguda de la recesión había durado sólo cuatro trimestres, con caídas máximas del PIB del 3,7%. Sin embargo, en el capítulo del empleo las cosas tardaron más en cuajar. Se registraron cotas inauditas, con tasas de paro del 24% en el punto más álgido de la crisis, por lo que superar el bache llevó algo más de tiempo. Concretamente, 11 trimestres consecutivos, esto es, casi tres años, hasta que el paro no retornó a valores más moderados.

Volviendo al presente, lo cierto es que desde la recesión de 1993, España no había sufrido crecimientos tan raquíticos, aumentos del desempleo tan acusados y parones del consumo y la producción tan acelerados como los de ahora. Si bien hay que decir a su favor que el país se encuentra en el entorno del euro, hay más población activa y tiene unas entidades bancarias más solventes.

En este escenario, Andalucía cuenta con sus propias particularidades que la hacen menos fuerte para salir de esta crisis, desatada en verano de 2008, que de la de 1993. “La comunidad tiene un déficit estructural que no sabemos cómo resolverá”, señala Aurioles. Y es que, después de una década apoyada, como el resto de España, en la construcción y el consumo interno, “se encuentra cerrada al exterior, por lo que su capacidad competitiva es muy limitada”, añade.

En un mercado global, estas debilidades pueden implicar un serio lastre para recuperar el oxígeno tras un periodo de recesión. “A Andalucía le costará bastante salir de la crisis, vamos a sufrir más que en 1993” y, probablemente más que el resto de España, analiza el profesor de la Universidad de Málaga.

Tras el pinchazo inmobiliario y el estancamiento de la demanda, “a la región no le queda más remedio que afrontar dos retos fundamentales: recuperar el tono industrial y salir al exterior”, resume Aurioles. Además, hoy por hoy, el Gobierno no cuenta con armas como la devaluación de la moneda (al pertenecer a la zona euro), ni hay un motor de crecimiento como la construcción que tire del carro, ni se puede esperar mucho del consumo privado por el fuerte endeudamiento familiar. En definitiva, que la salida de la crisis, con toda probabilidad se demorará más de un año, a diferencia de lo que ocurriera en 1993.

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