Beltrán Pérez | Presidente de la Corporación Tecnológica de Andalucía

“El de CTA es un modelo afinado a imitar en el resto de España”

Beltrán Pérez, el pasado miércoles, en la sede de la Corporación Tecnológica de Andalucía, en Sevilla. Beltrán Pérez, el pasado miércoles, en la sede de la Corporación Tecnológica de Andalucía, en Sevilla.

Beltrán Pérez, el pasado miércoles, en la sede de la Corporación Tecnológica de Andalucía, en Sevilla. / Antonio Pizarro

Escrito por

· Alberto Grimaldi

Subdirector de Diario de Sevilla

En los últimos años de los 20 que ha vivido como concejal del Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez García (Sevilla, 1974) optó por que su dedicación fuese privada. En febrero pasado, a tres meses de cumplir el mandato en el que optó a la Alcaldía, renunció al acta para ser presidente de laCorporación Tecnológica de Andalucía (CTA).

–Acaba de cumplir cinco meses en el cargo. ¿Por qué cree que pensaron en usted y las empresas apostaron porque su perfil encajara en la presidencia de la CTA, que es distinto al que últimamente tenía el clúster?

–En mi caso, después de dos años en el ejercicio de mi profesión y habiendo visto siempre el crecimiento de las empresas como una oportunidad para la sociedad cuando estaba en el ámbito político, me apetecía mucho trabajar en una institución como la Corporación Tecnológica de Andalucía, que precisamente presta un servicio y responde a un fin social desde el sector empresarial, en colaboración con el sector privado. Para una estrategia de crecimiento, tanto en la cantidad de los incentivos a la promoción de la innovación en las empresas, como en la búsqueda de oportunidades para colaborar estrechamente con la administración autonómica en el desempeño de otras funciones y de captación de recursos para las empresas andaluzas, yo me veía capacitado para ofrecer ese ecosistema a la propia corporación tecnológica y reeditar la colaboración público-privada que tan buenos frutos dio en su momento a las empresas andaluzas, a través de la aportación de fondos privados por parte de las empresas, y también fondos públicos para aumentar esa capacidad de promoción de la innovación

–Usted mantiene su actividad privada de consultoría y la compatibiliza con la presidencia. ¿Tras ponerse al frente de la CTA, ha cambiado en algo su visión sobre la innovación y el momento que vive el sector empresarial andaluz?

–Sin duda alguna. Antes de asumir la presidencia de CTA, yo tenía claro que la innovación era fundamental para las empresas andaluzas si querían competir, crecer y desarrollarse. Después de cinco meses en la CTA, no es que considere que sea fundamental, es que es absolutamente necesario, imprescindible, apostar por la innovación para ese crecimiento, esa competitividad y esa generación de empleo que hay en torno a la innovación. Ese cambio de visión que pasa de lo que consideraba fundamental a estrictamente necesario me ha ayudado a abrir el foco y a ofrecer cada vez más esfuerzos a la sociedad y al empresariado andaluz desde una fundación como la Corporación Tecnológica de Andalucía. Y de hecho, hay sectores en los que si no hay innovación no van a avanzar, como la gestión del agua, las tecnologías de la información y la comunicación, la industria biomédica, las edificaciones y las nuevas formas y materiales para la construcción o, por ejemplo, para el desarrollo de inteligencia artificial o del sector aeroespacial y aeronáutico, tan importante en nuestra comunidad.

"La Junta acaba de firmar un protocolo con CTA para favorecer e incrementar la apuesta privada por el I+D+i"

–CTA tiene ya una trayectoria bastante larga y es probablemente uno de los mejores ejemplos en Andalucía de colaboración-público privada, ¿no?

– No solamente es el mejor ejemplo, sino que el modelo CTA es único en España. Y es único porque es complicado que haya una serie de empresas que se comprometan con su tierra, con su comunidad autónoma, y aporten cantidades importantes de recursos para favorecer la innovación. También es complicado que haya esa identidad de objetivos entre el sector privado y el sector público, que es lo que creo que ha conseguido la Corporación Tecnológica de Andalucía. Y luego estamos muy contentos porque el sector público, en este caso la Junta de Andalucía, está cada vez más implicada en ayudar a la CTA a cumplir sus fines de promoción y aceleración de la innovación. Y por supuesto, la Corporación Tecnológica de Andalucía está cada vez más comprometida con la Junta de Andalucía a ayudarle y facilitar los instrumentos de financiación, asesoramiento acompañamiento o generación de partenariados en los que la Junta también está comprometida. Acabamos de firmar con el consejero de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta, José Carlos Gómez Villamandos, un protocolo de colaboración para favorecer e incrementar el nivel de participación privada en la I+D+i de Andalucía mediante instrumentos que faciliten el desarrollo de proyectos empresariales y la transferencia de conocimiento a las empresas, especialmente a las pymes de base tecnológica. Somos un modelo bastante afinado, un modelo a imitar en el resto de España. Y lo es también por la capacidad de la gente que trabaja en la CTA.

–¿Y no cree que es singular porque, aparte de las aportaciones que hacen las empresas y los patronos, ha ido a lo largo del tiempo generando un catálogo de servicios que permite también autofinanciarse?

–Correcto. Esta fundación es un claro ejemplo de cómo los tiempos cambiantes, las dificultades y las nuevas necesidades van reconfigurando su propio modelo, siempre a instancias y por las necesidades derivadas de las empresas miembros. También, como usted dice, por la necesidad de obtener cada vez mayores recursos para la autofinanciación, en el gasto corriente, para no depender de subvenciones públicas para esos gastos de funcionamiento y aligerar en la medida de lo posible a las empresas del sector privado la dotación de recursos para cubrirlos. Evidentemente, uno de nuestros objetivos es crecer al máximo en el catálogo de servicios que ofrecemos a las empresas andaluzas, y también a las administraciones públicas, para hacer este modelo cada vez más sostenible y autosuficiente.

–Usted tiene un puesto no ejecutivo, porque la fundación tiene sus distintas direcciones, y que tampoco es remunerado. ¿Cuáles son sus funciones como presidente de la CTA?

–En primer lugar está representar a la a la fundación. Soy el responsable de la aprobación de cuentas anuales, presido los patronatos, los comités ejecutivos y otras cuestiones. Pero yo quiero agradecer al cuerpo directivo de la fundación que me permita implicarme en la gestión diaria de los asuntos e incluso participar en las decisiones y acompañarlas con líneas estratégicas de trabajo que estoy proponiéndole constantemente.

"Opté por mi carrera profesional privada, pero este cargo me permite mantener mi vocación por el servicio publico"

–CTA nació del impulso de lo público, pero aplica una gestión en la que las empresas se sienten muy cómodas, ¿es porque ese funcionamiento se basa en criterios absolutamente empresariales?

–Sí, la gestión de la CTA responde a lógicas empresariales. Evidentemente, como nace como un instrumento con clara vocación de colaboración público-privada, la relación con las administraciones –laJunta de Andalucía, el CDTI u otras administraciones– es básica y vital para nosotros. Por eso, entender el funcionamiento de esas administraciones públicas creo que es uno de los valores que estoy intentando aportar a la fundación actualmente. A entender a un gobierno como el actual, que tiene una apuesta histórica en Andalucía por la innovación. Creo que contribuye también a que CTA forme parte de ese elenco de administraciones y entidades que quieren construir un futuro mejor, partiendo de la innovación de la de las empresas. Como he dicho antes, es un ejemplo único en España. Pero sí quiero dejar claro que la gestión responde únicamente a dinámicas empresariales.

–Usted apostó por ejercer la actividad privada en un momento en el que siendo un cargo electo del Partido Popular hay muchas oportunidades. ¿Por qué?

–Yo decidí dar un paso por el desarrollo de mi carrera profesional en el sector privado. Esta fundación que fomenta la innovación me parecía absolutamente atractiva y es compatible con esos parámetros de actuación, al ser un cargo no remunerado, y me permite seguir con mi vocación por el servicio público.

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