Vicente Martín | Presidente de Grupo MAS
  • La apuesta de los fundadores por incorporar un protocolo familiar ha contribuido a que la empresa haya podido crecer hasta competir con los grandes del sector de la distribución

"Nunca hemos repartido beneficio, siempre apostamos por reinvertir"

Vicente Martín, presidente de Grupo MAS / Juan Carlos Vázquez

Escrito por

· Alberto Grimaldi

Subdirector de Diario de Sevilla

Recién culminado el 50 aniversario de la empresa, Vicente Martín (Mercadillo, Ávila, 1955) reflexiona sobre la marcha de la empresa y la economía andaluza en esta entrevista.

–¿Qué balance hace del año 2023 que ha tenido el hito del 50 aniversario de Grupo MAS?

–Para nosotros el 50 aniversario ha sido un año de muchas emociones, alegrías, vivencias para recordar. Entre ellas, la primera tienda que abrimos en el año 1973. Allí hicimos el primer acto para recordar cómo era España en esa época. Vestimos la tienda para recordar aquel primer equipo de siete personas que empezamos lo que hoy es el Grupo. Junto a esa alegría extraordinaria, hubo muchos sentimientos, muchos recuerdos, algunos indudablemente malos, porque nosotros perdimos en 2020, con la pandemia, a nuestro hermano Jerónimo, fundador conmigo en 1973. También hemos hecho varios actos que nos han llenado indudablemente de satisfacción, pues nos juntamos con todo nuestro ejército, las 4.000 personas con las que trabajamos, en el Estadio Olímpico. Nos juntamos con más de 500 proveedores también en un acto extraordinario. Inauguramos este centro logístico donde hoy estamos, que ha sido uno de los hitos importantes ha habido. Hemos llegado a los 4.000 empleos en el año del 50 aniversario, que era para nosotros un tema muy importante. Y ha habido otro hito también importante que es el acuerdo que hemos hecho con el Ayuntamiento de Sevilla para que un edificio emblemático de la ciudad, que además está protegido, sea sede de la Fundación y un centro de desarrollo para los ODS. Un centro abierto y de debate que está abierto a la sociedad civil, lógicamente para tratar cosas que podamos mejorar y desarrollar en esta querida Andalucía.

–Están en un sector en el que muchas empresas partieron, como ustedes hace 50 años, de una pequeña tienda que se fue expandiendo y que luego han desaparecido. ¿Cómo valora usted el hecho de que han llegado a constituir un grupo que es capaz de competir con los grandes de la distribución?

–Hay algunas cosas que son básicas. Una es la educación. Nosotros procedemos de una familia humilde de Castilla, de un pueblo pequeñito de la provincia de Ávila, Mercadillo. Y tuvimos la suerte de tener unos padres que, con muy pocos recursos económicos, fueron personas que nos transmitieron unos valores desde pequeños, básicos pero fundamentales: la honradez, el trabajo, el esfuerzo, la humildad, la generosidad... y el valor de tener siempre una ambición sana. Y eso es lo que nosotros hemos aplicado en la empresa desde que la fundamos en 1973. Nosotros siempre hemos trabajado con un sueño que era cambiar la historia de nuestra familia. Cuando vienes de una familia humilde como la nuestra y has tenido carencias, pues todas, –yo dejé a los 12 años de ir a la escuela porque tenía que ayudar en mi casa y tuve que guardar ovejas, vacas o cochinos porque había que ayudar en casa–, llegas a una gran ciudad como esta y descubres que hay otra sociedad, con universidades y hospitales. En la que la gente de tu edad está en la universidad y empiezas a pensar qué tengo que hacer yo para participar de esa sociedad. Nosotros lo que hicimos es crear la empresa muy jóvenes. Yo tenía 18 años. Y mi hermano Jerónimo tenía 20. Luego se incorporaron otros dos hermanos más pequeños. Eso a nosotros nos ha hecho diferentes. Y cuando verdaderamente tú tienes metida la austeridad en el cuerpo, y tienes esa ambición y ese compromiso de mejorar la tierra donde estás, creo que es lo que lo que nos ha llevado a estar hoy aquí, sin perder lógicamente el horizonte de que nosotros tenemos que competir con empresas que nos sacan 40 o 50 cuerpos, pero también con la responsabilidad de decir, oye, nosotros estamos en un territorio que es Andalucía y Extremadura, que lo conocemos tan bien como el mejor.

Vicente Martín, durante la entrevista. Vicente Martín, durante la entrevista.

Vicente Martín, durante la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

–Se lo preguntaba porque el destino de muchas de estas empresas con un origen similar a Hermanos Martín ha sido que lo compré un grupo, e incluso que a ese grupo luego lo compre otro más grande. Frente a esa realidad, ustedes han perseverado hasta lograr ser uno de los actores principales en las dos comunidades autónomas en las que operan.

–Soy muy respetuoso con las decisiones que toma cada empresa porque indudablemente es soberana. Nuestra ilusión no ha sido ser ricos o tener dinero. Nuestra ilusión ha sido crear una compañía que esté bien asentada y que naturalmente pase a las siguientes generaciones, porque nosotros nos hemos esforzado mucho. Por ejemplo, en el año 1980, cuando tenía 25 años, hicimos un protocolo familiar que luego lo llevamos a los estatutos de la compañía, donde decidimos separar lo que es la empresa de lo que es la familia. Yo daría la vida por cualquier miembro de mi familia, pero las empresas tienen que dirigirse de una determinada manera. Sentamos esas bases y también fijamos cómo se incorporarían nuestros hijos si un día quisieran trabajar en la compañía. Las empresas familiares tienen que sortear algunas trampas que, si no se hace bien, son mortales, que también pasa. Hay muchas empresas que ya se venden porque efectivamente no hay quien las continúe. Si tú quieres que esto siga adelante, tienes que vender las bondades de lo que es esta empresa, a quien son tus descendientes. Nosotros tenemos 16 hijos entre todos los hermanos y aquí trabajan ahora mismo, de momento, nada más tres. No porque nosotros no queramos, sino porque hay unas reglas para entrar y porque no para todo el mundo es su proyecto de vida.

"Tenemos ya una segunda generación muy formada que tiene mando en plaza en la compañía"

–¿Ya tienen entonces una segunda generación incorporada?

–Sí. Los miembros que se han incorporado a la segunda generación son gente con una energía extraordinaria, con una vocación de coger los valores que nos transmitieron nuestros padres y ahora nosotros a ellos. Son grandes defensores del trabajo, la austeridad, la humildad, de ser generosos, de tener esa ambición por seguir el proyecto. Eso hace que indudablemente veas que vale la pena. Andalucía necesita compromiso cuando muchas veces pedimos que los políticos tienen que hacer los deberes. Es verdad, pero los empresarios también lo tenemos que hacer. Y para hacer eso, las empresas tenemos que reinvertir los recursos que generamos en las propias empresas. Nosotros nunca hemos repartido beneficio en toda nuestra historia. Todo lo que hemos generado lo hemos reinvertido. Nuestros hijos son los que hoy mandan en la compañía. Mi sobrino Jerónimo es director general con mando en plaza en esta empresa. Vicente, que es el segundo que se ha incorporado, lleva la expansión, la división de San Tomás, el catering que tenemos. Otro sobrino que está incorporado, José Manuel, es el que dirige este centro logístico. Es gente documentada que trabaja contenta y que entiende que realmente les vale la pena, que trabajan aquí porque quieren.

–Volviendo al hito del centro logístico en el que estamos. ¿La pandemia fue clave ante el pico de demanda o era algo que ya estaban preparando?

–La decisión de construir este centro es mucho más profunda. Fundamentalmente por una necesidad de espacio. Aquí tenemos una parcela de 13 hectáreas. Tenemos construidos 46.000 metros, pero podemos llegar a construir hasta 90.000. Así que obedece al plan estratégico 2021-2012 que nosotros tenemos marcado. Nuestras instalaciones se habían quedado pequeñas y decidimos dar un paso para asegurar una logística adecuada y eficiente, ya no sólo para este plan estratégico, al que le quedan dos años , sino para el próximo, que irá hasta 2030. La pandemia indudablemente nos hizo tomar medidas para las que nosotros en ese momento logísticamente no estábamos preparados, porque hubo momentos que la demanda se multiplicó por tres o cuatro, porque había pánico. Abrimos todos los días nuestras tiendas y no faltó mercancía nunca, lógicamente, gracias al compromiso de muchas personas. No me cansaré de dar las gracias a agricultores, ganaderos, fabricantes, camioneros, a nuestras cajeras, nuestros reponedores, nuestros carniceros, que hicieron posible cuando todo el mundo estaba asustado y no sabíamos qué iba a pasar. Tuvimos que tomar medidas, como buscar otros almacenes alquilados, porque había que atender esa demanda.

"El nuevo centro logístico está pensado para poder atender nuestro crecimiento para varios años"

–El proyecto incluye que haya una integración en esta ubicación de Guillena, de prácticamente toda la empresa, también las oficinas centrales que de momento siguen en la isla y el centro de formación que tengan en Palomares, ¿no?

–Aún no hemos podido terminar el el bloque completo. Tenemos el centro logístico funcionando y las oficinas para darle servicio están aquí con suficiente espacio, pero los costes de construcción con la guerra de Ucrania se nos dispararon y decidimos mejor no parar la inversión en supermercados y dejar de hacer las oficinas en ese momento. Las vamos a hacer en segunda fase y espero que estén terminadas en 2024 para integrar en otro edificio la parte de oficina que nos queda en Dos Hermanas y el centro de formación que tenemos en Palomares. La formación es otro pulmón muy importante para tener esas personas preparadas para asegurar el crecimiento.

–El grupo hizo una apuesta por diversificar sus áreas de negocio. ¿Por qué no centrarse en la distribución, donde tienen éxito?

–Porque había oportunidades de negocio y las oportunidades hay que captarlas. Empezamos con una sola marca que es MAS, la M de Martín, la A de Andalucía y la S de supermercados. Y este es un modelo de negocio que funciona magníficamente bien, pero vino la crisis del 2008 y la sociedad demandó un modelo más económico. MAS es un modelo muy eficiente, pero está pensado y desarrollado para atender a un barrio que tiene una renta media-alta. En un barrio de renta media-baja nos tocan las palmas todos los días y nos dicen que somos magníficos, pero resulta que se van a comprar a la competencia porque la cesta de la compra que le ofrece es más económica. De ahí nace Cash Fresh, que es un modelo de negocio que tiene la misma calidad, pero tiene menos servicios, es más austero y lógicamente puede ofrecer una cesta de la compra más económica. Fue una evolución. Mokay responde a una demanda de la sociedad, porque en todas nuestras casas tenemos una mascota. Vimos una oportunidad y hay que aprovecharla. El área de la hostelería, pues igual. Abrimos la primera cafetería y los desayunos son una feria porque damos buena calidad, servicio y precio. Como eso funcionaba, pues en aquellos sitios donde nos permite el negocio, pues las tenemos. Y también creamos San Tomás, que es referencia en todos los sitios donde está. Nos metimos en el catering porque teníamos peticiones en las cafeterías, y también dimos el paso de dar ese servicio.

En las oficinas del nuevo centro logístico. En las oficinas del nuevo centro logístico.

En las oficinas del nuevo centro logístico. / Juan Carlos Vázquez

–¿Por qué nace Fundación MAS?

–La Fundación nace por lo que le explicaba de nuestros orígenes. Yo sé lo que es no poder ir a la universidad porque naces en una familia humilde. Yo nunca dejaré de dar las gracias a Andalucía, porque llegué aquí siendo un niño con 14 años y aquí me he formado como persona, me he casado, tengo mi familia y me he podido desarrollar profesionalmente y tener la empresa que hoy tenemos. Teníamos que contribuir también, lo teníamos meridianamente claro. Y la Fundación nace en 2009 en plena crisis. El equipo directivo, con razón, decía que ése no era el momento, pero el consejo tomó la decisión. Porque hacerlo tiene algún sentido de verdad cuando cuesta. Hicimos un gran esfuerzo al detraer recursos en ese momento.

"Nunca dejaré de darle las gracias a Andalucía y la Fundación nació para poder contribuir”"

–¿Ya sabían para qué hacerlo?

–Sí, los tres fines estuvieron fijados desde el inicio. El primer fin de la Fundación era formar personas, poner recursos para que no se pierdan oficios. Llevamos entregadas más de 1.200 becas. Es lo principal y a eso ponemos recursos. La segunda pata, al estar en el sector de la alimentación, pensamos en que el mayor coste que tiene la Sanidad es tratar las dolencias de la obesidad, y nos dedicamos a crear cultura de alimentación saludable. Y en tercer lugar, quisimos hacer labor social. Hacemos cada año un programa que llamamos 100.000 kilos de ilusión, alimentos que llegan a quien lo necesita de la mano de ayuntamientos, diputaciones o hermandades.

–Uno de los problemas de la economía española y de la andaluza es que hay mucha microempresa y los expertos señalan la necesidad de crecer en número de empresas y en tamaño. ¿Ustedes que han sido ejemplo de crecimiento, cómo cree que Andalucía puede mejorar eso?

–Pues mire, lo primero que creo es que Andalucía es mucha Andalucía. Yo no tuve la suerte de nacer aquí, pero me considero andaluz, y lo primero que tenemos que hacer es valorarnos más de lo que nos valoramos. Andalucía es una gran región y tiene grandes empresas. Es verdad que hacen falta más y es verdad que hace falta que esas pequeñas vayan creciendo. Pero Andalucía tiene empresas para sentirnos orgullosos en muchos, en muchos sectores. Tenemos empresas cooperativas como Covap, empresas como Migasa, como Acesur, como Iturri, como Insur, como Persán, como Cosentino, como Azvi, como Ayesa, como Mayoral... Y estas empresas son modelo y lo tenemos que decir los andaluces de verdad, pero no para dejar de trabajar. Sino para todo lo contrario. Tenemos que trabajar ahora para coger a nuestros jóvenes. Porque es un drama el paro juvenil que tenemos. Hay que acercarles la realidad de lo que es la economía a la universidad, para que verdaderamente esos jóvenes empiecen a ver que emprender es muy digno. ¿Y cómo hay que hacer eso? Pues entiendo que con los ejemplos de estas empresas: Osborne tiene 300 años, González Byass tiene 260 años y son nuestras empresas y las tenemos aquí cerquita. Primero poniéndolas de ejemplo, diciendo que es posible. Y teniendo un poco de paciencia. Porque aquí se exporta mucho. Aquí hay muchas empresas pequeñas que venden aceite en China, en Hong Kong, en América y de eso no se habla. Esa es la realidad. Hay que hacer empresas con más tamaño, sí, pero también hay que crear antes las hay que crear esa confianza. Y decir que es posible. Yo tengo todavía que levantar la voz en algunas comunidades porque se piensan que Andalucía es sólo Semana Santa y Feria. Pues nos lo tendremos que hacer mirar. A ver por qué no hablamos de compañías que están aquí, que le digan a Azvi lo que ha tenido que hacer para hacer las obras que ha hecho en Sudamérica o que le digan a Mayoral lo que hay que hacer o que le digan a Osborne lo que tiene que hacer para vender sus jamones o que le digan a Migasa, a Acesur o DCOOP qué es lo que hay que hacer para vender aceite. Esas empresas están ahí y forman parte de nuestro tejido.  

–¿Hay suficiente ayuda a la Administración para esa tarea? Hay mucho empresario que dice que la que la Junta ha cambiado esa filosofía hacia las empresas. ¿Lo comparte?

 –Lo comparto y me explico. A la Administración lo que hay que pedirle es que facilite los caminos para poder quitar burocracia. O sea que tú, cuando tengas un proyecto, puedas tener una administración que lo entienda, que te escuche y que te cree los canales para hacerlo. En Andalucía estamos en ese camino. No está todo hecho, pero estamos en el camino y ya es importante eso.  Es importante que esté en el camino y que se estén tomando decisiones de sacar adelante proyectos que quiten burocracia del medio. Pero hay que seguir. La Administración todavía es muy lenta, muy lenta. Y hay que hacer todavía reformas. Por ejemplo, no podemos seguir teniendo normas diferentes en Andalucía que en Extremadura. No podemos seguir teniendo que obtener de un ayuntamiento unos permisos y que esos permisos haya que refrendarlos con la Junta. Esto no tiene sentido. Una administración, la que sea, o la Junta o el Ayuntamiento, porque está duplicado. Dicho eso, al final aquí lo que hay que hacer es trabajar. Pensar en montar una empresa por las subvenciones no tiene sentido. Ni tiene sentido ni verdaderamente ése es el camino. Otra cosa distinta es que tengamos que sectores importantes, como ahora en Andalucía con energía renovable o el hidrógeno verde, pues naturalmente eso hay que favorecer que esos proyectos salgan adelante y si puntualmente necesitan apoyo para que salgan, dárselo. Pero apoyo porque hay un proyecto que verdaderamente es viable.  Y creo que las empresas que hemos comentado antes lo han demostrado y lo siguen demostrando. Hay que crecer con empresas rentables. 

–Andalucía tiene, como ha dicho, una oportunidad muy grande porque puede ofrecer un modelo de descarbonización mundial. ¿Confía en que eso ayude a que crezca el tejido empresarial, que vengan empresas que busquen ubicarse en Andalucía?

–Estoy convencido de que ahora mismo en Andalucía tenemos una oportunidad extraordinaria. Tenemos estabilidad. Andalucía hoy tiene un Ejecutivo que es ejemplo de gobiernos autonómicos. Y luego tenemos una región que tiene sol y viento. Andalucía crece, tenemos doscientos y pico mil habitantes más en los últimos años y una demanda de gente que quiere venir a vivir a Andalucía grande. Eso lo tenemos que aprovechar.

–Esa percepción de calidad de vida se acaba de poner en el último barómetro del Centra, en el que el 60% de los andaluces cree que se vive mejor en nuestra comunidad que en el resto de España.

–Vivir en Andalucía es una delicia. Ahora se dan las circunstancias de que, aparte que tenemos, como digo, sol, tenemos buen clima, tenemos una gastronomía extraordinaria, tenemos un buen gobierno y tenemos seguridad de que realmente cuando traes un proyecto pues tienes a alguien enfrente que está dispuesto a buscar los caminos para sacarlo adelante. Quizás no lo vamos a cambiar en un año, ni en dos, pero las bases están asentadas para que eso sea cierto. Dependerá de que seamos capaces, pues ahora mismo tenemos envites importantes. Defender que Andalucía no salga perjudicada con todo lo que está pasando es un deber. No solo entiendo político, es un deber de todos.

–¿También de la sociedad civil?

–Sí de la sociedad también. Una de las razones de hacer aquí el nuevo centro logístico es que por aquí está trazada la S-40, pero está sin hacer. Hay que decir que nosotros, hoy, estamos en inferioridad de condiciones que un catalán o que un vasco. ¿Por qué? Porque tenemos peores infraestructuras que ellos. Creo que es nuestra obligación luchar para apoyar. En este caso, ahora está el gobierno que está, pero vale también y cuando cambie. Hay cosas en las que nos va muchísimo a la sociedad.

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