El Fiscal

Velocidad

A unas horas estamos de que la cuaresma coja el paso de mudá y nos pongamos a ver los primeros nazarenos por los barrios. Todo se precipitará en un plisplás, adquirirá una velocidad de vértigo y la imposición de la ceniza nos parecerá un hecho más que pretérito. La cuaresma es tiempo de reflexión, pero qué difícil resulta eso de meditar en un mundo marcado por el ruido. Un veterano nazareno decía que en las horas que viste la túnica aprovecha para encontrarse consigo mismo. Describe la estación de penitencia como su único tiempo de soledad interior, el momento de hacer balance y plantearse el futuro. "Siempre que no salga corriendo". Que no falte el buen humor, tan aliado de la realidad.