El Fiscal

La gran bulla que viene

El paso de misterio de la Abnegación a su paso por la Plaza de la Alfalfa en la noche de ayer.

El paso de misterio de la Abnegación a su paso por la Plaza de la Alfalfa en la noche de ayer. / Álvaro Pastor (Sevilla)

La ciudad estaba al borde de un jubiloso estallido a la una del mediodía de ayer. Lleno absoluto, como se titulaba en la web del periódico que le toma el pulso a la calle con toda precisión. Y como se decía a esa hora en las redes sociales: "El que que no tenga reserva de mesa que no salga a comer". Parecía Domingo de Ramos, pero solo eran las vísperas del pregón. La luz, la clave era y es la luz. Siempre es la luz, principal fuente de energía del sevillano ortodoxo y del heterodoxo. Es como si de pronto se hubieran abierto las ventanas y se hubiera declarado concluso el tiempo de retiro. La luz es un don que tiene una ciudad que se mantiene recogida en el burladero del hogar en los días de frío, como un anciano tiende a refugiarse en su propia intimidad en el invierno de la vida. Todos fuera, todos a la calle, todos a ver y dejarse ver. Somos distintos tras las dos grandes crisis sufridas en menos de dos décadas. Ahora tenemos hasta ansiedad por buscar la luz, el aire libre, el asueto, la distensión. Qué más da la interpretación de las causas cuando se tiene delante la realidad de tabernas saturadas, plazas atestadas y una bulla delante de bares a la espera de una... procesión pirata. Los cortejos lo son porque el pueblo los hace suyos. Entonces dejan de ser piratas. Y habiendo luz, ganas de recuperar el tiempo, azahar en los naranjos, vida que vivir y horas que disfrutar... un paso de misterio a los sones de la Agrupación Virgen de los Reyes se presenta como una joya, una oportunidad, un pretexto o el fin mismo de todo. Y para el consumismo, sí, que de todo hay. Incluso se habla de una Semana Santa de Tik-Tok como hace dos décadas se refería la Semana Santa de kofrades con K.

No es que la pirata genere confusión, como ha alertado la autoridad eclesiástica en alguna ocasión en el legítimo y comprensible ejercicio de sus funciones, es que hay quienes tienen claro que la legalidad canónica va por un carril y la vida por otro. Solamente era sábado de pos-pandemia. Sábado de marzo en una ciudad lastrada por la sequía, su secular indolencia, el desprecio de una clase dirigente que sabe que la población en el fondo es inconformista... Nos echamos a la calle porque la luz es nuestra. La luz somos nosotros. En la luz de un sábado del final de la cuaresma nos reencontramos con nosotros mismos. La luz es la que manda en todo. Sí, por supuesto que entra en juego el anhelo de disfrute, cierto escapismo y hasta un punto de hedonismo. ¿Quién no se relaja con estos cielos, este brillo y tanta belleza natural? Esta circunstancia no la tienen en otros lugares, Ocurre en el Sur. En este trozo de Andalucía que es la Sevilla barroca. Las conocidas como piratas lo saben y ocupan su espacio. ¿Y cuál es? Todo el que le ofrece una nueva realidad a la que el centro histórico se les queda chico, pero que sí lo consideran como objetivo donde llegar y volver. Su espacio es el de las redes sociales por las que crecen de forma importante y por donde llegan a un público para el que no necesitan los días de Semana Santa. Ayer se vio más público en torno a la Abnegación de San Bernardo que con algunas cofradías que suman siglos. Todo el centro era de esta asociación, como en su día lo era el Viernes de Dolores para la cofradía del Carmen. 

Un sábado de vísperas de Domingo de Pasión se han visto dos cosas claras. Viene una gran bulla en un contexto de vivir en la calle, de excesos y de no mirar el mañana. Y hay una Semana Santa alternativa, no excluyente, que crece en torno al fin de semana previo a la que, a falta de respaldo de la jerarquía eclesiástica, está a minutos de tener el aval de políticos deseosos de respaldo popular. Una gran masa como la que se vio ayer siempre tiene pretendientes. La Semana Santa de las redes sociales es un éxito, tiene sus cortejos, sus miles de seguidores y sus calles llenas de público.