Maia Román | Presidenta de la Confederación Española de la Abogacía Joven

"También hay que visibilizar la desigualdad de la juventud"

Maia Román. Maia Román.

Maia Román. / M. G.

Escrito por

· Juan de la Huerga

periodista

Madrileña nacida en Bilbao, Maia Román (1984) preside desde junio de 2019 la Confederación Española de la Abogacía Joven (CEAJ), donde defiende los intereses de los letrados novatos, cuyos hándicaps, tanto para colegiarse como para acceder al mundo laboral, superan con creces las dificultades de antaño. En septiembre le concedieron el Premio Women Business & Justice, que distingue el talento y el liderazgo femenino en el ámbito de la Justicia y el negocio.

–Sorpréndame: no estudió Derecho por sus padres.

–No, a mi padre le di una gran sorpresa y le hizo mucha ilusión porque él es abogado. No era una vocación desde pequeña, en Bachillerato lo decidí y luego la carrera me enamoró.

–¿Quería ser Ally McBeal?

–Por mi padre sabía que no todo es como en Ally McBeal. Sí tenía claro es que quería ejercer como abogada.

–Por ser joven se libró en el colegio de que la llamaran abeja Maya.

–No me libré, me la cantaron mucho. Ahora mi nombre me encanta, pero de pequeña fue un poco cruz.

–Preside, con 37 años, la Confederación Española de la Abogacía Joven. Oiga, con 35 ya se puede participar en competiciones deportivas de veteranos...

–Ya, pero la carrera igual la terminas con 25, pero luego hay un máster obligatorio de cerca de dos años y después un examen nacional. Y hasta que no eres apto, no te puedes colegiar. Cuesta muchísimo tiempo ser abogado. Y hay una precariedad laboral absoluta. Antes, con 30 años tenías un despacho y eras padre. Ahora tristemente eres becario en muchas ocasiones. Aparte, puedes empezar la carrera con 40 y colegiarte con 46 y sigues siendo abogado joven.

–¿Qué ven sus colegas en usted para que la elijan presidenta de la Confederación Española de la Abogacía Joven (CEAJ)?

–La implicación. Siempre organizo actos con los abogados jóvenes, comidas, torneos de pádel… Tiro del carro y movilizo para que se unan porque es una profesión muy individualista, cada uno va a su despacho, tenemos mucho jaleo, estrés... Siempre he intentado unir.

–¿Qué problemas concretos tienen los jóvenes que no tengan los talluditos?

–La precariedad laboral, es muy difícil abrirte hueco. Antes no era así. El low cost también nos ha afectado. Antes era impensable el abuso de los becarios o contratos como falsos autónomos por dos duros. Llegar a la profesión hoy es un hándicap y muchos lo van dejando por el camino.

–¡También hay un Día del Abogado Joven, el próximo 31 de octubre! Hay días para todo...

–Es muy necesario porque se habla mucho de la desigualdad de género, pero muy poco de la desigualdad de la juventud, una barrera igual o peor en muchas ocasiones y más aún si eres mujer joven. Es importante visibilizar nuestro día.

–El refranero no es nada amable: "Abogado, juez y doctor, cuanto más lejos, mejor" o "¿De qué viven los abogados? De los tercos y los porfiados".

–Son falsas creencias, el abogado no está sólo para cuando hay un problema. En España hay poca cultura de recurrir a un abogado de forma preventiva. Si vas a meterte en un negocio, en un contrato o incluso casarte, lo suyo sería ir a uno para consultar qué es mejor. Sin embargo, la gente va cuando ya tiene el problema y sale peor y mucho más caro.

–¿Qué diferencia un cuervo de un abogado? Uno es traicionero y te saca los ojos si puede, y el otro es... un simpático pajarito negro.

–No es así. No estamos para sacar los ojos sino para ayudar y para que otros no le saquen los ojos a la gente.

"Los abogados no estamos para sacar los ojos sino para que otros no se los saquen a la gente"

–No negará que tienen su puntito de teatralidad, de interpretación...

–Cuando defiendes algo en lo que crees, lo sientes y vas con ello hasta el final. Más que actoral es que de verdad estamos metidos en el caso por credibilidad porque lo sientes tuyo.

–¿Cuántas charlas ha tenido en el Metro y en el autobús del bloqueo del CGPJ?

–Muchísimas.

–¿En serio o es ironía?

–En serio. Igual en el Metro y en el autobús no porque la Justicia está muy alejada de los ciudadanos. Cuando alguien toca la sanidad, sale a la calle la Marea Blanca; si tocan la educación, sale la Marea Verde; tocan la Justicia y casi nos cuesta salir a los abogados. Hay mucha desafección y la Justicia afecta a nuestro día a día. Pero en círculos jurídicos sí se habla del bloqueo.

–¿Cuál es el tópico más falso sobre abogados?

–Uno de los típicos es que ir a un abogado es carísimo, de ricos. O también hay muchos de películas de EEUU, donde el abogado está en un rascacielos, con un gran despacho y un ventanal, y que parece que sólo se lo pueden permitir grandes empresarios o ricos. Y es una gran mentira. Un abogado está al alcance de cualquiera.

–¿Lo más extraño que le ha pasado en un juicio?

–He defendido a un chico con esquizofrenia y otras patologías y había días que creía que era la Virgen María, otros el Espíritu Santo... Lidiar con enfermos mentales es complicado.

–De Perry Mason a Better Call Saul... Similitudes y diferencias entre las series de abogados y la vida real.

–Hay muchas más diferencias. En las series americanas, los abogados hacen incluso de investigadores, aquí en España esto no es así, no hacemos de detectives. Allí ellos se levantan, andan por la sala y aquí estamos sentaditos. No tiene mucho que ver, primero porque el sistema no es el mismo y segundo porque en las serie o películas todo se exagera y se da un toque teatral.

–Si usted no permitiría que el barbero le sacase una muela, ¿por qué hay que admitir que nos juzguen señores de la calle en vez de jueces? ¡Prefiero el Derecho Romano al del Salvaje Oeste!

–Completamente de acuerdo. De hecho, para ser parte de un jurado se eliminan a las personas que incluso tienen algún tipo de conocimiento jurídico. Con Primero de Derecho ya no puedes ser miembro de un jurado. Que gente que no entiende de Derecho pueda juzgar no me parece nada justo. Es mucho más fácil que se contaminen con los juicios paralelos o mediáticos porque al final no saben de qué va esto. Si el sistema jurídico tiene algo de avanzado, es que aquí no vale el ojo por ojo. Hay que estudiar qué ha pasado y si encaja en algún tipo jurídico, y un jurado no está preparado para juzgar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios