IGNACIO FORNÉS | MÚSICO

Nach: "La ignorancia pone a cada uno en su sitio"

El artista Ignacio Fornés Olmo, más conocido como Nach.

El artista Ignacio Fornés Olmo, más conocido como Nach. / M. G.

Ignacio Fornés (Albacete, 1974) se ha criado en Alicante, en el barrio de San Blás, donde creció y se curtió como rapero. Nach fue uno de los primeros músicos que puso este género en el mapa nacional, cuando era un estilo que apenas llenaba salas y, mucho menos, estaba en el ojo de los sellos discográficos. Para muchos es un referente que abrió las puertas a los que vinieron después. Para otros, es un artista al que le falta calle. Lo cierto es que, tras una carrera que roza los 30 años, pocas explicaciones tiene que dar, pocos temas le quedan por abordar y pocos escenarios a los que subir por primera vez.

-Lleva más de 20 años en la industria y fue uno de los primeros artistas que puso el rap en la escena nacional. ¿Qué ha cambiado en el género a lo largo de este tiempo?

-Muchas cosas. Ten en cuenta que cuando empecé, la información que teníamos era bastante escasa y nos llegaba por los medios que nos íbamos buscando. Antes era todo más paciente, porque esperábamos a los discos para mostrar todo el material recogido durante tres años y hoy tienes que sacar constantemente cosas, además lo de los álbumes no se lleva. La actitud también ha cambiado, porque antes éramos más cerrados en cuanto a la manera de funcionar, no queríamos que nadie de fuera tocara algo que se llamaba hip-hop y pensábamos que mucha gente no iba a saber lo qué significaba. Ahora los géneros están más mezclados. Antes el mensaje era más sagrado y actualmente las temáticas y la manera en que se expresan los artistas del género urbano es menos densa y se acerca más al pop.

-Precisamente hablando del mensaje. ¿Cree que aún continúa la estela reivindicativa que ha caracterizado siempre a este estilo o se está difuminando?

-Se está difuminando, porque los jóvenes tienen algo que contar relacionado con su vida y no va tanto por el camino de la protesta. Vivimos en una sociedad en la que, dentro de la inmediatez, el parar a reflexionar sobre ciertas cosas requiere mucho esfuerzo. Los jóvenes intentan mostrar un mensaje de carpe diem y de situaciones menos profundas, porque a lo mejor es lo que están viviendo. También es cierto que, al haber tantos artistas y un océano tan grande de estilos, también hay espacio para la reivindicación. Sí que veo que la música basada en esa denuncia tenía un poder y una escucha más clara por parte del oyente. No es ni bueno ni malo, ahora se reivindica en otros canales como las redes sociales.

-¿Qué pasó entre 2018 que sacó su último álbum, 'Almanauta', y 2023?

-Ha pasado una pandemia, diferentes cuestiones mías vitales y mentales. También quise reestructurarme a nivel profesional en Alicante. Tener un equipo cerca con el que funcionar. Esto no se hace de la noche a la mañana. No he estado parado. He sacado seis singles a lo largo de estos dos años y colaboraciones. No tengo la necesidad de estar en el candelero y necesitaba mi tiempo para saber qué quería contar y cómo hacerlo. Si la gente se olvida un poquito más de mí porque ha pasado este tiempo, pues lo siento mucho. No puedo forzar la máquina ni intentar hacer cosas a medias.

-Desde Efectos vocales hasta 'Manifiesto', pasando por 'Un día en suburbia'. ¿Cómo lleva lo de interpretar estos temas después de tantos años?

-Cuando canto una de estas canciones más clásicas y el público me acompaña, recibo una energía que hace que la cosa cambie. Es cierto que en los ensayos sí que me cuesta un poquito más, porque rapeo a la pared y me lo se de memoria. En el escenario me vengo arriba y disfruto mucho.

-Los 10 minutos de 'Manifiesto' no son fáciles.

-La acorto un poco, porque si hago los 10 minutos en un concierto, tanto el público como yo caeríamos extenuados. En un espectáculo intento hacer un directo dinámico, con cambios, sorpresas y contar una historia. 

-¿Qué piensa de los nuevos raperos que critican a los clásicos?

-Nosotros hemos sentado las bases de lo que está sucediendo ahora. Lo que más me llega son jóvenes que hacen rap, porque nos escucharon a nosotros cuando eran pequeños. Hay otro tipo de gente que se viene arriba, porque tiene un poquito de repercusión y quieren que esas nuevas tendencias sean las que manden, porque son las suyas. Lo que buscan es hacer desaparecer todo lo que no se les parezca y eso es bastante ignorante. Pero bueno, la ignorancia pone a cada uno en su sitio, llevo casi tres décadas en esto y se que los que respetan la música, el arte y algo que va más allá de su ego son los que acaban trascendiendo.

-¿Qué efecto cree que está creando el fenómeno del trap?

-El trap a nivel musical tiene muchas cosas que me gustan. En cuanto a temática y discurso pues hay cosas que me gustan más y otras menos. Lo bueno de la cultura urbana es que nunca se queda quieta, siempre intenta ir a algún lugar. De esos troncos que son el soul o el jazz aparecen nuevas ramas que si son fuertes y estables aguantan. 

-¿Se siente más cómodo encima de un escenario o en una firma de libros?

-Me va por épocas. A partir de 2015 estuve tres o cuatro años, aparentemente parado, en los que la poesía ocupó un lugar muy importante en mi vida y he intentado hacer uso de ella para hacer mi terapia y mostrar otras partes de mi al resto. Por otro lado, el rap y el escenario siempre han estado en mi. De un tiempo a esta parte estoy volviendo, porque su llamada siempre está ahí. 

-¿Hacia dónde camina?

-Terminaré la gira que estoy realizando y daré conciertos durante el año. Además, estoy preparando un nuevo disco en el que estoy bastante implicado y tengo varios singles que iré sacando antes de su publicación. Y, sinceramente, recibiré todo lo que traiga este disco que es el proyecto en el que más involucrado he estado. A nivel vital quiero viajar todo lo que pueda, inspirarme en nuevos lugares, conocer gente diferente y volver a ver el mundo siempre que mis posibilidades lo permitan. Más allá de esto, no pienso. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios