"Una lección de vida es saber dar en el día a día a cada cosa la importancia que merece"

Daniel Nogaledo. Psicólogo sanitario en el Equipo de Atención Psicosocial de DomusVi Sevilla

El psicólogo sanitario en el Equipo de Atención Psicosocial de DomusVi Sevilla, Daniel Nogaledo. / M. G.

Mantener el equilibrio emocional tanto del paciente como de la familia a la hora de enfrentar el momento de la muerte es el objetivo con el que trabaja el psicólogo sanitario Daniel Nogaledo en el Equipo de Atención Psicosocial (EAPS) Sevilla de DomusVi, que forma parte del Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas (EAPS) de Fundación La Caixa. Un programa que, en colaboración con el Servicio Andaluz de Salud (SAS), está desplegado en buena parte de Andalucía, que suma cinco EAPS más en Cruz Roja Almería, Cruz Roja Cádiz, Domusvi Córdoba, San Juan de Dios Granada y Cudeca Málaga. En total actúan en 17 hospitales andaluces, en 15 equipos de apoyo domiciliario y en 18 residencias.

–¿Qué es un equipo de atención psicosocial?

–Es un equipo formado por profesionales de la psicología y trabajo social principalmente, que ofrecen una intervención psicológica, social y espiritual que complementa la asistencia sanitaria recibida en los diferentes centros residenciales y hospitalarios para conseguir una atención integral de la persona. En el equipo de DomusVi, también tenemos la suerte de poder contar con un fisioterapeuta, que complementa perfectamente el abordaje integral.

–¿Qué le llevó personalmente a trabajar acompañando a pacientes con enfermedades avanzadas?

–Para mí fue tomar contacto con la realidad que viven, las dificultades que deben afrontar tanto ellos como sus familias, que nunca son sencillas. Pienso que desde el momento que ves esa realidad, es muy difícil mirar a otro lado, sobre todo si es posible ayudar y mitigar todas esas dificultades de alguna forma.

–¿Qué es lo más difícil en la intervención de un equipo psicosocial?

–Depende del caso concreto. En ocasiones la dificultad viene dada por las características de la propia enfermedad, que pueden dificultar el entendimiento, la comunicación con la persona y su entorno. Otras veces, la dificultad viene de la necesidad de coordinación con otros profesionales. En otras, las situaciones familiares o los cuidados, pero siempre depende de cada intervención. Podemos decir que no existe enfermedad sino personas con enfermedad, y por tanto, cada intervención tiene su propio conjunto de dificultades.

–¿Se pueden medir los resultados de vuestro trabajo?

–Claro, es necesario mencionar que nuestro equipo pertenece a DomusVi en colaboración con la fundación La Caixa, por lo que tenemos una amplia metodología desde estas dos grandes entidades. Cada intervención que llevamos a cabo se registra en una plataforma, que puede medir con diferentes parámetros hacia dónde dirigimos dicha intervención y el grado de cumplimiento de los objetivos marcados en cada momento. Esto nos permite medir los resultados de forma casi inmediata pudiendo redirigir incluso, si es necesario, las intervenciones que llevamos a cabo.

–¿Cuándo sabe que lo ha hecho bien?

–Es una pregunta que puede tener muchas respuestas, pero algunos ejemplos pueden ser cuando las preocupaciones se hablan y dejan de preocupar tanto, cuando los asuntos pendientes dejan de serlo o cuando el malestar es afrontado, sacando a relucir las capacidades de cada persona. Cuando la persona se siente acompañada durante los momentos de incertidumbre y dolor. Cuando se fortalecen lazos familiares antes fracturados, cuando se previene la conversión a un duelo complejo o cuando se facilita la despedida.

–Por el perfil de personas que atienden se pueden dar casos de pacientes que piensen que no tiene sentido disfrutar de la vida si les queda poco tiempo. ¿Qué le decís o qué hacéis para levantar el ánimo?

–En general centrarnos en lo realmente importante para cada persona, en los momentos de disfrute, de acompañamiento, los logros, los gustos. Siempre lo importante es entender la circunstancia de cada persona y adaptarnos a ellas, acompañándolas.

–A lo largo de los años, habrá conocido a muchas personas en el momento más delicado de su vida, por lo que habrá aprendido muchas lecciones. ¿Cuáles son las más valiosas?

–En lo personal, cada paciente con el que he tenido el privilegio de trabajar me ha aportado algo. Me resulta muy complicado hacer una especie de podio. Es sorprendente cómo en nuestro momento más vulnerable, hay innumerables cosas que dejan de tener importancia. De repente nos acordamos de aquellos momentos mágicos que hemos vivido, de las personas que se han mantenido a nuestro lado, de las palabras sanadoras, de las dificultades que hemos superado, nuestros logros, o nuestro crecimiento como persona. Tal vez, la lección global es que deberíamos dar a todo esto en el día a día la importancia que merece y no centrar nuestra atención en fracasos, gente que no estuvo, momentos que no llegaron a ser o eventos que no significaron nada positivo.

–¿Qué consejos dan a las familias para afrontar el duelo?

–Primero es necesario que puedan permitirse sentir lo que sienten, que puedan aceptar el dolor tal y como es. Por otro lado, tiene mucha importancia que entiendan que deben cuidar de ellas mismas y no dejar de lado su propio bienestar, tratar de descansar bien, de expresar lo que sienten.

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