Toreros amortizados: donde da la vuelta el aire...

ESPECIAL MATADORES 2025 (VII)

La inesperada retirada de Morante ha evidenciado aún más la obsolescencia de una generación de toreros -con Castella, Manzanares y Talavante como terna más representativa- que sigue copando los puestos del primer circuito del toreo

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Alejandro Talavante ha liderado la estadística de trofeos y corridas de la temporada 2025.
Alejandro Talavante ha liderado la estadística de trofeos y corridas de la temporada 2025. / Julio González

El caso de Alejandro Talavante es paradigmático. Un vistazo apresurado a la estadística sirve para constatar que el diestro extremeño –que en 2026 cumplirá su vigésimo aniversario de alternativa– ha liderado, de largo, el escalafón de los matadores de toros en la temporada 2025 por número de corridas toreadas y trofeos cosechados a los que hay que unir hasta cinco toros indultados. Pero la aparente contundencia de estas cifras contrasta con algunas evidencias. El sistema, si es que existe, ha amparado la omnipresencia del torero pacense en todos los rincones del circuito pero cabría preguntarse qué grado de expectación real despertaba su nombre –más allá de la poderosa casa empresarial que lo ampara– colgado de los carteles de unas ferias que han visto repetir, casi idénticas, ternas que hace veinte años despertaban otro tipo de entusiasmos.

El momento artístico de Alejandro Talavante es otro cantar. El virtuosismo de otro tiempo, su toreo camaleónico, ha dado paso a una facilidad superficial, rentable y orejera, pero lejos de la excepcionalidad que él mismo preconizó para intentar convertir su vuelta a la palestra en septiembre de 2021 –se había marchado del toreo en la feria del Pilar de Zaragoza de 2018– en el acontecimiento que nunca fue, que no podía ser... Pero ésa no es la cuestión de fondo: la pregunta es otra y apunta directamente a esa patronal enredada en una tupida red clientelar que no deja demasiada cancha a la imaginación o las notas al margen.

ESTADÍSTICAS

Alejandro Talavante ha sido el número 1 del escalafón en 2025 con 65 corridas toreadas, 106 orejas, 6 rabos y 5 toros indultados. Sebastián Castella, con 47 corridas y 67 orejas, desciende al puesto 6. José María Manzanares, en el puesto 12 del escalafón, sumó 32 corridas y cortó 37 orejas y un rabo. También indultó un astado.

Y de muestra, un botón: las componendas taurinas permitieron que Talavante tuviera plaza fija en el cartel del último Domingo de Resurrección de Sevilla –se trataba de desplazar al candidato natural por otras peripecias que no vienen al caso– apoyado en la aritmética Puerta del Príncipe que había logrado en 2024. El cartel pascual de ese año, curiosamente, había incluido el nombre de Sebastián Castella que, a su vez, había logrado sumar los famosos tres trofeos en la feria de San Miguel de 2023 para optar al premio que ahora forma parte de las experiencias que el mutante público maestrante actual quiere incluir en el precio de la entrada.

El caso es que, como Talavante con Ortega, Castella había suplido a Daniel Luque que, desplazado por el inoperante y evidente veto de Roca Rey, contaba más avales para el lujoso puesto que la fontanería taurina ponía en bandeja al francés que, ése es otro dato, ha cumplido 25 años redondos de alternativa en el que está a punto de pedir la cuenta. El lance venía a confirmar que el argumento de las ferias, el hilo de la temporada, venía dictado desde unos despachos alejados de la realidad, de la excelencia, del sentido del espectáculo, del natural refresco de un escalafón que ya había visto retirarse a El Juli y no estaba preparado para el inmenso hueco que ha dejado Morante. Las empresas, ahora sí, han empezado a constatar el inmenso vacío que deja el cigarrero. Pero ese descanso, que todos desean breve, les ha pillado con los deberes muy atrasados.

Las ferias siguen contemplando una ternas idénticas a las de hace veinte años

Castella, como Talavante, ha vivaqueado por la temporada con solvencia en la estadística. La tabla final lo sitúa en el sexto puesto con 48 corridas toreadas. Cabe recordar que el diestro de Beziers había vuelto a la palestra en 2023 tras una retirada coyuntural que comenzó en 2020, en coincidencia con el fragor de la pandemia. Para garantizarse un puesto en el circuito de las ferias en su retorno Castella recurrió a Toño Matilla, que ha cumplido su parte con milimétrica sincronía.

El poderoso taurino charro unía así el nombre del diestro francés al de José María Manzanares, fachada principal de su parque de toreros desde la lejana temporada de 2006 después de su ruptura con los Lozano, precipitada el día de la retirada de su padre, el gran Manzanares, en la plaza de la Maestranza. Esa simbiosis profesional cumplirá dos décadas redondas el próximo mes de mayo sin que la presencia del alicantino, tan lejos de sí mismo y sus mejores fueros, se haya resentido un ápice en el argumento central de las ferias del gran circuito. Y hablando de los Matilla: en 2025 dejaron atrás a David Fandila El Fandi, al que apoderaban desde 2004, evidenciando su franca e inavitable decadencia.

Mientras tanto, los carteles de las primeras ferias comienzan a ser conocidos con una antelación inédita. Las tímidas concesiones a los nuevos valores –algunos con bastantes años de alternativa acumulados– se solapan con esquemas idénticos a los de los últimos años. ¿Dónde podríamos situar el límite? El aire está dando la vuelta irremisiblemente sin que la gran patronal acierte a cambiar el argumentario. Hay muchas ganas de toros y tienen el balón botando pero...

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