Vivir para ver

Roberto Pareja

20 de noviembre 2009 - 05:05

Todo puede empezar por un comentario, un simple rumor, luego te colocan la etiqueta y criada la (buena o mala) fama, ya puedes echarte a dormir. Tópicos, prejuicios y estereotipos son esos consagrados enemigos del progreso, mental mayormente, eternamente empeñados en desmentir la poliédrica naturaleza del ser humano, ángel y demonio, tan capaz de lo mejor como de lo peor, que no se cansará de demostrar con sus vaivenes que la realidad siempre goleará a la ficción, como evidencia un somero repaso de la actualidad.

¿Se imagina llegar a casa tras pasar unos días fuera y encontrarse con unos intrusos instalados en ella que se niegan en redondo a abandonarla y a los que un juez da la razón, de modo que debes seguir pagando tus facturas de gas, luz, teléfono o agua mientras los okupas disfrutan de su hogar? Vivir para ver, que así lleva 16 meses un matrimonio del barrio barcelonés de El Raval.

Pero como esta parte del periódico está encomendada al martirio de la política, sólo hay que seguir la senda de algunos ilustres prohombres para que el asombro no decaiga ni por éstas: cumbre en Roma contra el hambre, con esos mil millones de personas sin nada que llevarse a la boca como telón de fondo. Como es religiosamente natural, el cónclave acaba sin acuerdo entre ricos y pobres. ¿En ese insoportable contexto del mayor fracaso colectivo de la humanidad puede haber un jefe de Estado que se dedique a adoctrinar a mujeres -ojo: sólo entre 18 y 35 años y de una altura mínima de 1,70- sobre las maravillas del islam? Vivir para ver, cortesía de Muamar Gadafi.

Y aquí mismo, ya en suelo patrio, la cosa tampoco tiene desperdicio. ¿Uno de los más veteranos miembros del Gobierno insultando en sede parlamentaria a un diputado de la oposición? Vivir para ver la reyerta tabernaria del miércoles entre Rubalcaba y Carlos Floriano a propósito del gran hermano del sistema de escuchas Sitel. Las aguas andan turbulentas por La Moncloa tras bajarse del trapecio del Alakrana y no son pocos los mandamases socialistas al borde de un ataque de nervios, aunque esto de llevarse las manos a la cabeza con Sitel suena a agua en el vino de Gürtel.

Insólito también lo del PP en Barcelona. Aliviado con la terapia de grupo, Rajoy expuso en la convención del fin de semana su decálogo del buen gobernante. ¿Es posible que nadie en el partido censure a Camps por pasar del jefe olímpicamente para hacerse la foto frívola del año en un Ferrari?

Ahí va otra joya de la estupefacción: "Xabier Arzalluz es hombre moderado, prudente, constructivo y eficaz". Las tres primeras cuartas partes del aserto son dudosas, pero viniendo de quien viene, Luis María Ansón, resultan pasmosas.

Más perplejidad en estado puro: ¿adivina qué presidente del Gobierno es el que peor relación mantuvo con el rey Juan Carlos? El mismo que le va a entregar el premio FAES de la libertad. Sí, él, Aznar.

Vivir para ver. Relativizar o morir. Es mucho más recomendable vivir para leer, pero son tiempos de excesos y la pornografía sentimental y el ansia doctrinaria de cuarta asaltan hasta los estantes de las librerías. Hay que andar con cuidado, ya no se respeta ni el noble arte de la escritura y algunos de esos excesos que se encuadernan no son ni mejores que los de ella, la botella.

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