Pasarela

Marilyn, eterna DIVA

  • La mítica actriz cumpliría el próximo 1 de junio 90 años. Su sensualidad marcó una época y se quedó en el recuerdo

Ni un pelo de rubia, ni de tonta. Así era Marilyn, una de las más sexis y sensuales actrices de todos los tiempos. La industria del cine nos vendió su imagen como una chica bobalicona y cazamaridos, aunque pasó por alto que detrás de aquella sexy figura se escondía una mujer extremadamente sensible, poeta, lectora empedernida y preocupada por su formación hasta el extremo, quizás para esconder esa infancia difícil que le hizo dejar los estudios demasiado pronto.

El día que Emmeline Snively, su agente en su etapa como modelo, la convenció para olvidarse de su melena cobriza y teñírsela de rubio platino, comenzó a hilvanarse la historia de esta diva que, de no haberse pasado con el Nembutal aquel 5 de agosto de 1962, hoy seguiría siendo la abuela más sexy de todos los tiempos a punto de cumplir 90 años.

Marilyn Monroe se comió pronto a Norma Jean Mortenson y, con su sensualidad infinita, enterró una infancia llena de complejos, abandonos, abusos y casas de acogida. La imagen que aquella jovencita que trabajaba en una planta de municiones creó con Marilyn le ayudó a olvidar su pasado. Aunque de ese pasado complejo, su miedo a sentirse abandonada y no querida hizo que el amor fuera la asignatura pendiente de su corta vida. A pesar de que se casó en tres ocasiones (la primera a los 16 años para evitar que la ingresaran en un orfanato) y que mantuvo sonoros romances con personalidades destacadas del arte, el cine y la política, Marilyn no supo encontrar al hombre que colmara sus ansias de amor infinito. Joe Diaggio, una leyenda del béisbol de los años 50, la convenció para llevarla al altar con 28 años y, tras él, el consagrado escritor Arthur Miller, con el que estuvo casada cuatro años y le ayudó a codearse con la flor y nata de la sociedad americana. Pero aquella relación fue tormentosa desde sus inicios y, entre medio, siguió buscando el amor en brazos de actores e intelectuales del momento. Muy sonados fueron sus romances con Tony Curtis o Marlon Brandon, al que conoció antes de que los dos fueran famosos. Mantuvo también una aventura con Frank Sinatra, que la definió como una mujer excitante, aunque ninguno de sus amores dio tanto qué hablar como el que mantuvo en los últimos años de su vida con los hermanos Kennedy. Con Robert nunca se constató el romance, aunque con John la cosa fue más en serio y todavía suena con fuerza aquel sensual Happy Birthday Mr President que le cantó entre susurros sobre el escenario. Muchos siguen relacionando su muerte con esta relación prohibida.

Su paso por el cine le llegó después de que un fotógrafo, a mediados de los 40 y tras dejar a su primer marido, la convenciera para ser modelo. Su ambición por labrarse un futuro mejor le hizo dar el salto de la publicidad a la gran pantalla, primero como actriz de reparto para la Fox y luego, ya convertida en Marilyn, para Columbia y la Metro Goldyn Mayer. Aunque sus años de gloria le llegarían algo más tarde. A mediados de los 50, después de haberse empeñado en mejorar sus dotes interpretativas pasando por la escuela de arte dramático Actor's Lab de Hollywood, le llegó su primer Globo de Oro como actriz favorita del cine mundial, un título que revalidaría poco antes de su muerte, en 1962. No obstante, siempre fue mirada con desprecio por sus compañeros, que no veían en ella más allá del rol de mujer objeto que representaba en sus películas. Le perseguía también la fama de ser una diva caprichosa en los rodajes, de los que se ausentaba sin motivos aparentes y conseguía enfurecer a los directores rodando hasta 65 veces una misma escena. Billy Wilder recuerda el rodaje de Con faldas y a lo loco (con el que ganó un Globo de Oro) como algo traumático por el comportamiento imprevisible de la actriz. No daba la impresión de que tras aquella rubia de impresionantes curvas que se comía el mundo posando desnuda en la primera portada de Playboy se escondía una mujer frágil, que huía del pasado esquizofrénico que marcó la vida de su madre refugiándose en las pastillas.

Y fueron éstas las que terminaron provocándole la muerte con sólo 36 años. A pesar de las circunstancias extrañas que rodearon su muerte (el ama de llaves no dio aviso a la policía hasta pasadas varias horas y cuando estos llegaron la habitación había sido reordenada y se habían cambiado las sábanas), la autopsia determinó que la diva se había quitado la vida con una ingesta de Nembutal, aunque el vaso de agua con el que supuestamente se había tomado las pastillas no estaba en la habitación cuando llegaron los agentes. Su pérdida repentina no hizo más que acrecentar el mito de mujer sexy que a día de hoy sigue siendo difícil de superar. Tanto es así que la revista británica Empire la definió como la mujer más sexy de todos los tiempos y People la nombró en 1999 como la más sexy del siglo XX. Fuera o no la imagen que ella quiso proyectar, lo cierto es que Marilyn escribió con letras de oro su nombre en la historia del cine y sigue siendo un referente de sensualidad para la mujer actual.

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