"Sigo siendo la misma niña que salió hace años de Galicia"

Myriam Gallego. Actriz

Cuando vuelve a La 1 con 'Águila Roja', asegura que se siente una privilegiada por llevar tanto tiempo en esta serie. Disfruta con su familia y dice que su hija mayor quiere seguir sus pasos.

La actriz Myriam Gallego posa en la alfombra naranja del FesTVal de Vitoria, celebrado recientemente.
Gema Amil

14 de septiembre 2015 - 01:00

La conocen como La Marquesa de Águila Roja, pero es ya una actriz que lleva más de quince años asomándose a nuestras pantallas. La bella Myriam Gallego desbordó simpatía en el reciente FesTVal de Vitoria.

-¡Qué morena está!

-Porque estoy todo el día con los muchachos, fuera, en el jardín...

-O sea, que no es de rodar en exteriores...

-Qué va. Es de mi vida como señora, de mis quehaceres (risas) A ver, que también he ido a mi playita, y he tenido mis vacaciones. He podido disfrutar.

-No las perdona...

-Nada. Siempre tengo vacaciones. Valoro muchísimo mi tiempo y los veranos son para mí y mi familia. Necesito también cargar pilas. Si no, yo no doy más de sí...

-Es también la ventaja de estar en una serie que dura tanto tiempo...

-Que te permite tener tu rutina. Es verdad. Saber cuando trabajas, cuando tienes época más fuertes, épocas más suaves... Te da una estabilidad en la cabecita importante... Porque sabes que es un proyecto a largo plazo y eso te lo permite.

-Sobre todo porque una serie como Águila Roja debe de ser dura...

-El día a día de rodaje es durísimo. Y llevamos siete años y no ha rebajado nada. Claro que hemos aprendido a optimizar tiempos pero seguimos trabajando en condiciones duras...Emocionalmente también. Con mucha diferencia, es lo más duro que he hecho.

-No me diga

-Totalmente, porque hacer un Shakespeare, por ejemplo, sabes que lleva un proceso de ensayos de uno o dos meses y que luego son unas horas antes de la función y la función. O sea, que te requiere un nivel de energía X que por un tiempo limitado, pero un rodaje como el de Águila Roja supone que te levantes a las 5 de la mañana y ya trabajes todo el día. Yo trabajo todo el día. Hay actores que descansan entre escena y escena pero yo prefiero trabajar y centrarme a tope, me cansa más meterme y sacarme del personaje. Y ese ritmo me hace que llegue sequita a casa. Yo adelgazo cada día, y por la noche recupero.

-¿Qué le ha aportado esta nueva temporada?

-Lo más importante, las nuevas incorporaciones: yo pedía a gritos savia nueva. Yo lo necesitaba como intérprete, para volar en este oficio. Y Eusebio Poncela y Carmen Maura, que son maestros, han sido de agradecer. Para los que hacemos la serie y también para los espectadores lo serán.

-El capítulo cien promete ser muy especial

-Es un regalo para el espectador. Creo que no se ha concebido de otra manera. Es un capítulo que no tiene nada que ver ni con lo anterior ni con lo que viene después. Se cambia el color, la manera de narrar, tiene un toque surrealista... en mi opinión se ha acertado y, si no, está muy bien tirarse. Yo prefiero tirarme a la piscina, convencer o no, pero tirarme. Creo que no apetecía ni hacer una boda, ni hacer una fiesta que parece que es lo que pega para un capítulo cien, pero se consultó qué tal una aventura y lo hicimos. Ha supuesto trabajar seis veces más, pero lo hemos agradecido todos. Ahora, después de ese capítulo, me río yo de cuándo me quejaba porque llevaba dos horas de maquillaje con la marquesa, o porque me apretaban los corsés...

-Hace poco contaba que tenía ganas de volar para otro lado...

-Y lo he sopesado mucho con las sábanas eso, sí... Soy una marciana. De verdad. Lo soy. Tengo mucha lealtad al señor Dani Écija porque la tengo y porque es mi manera de ser en la vida, y también siento lealtad por mi personaje, es como soy en este oficio. De todas maneras, sí que me gustaría saber hacia dónde vamos. Creo que todos deberíamos hablar del hacia dónde caminamos porque creo que todos los proyectos tienen una final y me gustaría que esta serie tuviera el final que se merece.

-Porque también habrá habido momentos de hastío...

-Hay muchos días de esos, pero como le pasa al médico, al abogado o al juez. Es muy difícil sentirse la mujer más feliz y afortunada todos los días. Yo me siento afortunada porque vivo de mi oficio, porque crío a mis hijos gracias a mi oficio, pero todos soñamos y todos queremos jugar a ser otras cosas o con descansar. Nadie entra todos los días feliz en su trabajo. Pero como también todos somos maravillosos en lo nuestro, aunque sea solo un día, un día de esos sembrados; como otro día, que no has dormido por los niños, por salir o por ver la tele y luego te toca trabajar doce horas y los deberes no han salido...

-Hace años hablaba de cómo compatibilizaba su trabajo con ser madre...

-Uy, pues la etapa ahora es más fácil. Los pequeños ya tienen cuatro años y la mayor, 12. Es una rubia con el pelo por la cintura...

-Preadolescente...

-Quita lo de pre. Adolescente a secas.

-Y ¿cómo lo lleva?

-Bien... A ver, que todas hemos estado ahí, no puedes olvidar el pavo que tenías a su edad. Yo lo tenía. Y discutía con mi madre. Y quería llevar las faldas cortas...

-¿Le hace mayor?

-Me pasa todo lo contrario. Hay una parte de ti que crees que has olvidado y resulta que tu hija te regala eso, te trae la niñez. Mira, mi hija lleva dos relojes y resulta que yo, a su edad, ella no lo sabe, también los llevaba... Es alucinante lo que despiertan en ti tus hijos... Y a una edad...

-Pero si es usted muy joven, Myriam...

-A ver, tengo 39, que es muy bueno tenerlos porque los he cumplido, pero sí que vas cumpliendo y ellos te devuelven la juventud.

-Porque también se reflejan en usted ¿no? ¿qué pasaría si le dijera que quiere ser actriz?

-Es que lo quiere ser ya...

-¿Y?

-Pues que no puedo quitárselo de la cabeza... pero ella sabe cuál es el oficio. Ella ha visto a mamá. La ha visto llorar. La ha visto reír... También ha visto cómo es este oficio. Cómo están mis compañeros en la profesión, Sabe que hay gente que ha tenido fortuna, como yo, que desde los 18 como de este oficio, y cómo otros amigos de mamá no comen del oficio. Ella tiene más información. Ella tiene información real, cosa que yo no tuve.

-Porque su familia no se dedicaba a esto...

-Ahora sí. Mis hermanos tienen que ver con la cultura, pero la generación anterior, nada.

-¿Y los pequeñitos?

-Ellos saben un poco porque se lo he contado, pero creo que no me han visto nunca... En la tele, alguna vez, en Pasapalabra, con los abuelos, pero mi trabajo, la marquesa, es muy duro para ellos. Ellos me ven como mami, que les hace la comida, les lleva al cole, pero como ven a su papi que es abogado.

-Y cuando la marquesa desaparezca de su vida ¿qué?

-Lloraré. Es que es un personaje que sí, me ha agotado y me ha consumido, pero me ha dado cosas muy bonitas. Quizás suene infantil, pero alguna lágrima soltaré cuando me falte. Son siete añazos que la he llevado dentro. Sería muy frío no sentir nada por ella. Que no quiere decir que arrastre a los personajes conmigo, pero son un poco parte de ti, y qué menos que un homenaje a esta señora que se te va...

-Y, cómo señora a punto de cumplir los 40, ¿cómo se encuentra en estos momentos?

-Pues creo que los años te dan por pisar en firme, no es que vea el mundo con menos ilusión, o que haya olvidado la niña, pero sí que ves como se mueve el barco y como es la vida. Yo, en realidad, he evolucionado poco porque mis valores han sido siempre los mismos y a mis 18 años nunca fantaseé con hacer tele, porque mi oficio era el teatro. Quizás, en este tiempo, lo que he aprendido es a conocer la industria. Yo no sabía cómo era la industria audiovisual, me he dado muchos golpes porque era inocente, pero en lo esencial, soy la misma niña que salió de Galicia.

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