La vida les sonríe y su cara da fe de ello. Íker Casillas y Sara Carbonero viven en una constante luna de miel desde que comenzaran su relación hace ya más de cuatro años, aunque la guinda al pastel a tanto amor llegó el pasado verano cuando supieron que iban a ser padres. La llegada al mundo de su hijo Martín, el pasado 3 de enero, vino a completar esa felicidad de la que no alardean pero que tampoco ocultan. El niño de sus ojos tiene ya cinco meses y es el centro de sus vidas. Así, antes de meterse de lleno en sus compromisos profesionales, que llevará a ambos este verano hasta Brasil -él como guardamenta de la Selección Española de Fútbol y ella como periodista del equipo de Mediaset- han querido cumplir con una tradición que les hacía especial ilusión: bautizar a su pequeño.

Acompañados de sus familiares y amigos más cercanos, Íker y Sara celebraron el bautizo del bebé en la capilla de la Universidad ESIC de Pozuelo de Alarcón. Como es habitual en la pareja, no querían ninguna fiesta ostentosa sino una celebración muy íntima y familiar en la que los orgullosos tíos de Martín, Irene, la hermana de Sara, y Unai, el hermano de Íker, actuaron con padrinos.

Para la ocasión, la guapa periodista deportiva, que ayer regresó a los platós de televisión tras concluir su baja maternal, lució un bonito vestido de manga francesa color crema firmado por Dolores Promesas con el que demostró que ha recuperado casi al 100% su esbelta figura, mientras que el futbolista merengue optó por un clásico traje de chaqueta color azul y zapatos negros. El verdadero protagonista de la velada, Martín, vistió un angelical trajecito blanco con leotardos y zapatos del mismo color. "Llegaste al mundo para iluminarnos con tu sonrisa", escribía su tía y ahora también madrina Irene en las redes sociales junto a una tierna foto de su mano agarrada a la del bebé. Un día para recordar.