Secuestro y agresión sexual

La niña de diez años que se escapó de su violador a base de paraguazos en Sevilla

  • El atacante, de 44 años, abordó a la menor por la espalda, la metió en su furgoneta y la llevó por las Tres Mil, pero la menor fue capaz de repeler sus ataques y salió del vehículo a la altura del Virgen del Rocío

  • El delincuente, que ha sido condenado a cuatro años de cárcel por secuestro y tentativa de agresión sexual, intentó volver a atraparla pero ella se refugió en una parada de autobús

  • Delitos contra la intimidad en Sevilla: el peligro de hacerle fotos al patio del vecino

Imagen de archivo de una niña con un paraguas.

Imagen de archivo de una niña con un paraguas. / Efe

La Audiencia de Sevilla ha impuesto cuatro años y un día de cárcel a un hombre que secuestró e intentó agredir sexualmente a una niña de diez años. Lo más noticiable del asunto, sin embargo, reside en la actitud de la víctima. A pesar de su edad y de las circunstancias, entre ellas la de estar retenida en una furgoneta en las Tres Mil Viviendas, la menor no sólo fue capaz de impedir que el violador consumase su ataque sexual, sino que aprovechó una parada en un semáforo para escapar del delincuente a base de darle paraguazos.

Los hechos ocurrieron en la tarde del 20 de octubre de 2018. Entre las 17.30 y las 18.30 horas, Jesús A.M. abordó por la espalda a la menor, que había cumplido los diez años apenas tres semanas antes. Tras taparle la boca, la introdujo en contra de su voluntad en una furgoneta y condujo por distintas calles de la ciudad, entre ellas el Polígono Sur. Durante ese trayecto le dijo a la niña que le daba tres euros "si le hacía una paja". Ella se negó. El adulto, de 44 años, se desabrochó entonces el pantalón e intentó que la menor le cogiese los genitales. La víctima, sin embargo, apartó la mano antes de que hubiese contacto físico alguno.

La ruta del secuestrador se desarrolló por las Tres Mil, el barrio de "los amarillos" (la barriada Murillo), la calle Manuel Fal Conde y las inmediaciones del hospital Virgen del Rocío. En este último punto, estando el vehículo detenido en una semáforo, la menor cogió el paraguas que llevaba, golpeó a su captor y consiguió salir del vehículo y huir. El hombre salió tras ella para atraparla otra vez, pero la niña se refugió en una parada de autobús.

Dos días después, el Juzgado de Instrucción número 18 de Sevilla dictó un auto en el que prohibía a Jesús A.M. aproximarse a menos de 500 metros del domicilio, el colegio y los lugares frecuentados por la menor. Unos meses después, el delincuente se saltó esa orden de alejamiento y entre el 11 y el 14 de marzo de 2019 acudió varias veces a un establecimiento de pinturas que distaba 190 metros de la casa donde vivía la niña y 300 de su colegio. Él sabía que estaba incumpliendo la medida cautelar ordenada por el juez.

El tribunal concede toda la credibilidad posible a la menor, que fue "persistente" en la incriminación de Jesús A.M. y narró "con detalle" todo lo ocurrido el día de los hechos cuando declaró en el juzgado que investigó la denuncia. Por ejemplo, rememoró que había salido a "comprar chucherías" y que, de vuelta a su casa, se topó con el acusado. Este estaba escondido "detrás de un camión". A pesar de que le tapó la boca, ella empezó a chillar llamando a su madre y el agresor "le dijo que se callara".

"El relato de la menor es coherente y persistente en cuantas ocasiones lo narró", insiste la Sección Cuarta, que considera que esa testifical quedó "corroborada" por su madre, quien "apreció el estado de ansiedad de la menor al regresar a su domicilio". Como datos complementarios, la progenitora aportó que su hija "guardó" los tres euros que llegó a entregarle el violador y que este le había dicho "que conocía a su padre y a su abuelo". En este sentido, los magistrados recalcan que la denuncia de la familia de la víctima no tenía ningún interés oculto. "Antes al contrario, entre el padre de la menor y el acusado, previamente a los hechos, existía una relación cordial", apunta la sentencia facilitada por la oficina de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Es más, Jesús A.M. "reconoció que no tenía ningún problema con el padre y que acudió en una ocasión a su domicilio".

Al margen de esa relación previa con su padre, la niña también contó a sus progenitores que el coche donde había sido retenida era "de dos colores, blanco y azul". Esos dos datos, con la intermediación de un testigo que era amigo del padre y también del acusado, condujeron hasta Jesús A.M. Ese hombre enseñó a la menor una fotografía del encausado, al que tenía como amigo en Facebook, y la niña lo identificó. Según su padre, al verlo “se quería morir”. Según su madre, "empezó a temblar y dijo que era él". 

Además de la pena de prisión, la Sección Cuarta condena a Jesús A.M. por un delito de detención ilegal en concurso medial con un delito de tentativa de agresión sexual a menor de 16 años a cinco años de libertad vigilada, cinco años de inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades que conlleve contacto regular y directo con menores de edad y la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de distancia de la niña o de comunicarse con ella durante seis años. Además, deberá indemnizar a la perjudicada con 3.000 euros. Y no es el único delito por el que es castigado: el tribunal también le impone una multa de 5.400 euros por quebrantamiento de medida cautelar por no respetar la orden de alejamiento. La sentencia, dictada el 23 de febrero, admite recurso de apelación ante el TSJA.

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