La caja negra

Desconfinados... y desconfiados

  • Cada uno debe extremar sus propias medidas de seguridad. En la calle Jimios urgen a Pedro Sánchez a desalojar la Moncloa. En la Alfalfa ha reabierto la calentería. Y Juan Espadas tiene ahora que declarar un nuevo festivo en el curso escolar vigente al ser mañana jornada lectiva.

Balcones de la calle Jimios en el día de ayer

Balcones de la calle Jimios en el día de ayer / M. G. (Sevilla)

Pedro Sánchez es el buen desconfinador que nos desconfinará. Algunos seguiremos siendo desconfiados más que desconfinados. La zonificación (¡toma vocablo!) irá por provincias, pero nadie quita que cada hogar marque unas pautas más restrictivas. La economía pesa mucho. Y en cuanto los índices de salud han mejorado, o eso dicen, en el Palacio de la Moncloa han empezado a tocar la campana del recreo con unos efectos que no conoceremos hasta dentro de unos días. Dios quiera que sean buenos, dicho sea con permiso de las corrientes laicistas. La pandemia ha eternizado las comparecencias, ha retrasado su inicio hasta la desesperación y ha dinamitado las escaletas de los telediarios. Así es el poder. Te hace esperar más que el dentista o que el tío que te asesora la declaración de la renta. En cuanto un político, por ejemplo, agarra el bastón de alcalde, lo primero que hace es llegar tarde a los sitios.

Sánchez habla de fases. Un alto cargo del PP se acuerda en ese momento de la película de ficción Encuentros en la Tercera Fase, que vio (no visionó, como dicen ahora los aspirantes a cursis) en una butaca del Palacio Cinema, que eso sí que era un nombre de cine, no como los de ahora, que son poquitos y dentro de complejos de ocio marcados por el griterío, las cafeterías con las tazas sucias sin recoger y las ópticas sin clientes. Los cines tienen que tener sus nombres, como los toreros o los curas. Un cura que se precie se llama Marcelino, Camilo, Manuel o José.

En unos balcones de la calle Jimios han sentenciado al presidente en juicio sumarísimo. Dos banderas nacionales con el mismo lema: “Vete ya Sánchez”. Se leen las proclamas de las enseñas rojigualdas y uno rejuvenece al viajar a aquellos años de Aznar en la tribuna del Congreso: “Márchese, señor González, márchese”. La derecha era más concisa después con el avieso político de León: “Zapatero, vete”. Y está claro que con Sánchez tiene mucha más prisa. Le urge enviarlo a la diáspora.

Cuando salgan a la calle no pierdan la regla de los cuatro unos. Una mascarilla, un lavado de manos, una distancia interpersonal y… ¡un millón de test cuanto antes! Uno no oía hablar tanto de los test desde las pruebas del carné de conducir o los exámenes de Derecho Penal. Los test del coronavirus son como los linces de Doñana. Parece imposible ver uno, pese a que se trata de una prueba fundamental en un problema de esta gravedad. En Estados Unidos usan ataúdes de cartón. La economía de la combustión es importante. En España nos anuncian los detectores de temperatura para acceder a cualquier establecimiento. Todo indica que esta medida supondrá un aumento del consumo de antitérmicos. Los fabricantes de paracetamol puede que se hagan de oro.

El puesto de calentitos de la Alfalfa El puesto de calentitos de la Alfalfa

El puesto de calentitos de la Alfalfa / M. G. (Sevilla)

En Sevilla debía ser Feria, pero casi se nos ha olvidado. Hay quien asegura que la mayoría de los colegios no saben que finalmente mañana miércoles es lectivo. De hecho ayer había inspectores de zona que lo ignoraban. Por cierto, comenzó el tercer trimestre y muchos alumnos se dejaron los libros en el colegio. Los más pequeños, nunca se olvide, trabajan con libros de escribir. Más de cuarenta días de encierro y seguimos sin normas claras sobre si se puede o no recoger el material y los libros, a pesar de que se trata de herramientas de trabajo de primera necesidad... Los colegios, por supuesto, no se atreven a abrir, y los padres no osan desplazarse sin un criterio claro. Si se puede ir a un supermercado, ¿por qué no se puede ir a recoger el material que los alumnos necesitan para continuar sus clases? Acabará la pandemia y seguiremos sin saber muchas respuestas.

Por cierto, el Consejo Escolar de cada Ayuntamiento tiene la facultad de declarar dos días de libre elección como no lectivos. En Sevilla capital esos días estaban previstos el 29 y 30 de abril. En estos momentos, el día 30 sigue siendo no lectivo. El problema está en el 29, que el Ayuntamiento ha pasado como festivo al 23 de septiembre, pero esta jornada corresponde ya al siguiente curso escolar. Al ser declarado laborable, el 29 de abril se convierte en lectivo. Para cumplir la normativa, el Ayuntamiento de Sevilla debería decretar otro día como no lectivo dentro de este curso 2019-20, lo que de momento no ha hecho aún. Tome nota el señor Espadas, baraje ya alguna fecha mi Juan.

Y más de Sevilla. La calentería de la Alfalfa reabrió el domingo con gran éxito. Y desde ayer lo hace a diario, de 9 a 12:30 horas. El calentito es alimento, servicio esencial de la primavera. Y puede usted tomarlos hasta después del Ángelus, toda una comodidad para los dormilones. Los domingos además despachan pollos asados Sin calentitos no hay paraíso local. Una buena rueda de calentitos asienta el estómago, siempre que no se beba agua.

Cuando abran los bares, los que puedan hacerlo, tendrán que dar muchísimas más facilidades al cliente para consumir. Lo enseñaba Enrique Becerra padre a su hijo Jesús. Que a un cliente no había que ponerle problemas para gastarse mil duros. Toda una lección magistral de la hostelería. En algunos establecimientos todo eran problemas para forzarte a la senda de la ración en lugar de la tapa, o de la botella en vez de la copa. Algún negocio de renombre que ya no existe te negaba la tapa de jamón hasta no hace mucho tiempo. Sin más explicaciones. Y la pata muerta de risa sobre el mostrador. No aprendimos nada de la crisis de 2008. Por eso hay que ser desconfiados cuando quedemos definitivamente desconfinados. Tropezaremos en las mismas piedras. Ya lo visionaremos. O lo veremos. Cada uno que elija a su gusto.