Los caídos al raso de Sevilla
La Caja Negra
El Ayuntamiento teme un repunte en el conteo de indigentes que será actualizado después de Navidad y que demostrará que hay nuevas calles del centro que son tomadas cada noche
El lugar de Andalucía donde Dios existe
El castigo de las bullas navideñas
Hay una Sevilla cada vez más patente que no tiene nada que ver con los grandes debates que centran la actualidad municipal. Una Sevilla a pie de calle, nunca mejor dicho, que entiende poco de los retrasos en la ejecución de grandes infraestructuras, de mordidas de dinero público en obras de ingeniería, de pulsos con los sindicatos de la Policía Local, de excesos de procesiones y eventos o de bullas al calor de las luces navideñas. Es una Sevilla que crece poco a poco y en lugares cada vez menos ocultos y más próximos a la Giralda, por emplear la localización geográfica tradicional. Basta un paseo para comprobar que los indigentes no son un fenómeno de distritos como el Norte o la Macarena. Ni siquiera solo de calles con soportales del centro como Imagen. Antaño existía el conocido como Callejón de los Pobres, oficialmente calle Josefa Reina Puerto, donde se concentraban quienes hace décadas eran referidos como "mendigos". Hoy los indigentes se multiplican por Los Remedios, en la misma Plaza de Cuba; a la entrada y salida de la ciudad en la calle Arjona, en la calle Cuna, en la calle Padre Luis María Llop, junto a la misma casa natal de Velázquez, en el pasaje que comunica San Eloy con O'Donnell... No se trata de zonas próximas a albergues, sino de calles de alta cotización tanto en el mercado inmobiliario como en el ránking fiscal del Ayuntamiento.
Si se consulta a expertos en la materia, confirman que cada año aumenta el número de indigentes en Sevilla. En el último balance municipal, con fecha de 2023, se contabilizaron en números redondos 400 en la vía pública y otros 400 atendidos en centros especializados. Una entidad de reconocido prestigio como Cáritas realizó el último estudio con datos de 2024 que fijaba en 421 las personas sin techo en la capital andaluza. Después de las fiestas navideñas se hará un nuevo conteo municipal. La previsión es la confirmación de una importante subida, así como el aumento de jóvenes y mujeres en el colectivo de las personas sin hogar. El Ayuntamiento tiene ahora mismo alquilados un hotel y dos hostales para responder a una demanda creciente por la llegada periódica de acogidos de otros países y también por el aumento de indigentes nacionales. La crisis de 2008, que condenó a muchas personas a la indigencia, y el fenómeno migratorio han disparado las cifras en toda España. Sevilla no se aproxima a los números de Barcelona, con cerca de 2.000 personas sin hogar según el balance más reciente, pero ya es notorio el crecimiento de esta suerte de ciudad yacente al raso.
Pareciera que resultan ya imposibles las maniobras de otros tiempos que se reducían a tapar a los indigentes, a sacarlos de la zona noble de la ciudad para no espantar a los turistas. Están a la luz del día en zonas monumentales. De hecho, la misa Plaza Nueva de Sevilla ha sido en horario nocturno uno de los puntos negros de este problema, pero ahora se extendido a muchas calles del centro. Hay muchos casos en los que hacen grupos en una misma calle, una solución para protegerse a falta ya de zaguanes, portales o cajeros automáticos. El diseño de la arquitectura ha ido evitando los posibles refugios, como ponen de manifiesto algunas entidades. Quedan los pasajes como única solución y algunos recovecos en las fachadas. Pasan la noche y parte del día en la calle hasta la llegada del camión de baldeo de Lipasam o del propio ruido y trasiego de la actividad urbana que los obliga a itinerar.
Si en materia de turismo hay que mirar a Venecia y Roma para anticiparse a los problemas en el funcionamiento cotidiano de la ciudad, en asuntos de indigencia callejera es Barcelona la que va por delante. En la actualidad hay 1.982 personas que duermen al raso en la capital catalana, según la Fundación Arrels, una cifra que supone un 43% más que en 2023, cuando se hizo el último recuento. Es este fortísimo repunte el que llama la atención y debe poner en guardia a otras ciudades. En Barcelona tienen estudiada la evolución por distritos. La mayoría no se libra de este fenómeno, cosa que está empezando a ocurrir en muchos calles de Sevilla donde antes no se producía este problema. Los datos de Barcelona fueron extraídos del recuento que la citada fundación realizó la madrugada del pasado 3 al 4 de diciembre. Participaron más de 600 voluntarios que recorrieron las calles de la ciudad condal para hacer con la mayor precisión un balance tan triste como útil para tener una herramienta de trabajo fiable para proponer medidas. El mapa de los caídos al raso de Sevilla se extiende con descaro y preocupación por un centro histórico volcado cada día más en la atención al turismo masivo. Resulta un contraste más que llamativo. Tanto como la macroeconomía española, a la que no faltan cantores y pregoneros, y una microeconomía que hace imposible el acceso a una vivienda o unas vacaciones dignas, siempre según los datos de una organización de toda solvencia como Cáritas Diocesana.
Quizás, como recuerdan muchos expertos, conviene no perder de vista el primer enfoque que se debe hacer siempre: recordar y denunciar el drama humano de quienes se ven obligados a dormir en la calle. Una ciudad como Sevilla no es en absoluto ajena a los problemas que sufren las grandes ciudades europeas, pero se puede anticipar en cierta forma. El Arzobispado de Sevilla prepara un centro para prestar las primeras atenciones a personas sin hogar. Será inaugurado en la calle Don Remondo, en pleno centro, junto al Palacio Episcopal y la Catedral. Toda una declaración de intenciones que ayuda a ese necesario enfoque humano y social. De momento Sevilla no ha visto ocupado su aeropuerto por indigentes a la búsqueda de cobijo, pero ya su sufre un problema silencioso en calles donde nunca antes se había detectado.
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