La caja negra

Sevilla, la porquería va por barrios

  • No crean que el problema de la suciedad sólo preocupa en el centro, lo de ayer mismo en Rochelambert era para cerrar los ojos

Estampa propia de vertedero tomada ayer en Rochelambert

Estampa propia de vertedero tomada ayer en Rochelambert / M. G. (Sevilla)

El incivismo es el gran lastre de la sociedad de hoy, el mal que se proyecta en muchos órdenes de la vida cotidiana y que ha obligado a las autoridades a tomar medidas extremas en fechas muy concretas. La suciedad de Sevilla es palmaria. Y, de nuevo, muy complicada de atajar. Todo lo que tiene que ver directamente con la educación (su carencia, mejor dicho) no se resuelve en un corto período de tiempo. Hace bien el alcalde en reforzar los servicios de limpieza y en reconocer el problema, como hizo en este periódico, donde recientemente analizamos las causas de la cochambre en la que están convertidos muchos rincones de la ciudad. No, no hablamos del centro histórico, donde ya está suficientemente localizado el problema en innumerables grafitis que afean las calles, en la porquería incrustada en los pavimentos, en la cera que todavía está pendiente de retirada... 

La suciedad va por barrios. No es un problema concentrado en la Sevilla de postal. Ayer mismo, una de las calles principales de Rochelambert parecía un vertedero. En Puerto del Escudo, esquina con Juan XXIII, se podía contemplar una estampa de suburbio a la hora de comprar el pan. Justo delante de la sucursal de una entidad bancaria. La suciedad atrae, como comprenderán, esos bichos asquerosos que todos matamos de una patada y esas ratas que no sólo aparecen a la vera del río, donde algunos todavía se atreven a tenderse  en el césped, sino en barrios muy poblados. 

¡Echen la culpa a las autoridades! ¡Despotriquen contra Lipasam! Si así se quedan más a gusto, adelante con los faroles. La obligación de limpiar, sea quien sea el alcalde y el partido en el gobierno, es subsidiaria. El primer obligado a cuidar de su ciudad es el vecino. Podemos denunciar la falta de contenedores, papeleras y baldeo, pero somos los administrados los que no cumplimos normas elementales de comportamiento, ese saber vivir en comunidad por el que, por ejemplo, no se le ocurre a uno descansar las piernas en la silla de un bar donde después se sentará otro cliente. ¿Cuántas veces no se ve semejante escena en las terrazas? ¡Vengan piernas por lo alto y hasta con los zapatos quitados! No sólo hay ratas y puercos de cuatro patas. Está comprobado.  

Al menos la semana que entra no será de fuerte calor, sino de temperaturas suaves. Eso siempre ayuda a sobrellevar la suciedad. ¡Qué alivio! Lipasam podría ir pensando en una campaña de concienciación como las que activa con éxito antes de Semana Santa. Algún lema que recuerde normas elementales a los sevillanos. No podemos ir con una escoba detrás de cada vecinoLa basura no se deja en cualquier sitio. La limpieza es cosa de todos. Sí, resulta descorazonador recordar lo obvio. Pero es el tiempo que nos toca. Sevillano, prohibido el cante. So cochino.  

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