Manu Brazo | Saxofonista

"Ha sido emocionante abrir camino con el saxo en la clásica"

  • El saxofonista utrerano Manu Brazo presenta en disco ‘Fantasia’, un paseo por el mundo de la ópera con su instrumento

El safonista utrerano Manu Brazo en una plaza sevillana

El safonista utrerano Manu Brazo en una plaza sevillana / P. J. V.

Llegó al saxo casi por casualidad, por eliminación, pero acabó prendado del instrumento. "Cuando entré en el Conservatorio de mi pueblo yo quería estudiar piano, pero en la selección me quedé sin piano y luego sin clarinete, que era mi segunda opción. De los instrumentos que me quedaban cogí el saxofón, pensando en cambiarme en cuanto pudiera. Pero tuve la suerte de coincidir con unos compañeros extraordinarios y un profesor, Paco Valle, que nos enganchó a todos desde la primera clase". Quien así habla es el saxofonista utrerano Manu Brazo, quien después de seis años en Londres volvió el pasado a Sevilla con intención de quedarse.

–Cuénteme esa experiencia londinense...

–Fui en 2016, cuando terminé el Superior en Sevilla, para estudiar en el Royal College of Music. En principio tuve una clase con el que sería luego mi profesor, Kyle Horch, y me sorprendió no sólo el centro, que es una maravilla, con una actividad fabulosa, sino el tipo de clase, radicalmente diferente a lo que yo había conocido hasta entonces. Así que hice la prueba, fue bien, me admitieron, tuve una buena beca, hice dos años de máster, una experiencia increíble, trabajando mucho, porque te dan muchas oportunidades profesionales, hay infinidad de concursos. Me quedé otro año más estudiando Arte y Diploma, un curso más práctico, ya que te quitan las asignaturas teóricas. Gané varios concursos, entré en programas de jóvenes intérpretes que están muy codiciados en Londres, se presenta gente de todo el mundo. Fui haciendo contactos y tenía cada vez más trabajo (llegué a tener 45 conciertos en un año), y decidí quedarme a vivir en Londres, hasta el año pasado, en que pensé que ya era hora de volver. Ahora vivo en Mairena del Aljarafe aunque el plan es volverme a mi pueblo. Al principio seguía yendo a Inglaterra prácticamente cada semana, una locura; ahora estoy organizándome mejor. El proceso ha merecido la pena. No me puedo quejar.

–¿Qué ha cambiado de su anterior CD, Folk Lore, que grabó con su paisano, el pianista Pepe Rodríguez?

–Son muy distintos en estilo, en repertorio y concepto de disco, pero tienen un sello común: música que quiero hacer divertida, fácil de escuchar, aunque sea muy difícil de tocar muchas veces. Quiero quitarle a la música clásica el aura de elitista que aún pueda tener. Me gustaría que un buen recital de clásica no se diferenciara de un buen concierto acústico de un grupo pop, aunque el concepto y el contexto sean distintos. Trato de transmitir, de llegar a todo el mundo. Además son discos autoproducidos.

Fantasia - Manu Brazo y Bryan Evans Fantasia - Manu Brazo y Bryan Evans

Fantasia - Manu Brazo y Bryan Evans

–Su marca es Vario…

–Sí, es la discográfica que estoy construyendo. De momento sólo están mis discos, pero quiero abrirla a cualquiera que desee llevar su música a la gente, y hacerlo como lo hice yo, con libertad absoluta para elegir el contenido, el formato y el diseño. Es algo que lleva tiempo, pero espero conseguirlo.

–Lo acompaña Bryan Evans...

–Sí, un referente mundial de la ópera. Vienen cantantes a estudiar con él de todo el mundo. Lo conocí porque acompañaba a los ganadores de un concurso. Tocamos juntos la Fantasía de Carmen. Le llamó la atención que yo tocase eso con el saxofón. Montamos un proyecto a partir de ahí. Empezamos a hacer conciertos y se fue desarrollando hasta que le propuse la grabación.

–El Aria de Bozza es la única original para saxo de todo el CD.

–Exacto. Es una pieza que llevo tocando desde los 9 años. Es de las piezas melódicas más bonitas que tenemos de nuestro repertorio. Es como una Vocalise de Rajmáninov. A Bozza no le gustaba el saxo, pero esta obra fue un encargo, y cuando se acercaba la hora del estreno y no la había escrito terminó por arreglar una pieza de Bach. A todo el mundo le encantó, nadie se dio cuenta de su origen, hasta pasados unos días. Es una obra que me acompaña desde siempre.

–¿De dónde sale el arreglo del aria de Lenski de Eugen Oneguin?

–Tomamos un arreglo que hay para violín, aunque lo tuvimos que rehacer lógicamente. Es nuestra pieza favorita del disco. Funciona muy bien con el saxo.

–¿Y la Fantasía de Gershwin?

–Es un popurrí de canciones que arregló Ralph Martino para saxofón y banda. Está hecho en forma de fantasía con variaciones virtuosísticas. Le da el toque un poco menos clásico a este repertorio.

–El aria de la Reina de la noche supongo que sería un desafío.

–Fue un reto absoluto. Es la pieza más corta, pero es muy complicada. Lo escuchas y parece simple, aparte el momento de coloratura en el sobreagudo, pero es muy difícil con el saxo. Fueron meses para preparar sólo esos dos compases. El tener que llegar tan arriba ya es difícil, pero hacerlo como las buenas sopranos, con esa conexión en la que el legato y el staccato se suceden con naturalidad, eso fue un quebradero de cabeza, pero conseguí que funcionara con ataques de aire, aguantando cada una de las notas: escuchas ese pasaje aislado y parece una soprano cantando. Es una pieza que a la gente le encanta.

–Esa Fantasía de La Traviata de Lovreglio es muy desconocida.

–Era original para clarinete y orquesta de cuerda. Tuvimos que cambiar el registro y la estructura, hemos cambiado un par de variaciones de orden. Junto a ese pasaje de la Reina de la noche es lo más difícil del CD. El clarinete tiene un registro un poco más alto y utiliza mucho ese registro alto. Tanto las posiciones como los saltos para nosotros son antinaturales. Hay partes que no quería adaptar porque estaban muy bien escritas y eso me ha exigido mucho trabajo extra.

–La Fantasía de Carmen de Borne es para flauta...

–Esta fantasía está muy bien escrita. La de flauta original está en la menor, pero Iwan Roth la adaptó para el saxo bajándola un tono, hasta sol menor, y para los pianistas no es tan fácil, con tantos bemoles, y a los directores de orquesta también les choca. Pero en ese sol menor nos metemos ya más dentro del registro del saxofón, y Roth consiguió que funcionara muy bien, pese a la dificultad de muchos pasajes. La empecé a tocar en 2016. Me ha acompañado en muchos concursos y conciertos. Quería que al grabarla fuera algo muy especial.

Manu Brazo en una foto promocional Manu Brazo en una foto promocional

Manu Brazo en una foto promocional / Julia Buchalska

–¿Cómo ha sido su experiencia con este repertorio en Londres?

–Ha sido emocionante abrir camino, porque el saxofón sigue siendo un instrumento que en la música clásica, al menos hablo por mi experiencia en Londres, no termina de encajar, y tanto en ciclos como por ejemplo en las radios eran muchas veces reticentes a incluir programas con saxo. Pero por otro lado, cuando he podido tocar en algunos festivales importantes, la respuesta ha sido buenísima y la gente se sorprende del sonido, del timbre, y esa sorpresa ha jugado a nuestro favor, porque demuestra que todavía en la clásica se pueden escuchar cosas nuevas.

–El disco está entero hecho con el saxo alto, ¿es su favorito?

–Mi saxo favorito es realmente el barítono, es el rol que más me gusta. Cuando escucho un cuarteto de cuerda siempre mi atención se centra en el violonchelo. El alto me gusta también mucho por la versatilidad, el registro y las piezas que puedes tocar con él. Lo que ocurre es que cuando empiezas a viajar comienzan los problemas con el barítono. Me encantaría llevarme el barítono a todos lados y hacer programas con el barítono y el alto. Pero dificulta mis viajes, es un problema para los programadores, que tienen que comprar asientos extra, y entonces llegó un momento en que por razones prácticas lo fui dejando y me he convertido casi en especialista en saxo alto, aunque espero hacer todavía cosas interesantes con el barítono.

–Tanto en los discos como en sus conciertos suele hacer un repertorio muy clásico, cuando el saxofón tiene un repertorio muy amplio de música de vanguardia, ¿no le interesa?

–Sí, sí, y de hecho en marzo de 2022 estrené con la Guildford Symphony Orchestra un Concierto para saxo soprano y barítono de Darrel Davison, una obra muy bonita inspirada en el tríptico de El jardín de las delicias de El Bosco. Pero ahora mismo ese no es mi mundo, no es mi ámbito de trabajo. Hay muchísimos especialistas, gente que defiende todo ese repertorio mucho mejor de lo que yo pudiera hacerlo. Lo que hago me encanta y en cierta forma traigo al presente músicas de otras épocas a través de los arreglos, y eso también podemos considerarlo música contemporánea. He dejado un poco de lado las músicas de vanguardia, que toqué durante mucho tiempo, porque estudié todo Grado Medio en Sevilla con Alfonso Romero, un compositor muy de vanguardia que tiene muchas obras para saxo y con el que trabajé muy intensamente la música actual. No es algo que tenga cerrado ni mucho menos, en algún momento puedo retomarlo perfectamente.

–Cuál es ahora su día a día…

–Un aula online. Gracias a la pandemia creé un canal de tutoriales de saxo a través de Youtube. Era un canal abierto a todo el mundo y tuvo mucho éxito, con millones de reproducciones. A partir de ahí monté una escuela para enseñar saxofón online. Me vine a Sevilla ya con la escuela concebida. Parto del trabajo que hago en redes sociales y oferto una enseñanza de alto nivel para todo el mundo de habla hispana, ese es mi ámbito. Han pasado más de 400 alumnos por la escuela, con acceso a cursos, partituras, clases personalizadas. Es ahora mi criatura. Si no estoy viajando o estudiando repertorio estoy con mi escuela, en cualquier ciudad en la que me encuentre. Es algo que me gusta mucho, tanto la edición de audio y vídeo como la enseñanza.

–Su anterior disco iba sobre folclore, este sobre ópera, ¿y el próximo?

–Está cociéndose. Seguramente sea otra vez con Pepe Fernández y hay dos ideas, una que sería un repertorio que hicimos ya hace tiempo, y es una mirada al Barroco, y otra que sería acercarnos a repertorio del Romanticismo tardío, un espacio en el que creo que el saxofón funciona muy bien, por sus cambios de color y su expresividad.

–¿Alguna cosa por Sevilla este verano?

–Sí, este programa Fantasia lo haré con el Cuarteto Bruma el 11 de agosto en las Noches del Alcázar, readaptado y con una obra nueva añadida de Vaughan Williams. Será mi primer concierto con el grupo. Son gente de Sevilla, muy joven, que ha pasado por la OJA, y tienen un nivel impresionante. Cuando los escuché me dije, ya he encontrado mi cuarteto para hacer música de cámara. Estoy muy ilusionado.

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