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Phia Ménard en el Teatro Central

Phia Ménard, el arte frente a la incertidumbre

  • Con su ‘Trilogía de cuentos inmorales (para Europa)’ la aclamada creadora y activista francesa regresa al Central para hablar de un mundo sin garantías frente al que hay que inventar nuevos rituales si se quiere reconectar con la comunidad y la humanidad.

Una imagen del espectáculo performativo ideado por la creadora francesa.

Una imagen del espectáculo performativo ideado por la creadora francesa. / Cie. Non Nova - Phia Ménard

Tras recorrer numerosos escenarios de todo el mundo desde la creación, en 1998, de su compañía Non Nova, con trabajos como Vortex o P.P.P., Phia Ménard pisó por primera vez suelo español en noviembre de 2019, precisamente en el Teatro Central, donde presentó su fascinante trabajo Saison sèche.

Primero malabarista (cuando aún respondía, como hombre, al nombre de Philippe) y luego bailarina, coreógrafa y directora de escena, esta francesa activista y amante de la belleza -sin rechazar la violencia que a veces lleva consigo- está siempre en movimiento porque, como ella misma afirma a menudo, “el movimiento es la vida, algo que no podemos controlar siempre, aunque intentamos canalizar sus consecuencias”.

En esta ocasión, la francesa llega con un conjunto de tres piezas para siete intérpretes de tres horas de duración sin intervalo alguno.

El origen de esta trilogía se encuentra en la Documenta, la exhibición quinquenal de arte contemporáneo con que la ciudad alemana de Kassel, implicada en el nazismo y reducida a ruinas en la devastada Europa de posguerra, decidió reconstruir y sanar a la población a través del arte y la educación.

En 2016 Ménard recibió una invitación de la Documenta con el encargo de crear una pieza artística performativa a partir de los temas de esa edición: “Aprendiendo de Atenas” y “Parlamento de Cuerpos”.

La creadora se decidió por Atenas, la cuna de muchos de nuestros mitos occidentales, pero se inspiró en el proyecto de reeducación de Kassel para imaginar, con las brillantes metáforas plásticas que le sirven para expresar sus inquietudes, una serie de piezas performativas en forma de cuentos de hadas, que ella tituló Trilogíe des Contes Immoraux (pour Europe).

De este modo, la compañía Non Nova, cuya investigación gira en torno a la transformación de la materia y los elementos, con métodos de investigación teatrales y coreográficos en los que prima la dramaturgia sobre la belleza y los seres humanos sobre la tecnología, creó estos tres cuentos de hadas interdependientes, compuestos de rituales y arquitectura, con los que pretendía contar la historia de la construcción y la destrucción de una ciudad: Europa.

En julio de 2017 completó la primera parte de la trilogía, Maison Mère (Casa Madre): El cuento de una diosa (o una guerrera punk) que, lentamente, como si fuera un mueble de Ikea, construye la primera casa de la Humanidad, un Partenón de cartón diez veces más pequeño que el de Atenas. Una tarea larguísima y esforzada que se destruirá con una facilidad pasmosa.

Ménard advierte que, tras la pandemia, ya no existen barreras protectoras y no se puede seguir jugando con este planeta que todos compartimos

Los otros dos cuentos de hadas quedaron en suspenso hasta que en 2020 llegó la pandemia y el relato sobre un mundo laboriosamente construido que se derrumba a merced de elementos incontrolables pasó de lo fantasmagórico a lo metafórico.

Según Ménard, “la pandemia trajo consigo el fin de la inocencia para toda la humanidad y un simple virus nos enseño que la globalización es incontrolable y que ya no existen barreras protectoras para nadie por lo que no podemos seguir jugando con este planeta que todos compartimos”.

La bailarina, coreógrafa y directora de la Trilogía, Phia Ménard. La bailarina, coreógrafa y directora de la Trilogía, Phia Ménard.

La bailarina, coreógrafa y directora de la Trilogía, Phia Ménard. / Yann Peucat

Así pues, cuando el Partenón de la Casa Madre se convierte en un instante en una ruina fantasmal, la mujer guerrera desaparece en la niebla y un grupo de cinco personas toman posesión del espacio escénico y hacen descender un anillo gigantesco que será la base de la segunda pieza de la trilogía.

Temple Père se construye pues sobre las ruinas de la Casa Madre. Ensamblado como un castillo de naipes, cinco esclavos levantan, por encima incluso del arco del proscenio, una torre de Babel que, según la directora, es el símbolo fálico del patriarcado y el neoliberalismo. Las dos palabras clave de esta segunda parte son sumisión y dominación.

Finalmente, la parte tercera, Rencontre Interdite (Encuentro prohibdo) presenta el cuadro de una ciudad devastada. Pero tras la cortina que separa la casa del escenario, se activa un nuevo mecanismo y de repente el centro de la acción envuelve a todo el teatro, la sensación de seguridad desaparece y el espectador se encuentra en un universo hostil…

A través del arte, Ménard cuestiona los daños colaterales de una situación como la pandemia, y cómo, en aras de una hipotética seguridad, hemos consentido las pérdidas (de derechos, de libertades…) como si fuera algo normal e inevitable para la defensa y el progreso de la comunidad.

Pero la directora tiene claro que, de un modo no demagógico ni subversivo sino sencillamente racional, el arte debe reeducar a la población planteando reflexiones y debates. “Porque depende de nosotros -afirma- inventar formas, gestos, danzas y nuevos rituales, para volver a reconectar con nosotros y reafirmar la comunidad, la humanidad y la alteridad”.

Trilogíe des Contes Immoraux (pour Europe). Viernes 17 y sábado 18 a las 21:00 en el Teatro Central

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