DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Cultura

Electricidad y éxtasis: del rock majestuoso

En el Monkey Week, como en la vida, hay que saber elegir pero conviene además que acompañe la suerte. Queremos decir que asistir a un concierto/showcase implica, por lo general, dejar de escuchar otros ocho o nueve que se están celebrando al mismo tiempo en otros lugares. Dicho esto, de vez en cuando hay que ser categóricos, incluso arbitrarios, aunque poco -seguro- en este caso: el que se perdió la actuación de Toundra, se perdió lo mejor. De la segunda y última jornada, no; del programa entero de la cita.

No pasa con frecuencia que la atmósfera de un concierto se inflame y arda de esa manera, que el entusiasmo del público prenda también entre los músicos y de esta sincera retroalimentación brote un paréntesis de tiempo suspendido, hipnótico y electrizante. En un concierto verdaderamente excepcional, la banda madrileña de rock instrumental presentó su tercer y último disco, recién publicado bajo el título genérico de III, que unos encajonan -porque la música está abocada al debate taxonómico- dentro del post-rock, y otros en el post-metal. Quizá más cerca ahora de lo último por la crudeza y la coartada conceptual, que merodea en torno a la arcana oscuridad de las mitologías, lo cierto es que da igual. De lo que se trata es de relajarse y simplemente dejar que el ánimo y el pensamiento sean transportados por una electricidad que planea, desatada y hermosa, sobre vertiginosos paisajes interiores. Una lección de nervio, emoción, finura y, sí, estopa, que casi con toda seguridad también se podrá disfrutar en Sevilla en unos meses.

Los protagonizados por Gallon Drunk, con su rock & roll denso y volcánico; I Am Dive, que ofrecieron una actuación preciosa; Los News, en un directo que fue un disparo de adrenalina y chulería; o Lorena Álvarez y su Banda Municipal, a quien hay que agradecer la estampa imborrable de ver a la muchachada indie bailando una jota de tomo y lomo, con su verbena punk de raíces, serán otros momentos que recordaremos durante una buena temporada. Pero no cabe todo en este texto, ni en éste ni en ningún otro, y las epifanías, cuando ocurren, como con Toundra, hay que valorarlas con mucho respeto.

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