Cultura

Escribir con palotes, leer entre líneas

Aurélien Bory y Olivier Alenda (ambos en escena ayer) fundaron en 1999 la Cie 111. De ella ha salido una interesante trilogía compuesta por IJK (2000), centrada en el volumen, Plan B (2003), que exploraba los planos y esta Plus o moins l'infini (2005) que llegó anoche al Teatro Central.

El punto de partida y también de llegada de este imaginativo e impecable trabajo no es otro que la línea, esa simple y enigmática línea que constituye la base de todas las geometrías y, en ocasiones, se lanza en solitario a un infinito al que el hombre no puede ni siquiera aspirar.

Éstas, las líneas, en forma de simples bastones o con la sofisticación que les confiere el tratamiento digital, constituyen los palotes con los que Cie 111 y el director americano Phil Soltanoff han escrito todo el espectáculo. No olvidemos que, además de haber estudiado la mayoría de ellos en el Lido (la Escuela de Circo de Toulouse), sus seis intérpretes son jóvenes de su generación y, por tanto, ávidos exploradores del lenguaje de los videojuegos (wii incluida), de los que han extraído numerosas referencias, así como de otros movimientos de las vanguardias europeas e incluso del cine -y no hablamos del famoso discurso del director de orquesta Stokovsky en Fantasía-.

No falta, sin embargo, en esta pieza, el factor humano. Seis actores, impasibles a lo Buster Keaton pero con la preparación física de los artistas de circo, interactúan con las líneas, con una gran dosis de humor: subiéndose a ellas, encerrándose dentro...

Una obra que no busca sólo el efecto sino que del puro juego hace metáfora de todo lo que el espectador quiera imaginar.

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