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Gala Alicia Alonso

Una gala dedicada a Alicia Alonso inaugura la temporada del Maestranza

Todos los bailarines de la gala rinden homenaje a la mítica bailarina cubana Alicia Alonso.

Todos los bailarines de la gala rinden homenaje a la mítica bailarina cubana Alicia Alonso. / M.G.

Tras dos años de espera a causa de la pandemia, este sábado se celebraba por fin la gala dedicada a la Prima Ballerina cubana Alicia Alonso, fallecida en octubre de 2019.

Con ella se inauguraba también la nueva temporada del Maestranza. Y lo hacía en un día realmente poco propicio, justo es decirlo, ya que coincidía, entre otras cosas, con la jornada de clausura –con tres espectáculos programados- de la Bienal de Flamenco, lo cual ha incidido con toda seguridad en el hecho de que el aforo quedara lejos de completarse, a pesar del gusto de su público por la danza clásica.

La gala adoptó una sencilla estructura lineal, sin sorpresas de ningún tipo. Con cuatro parejas de buenos bailarines, eso sí, que, con una foto fija proyectada en el fondo, bailaron, repartidos en dos bloques: nueve pasos a dos, el solo La muerte del cisne y una coda final con todos los bailarines en escena ante una foto de la inconmensurable Alicia Alonso. Todos los fragmentos bailados pertenecían a los papeles más emblemáticos interpretados o coreografiados por Alicia Alonso a lo largo de su larguísima carrera.

Un paso a dos de Espartaco abrió la velada con Anett Delgado y Dani Hernández, dos magníficos primeros bailarines del Ballet de Cuba que luego, en un paso a dos coreografiado por Alonso de La fille mal gardée, conquistaron al público con su gracia y su maestría. Hermosa también, la interpretación de la pareja del paso a dos del Acto II de Giselle, auténtico buque insignia de la fundadora, en 1948, del Ballet de Cuba.

Los otros dos bailarines del Ballet de Cuba, Sadaise Arencibia (primera bailarina) y Angelo Montero (bailarín principal), tras un poco apasionado paso a dos de Carmen, se lucieron en el paso a dos que Alonso coreografiara para La bella durmiente, mientras que Arencibia, en solitario, lo hacía en La muerte del cisne (con coreografía de Fokine y música de Saint-Saëns).

Los otros cuatro bailarines, presentados como estrellas internacionales y algunos de ellos, como la italiana Elizabeth Formento, miembros de la Compañía Nacional de Danza, interpretaron las demás piezas.

El Adagio del II acto de El lago de los cisnes fue interpretado por Formento y Tomás Giugovaz, al igual que un lucido paso a dos de El cisne negro, un reto para cualquier intérprete, que fue muy aplaudido especialmente en sus variaciones. La española Eva Nazareth y el cubano Javier Monier defendieron magníficamente también los pasos a dos de Don Quijote y de Coppelia.

En resumen, una agradable velada dancística que será la primera de un ciclo que contiene bocados tan apetecibles como el Béjart Ballet de Lausanne, que llegará los próximos días 14 y 15 de octubre con una pieza creada en 1996 y dedicada al líder de Queen, Fredddie Mercury, y al bailarín argentino Jorge Donn, fallecidos por sida a los 45 años.

Les Ballets de Monte-Carlo, una de las mejores compañías europeas, llegará los días 11,12,13 y 14 de enero con su emblemática versión de Romeo y Julieta, que ha superado ya las 400 representaciones. Le seguirá la Compagnie Käfig con el universo digital de Pixel (días 22 y 23 de enero) y, en su vertiente flamenca, el Fandango de David Coria y David lagos llegará el 25 de febrero mientras que la Compañía Antonio Gades lo hará el 23 y 24 de marzo con Fuego.

Sin olvidar el Despegando del suelo que Aracaladanza dedicará a los más jóvenes el 28 de diciembre, el ciclo de danza terminará los días 13 y 14 de mayo con Crea Dance, la compañía de María Rovira, que afrontará con 12 bailarines el Réquiem de W.A. Mozart.

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