Al Gore presenta nueva candidatura

Han pasado diez años desde el estreno de Una verdad incómoda, el oscarizado documental con el que Al Gore se ponía al frente de una campaña de sensibilización por el combate contra el (evidente) cambio climático que está alterando el equilibrio ecológico del planeta en forma de tornados, inundaciones, derretimiento de los polos, sequías, temperaturas extremas o grados insostenibles de contaminación.

Al Gore está considerablemente más viejo, pero ahí sigue, erre que erre, utilizando su influencia como ex vicepresidente y su labia de político vende-coches para mediar y hacer lobby a favor de las energías renovables y dar sus amenas conferencias de power point por medio mundo plagadas de datos científicos, gráficos, estadísticas y vídeos instructivos para formar nuevos activistas de su causa.

Este nuevo documental insiste en que en estos diez años todo está peor (aunque hay esperanza) con su estrategia de thriller viajero y con un Gore omnipresente hasta el límite del retrato hagiográfico. Cohen y Shenk le ponen al asunto mucho dinamismo televisivo, música de intriga y se encuentran con el regalo dramático de los atentados de París de 2015 como giro inesperado para agrandar aún más la imagen humana del líder ecologista en las fechas previas a la Cumbre Mundial del Clima con la que se cierra, o casi, la película. Casi porque aún queda la coda de la llegada de Trump, su desprecio al asunto medioambiental y la nueva deriva al respecto de la política norteamericana.