Haneke se convierte en favorito a la Palma de Oro con 'La cinta blanca'

El director reflexiona sobre las consecuencias de una moral rígida con un filme ambientado en una aldea alemana en 1913

Michael Haneke, acompañado en la imagen del actor Ulrich Tukur, ayer en el Festival de Cannes.
Mateo S. Cardiel (Efe) / Cannes

22 de mayo 2009 - 05:00

El polémico realizador austríaco Michael Haneke, director de La pianista, volvió ayer a Cannes con lo que parece caballo ganador: Das Weisse Band (La cinta blanca), cine sociológico de sobriedad escalofriante que dejó poco hueco a la sin embargo estupenda A l'origine, de Xavier Giannoli.

El Festival de Cannes comienza su recta final con un sprint de categoría: dos películas prolijas -dos horas y media cada una-, hermosas y muy diferentes entre sí, pero de altísimo nivel social, filosófico y, sobre todo, cinematográfico.

Iconoclasta y revolucionario, Haneke se ha descrito a sí mismo en numerosas ocasiones como un optimista que cree que el espectador reaccionará ante los mazazos secos que propicia su cine: "Mis películas hablan de la violencia, reflexionan sobre su representación", dijo el realizador.

Dos años después de hacer extensivo su mensaje a Estados Unidos volviendo a filmar en inglés su hiriente Funny Games (1997), con Das Weisse Band rueda en alemán -tras un prolongado idilio con el cine francés- y resuelve con precisión quirúrgica y amargura poética el retrato en blanco y negro de una comunidad alemana en el año 1913, en los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial.

El director de Caché (2005), por la que consiguió en Cannes el premio al mejor director, se sirve de este microcosmos que parece más digno de Bergman o Dreyer para retratar "con distancia, evitando el naturalismo", las devastadoras consecuencias de los rígidos patrones morales.

El resultado es una cinta de una textura fría y densa, casi irrespirable, que va sedimentando capas y capas de buen cine hasta conformar, en la contraposición de la sofisticación de sus planos y la podredumbre de sus personajes, una obra maestra de la desolación.

Por ello, es un gran elogio decir que A l'origine supo mantener el tipo ante su contrincante en esta octava jornada competitiva. Con ella, el francés Xavier Giannoli vuelve a Cannes tras la magnífica Chanson d'amour. Gérard Depardieu, protagonista de aquélla, asume ahora un papel episódico y cede el papel central a François Cluzet, actor que, por su magnífica interpretación podría entrar fácilmente en el palmarés.

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