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Nazareth Panadero y Daniel Abreu obtienen el Premio Nacional de Danza

La bailarina recibe la distinción por ser "uno de los máximos exponentes de la danza-teatro" y el coreógrafo, por su "innovador" lenguaje

Una de las obras creadas por Daniel Abreu.
Efe Madrid

21 de octubre 2014 - 05:00

La capacidad de transmitir de la bailarina Nazareth Panadero (Madrid, 1955) y el riesgo y la innovación del coreógrafo y bailarín Daniel Abreu (Santa Cruz de Tenerife, 1976) merecieron ayer los Premios Nacionales de Danza en las categorías de Interpretación y Creación respectivamente.

El jurado de los galardones, que concede anualmente el Gobierno y están dotados con 30.000 euros cada uno, otorgó por mayoría la distinción a Panadero por ser "uno de los máximos exponentes de la danza-teatro" con "magistrales" interpretaciones como las de Café Müller, Nelken o La consagración de la Primavera, así como por su capacidad de transmitir la herencia de Pina Bausch, de cuya compañía, la Tanztheater Wuppertal, es integrante desde 1979, lo que quiere decir que ha desarrollado toda su carrera como bailarina de danza-teatro bajo el influjo de Bausch, fallecida en 2009 y una de las creadoras más decisivas e influyentes del pasado siglo. La artista, también docente y coreógrafa, se formó en danza clásica con María de Ávila, Juliette Durand y Ana Lázaro.

A Abreu el jurado -que también le otorgó el premio por mayoría- lo alabó por ser "dueño de un lenguaje personal" así como por la creación de "un universo propio sustentado en un código original, innovador y arriesgado", que se evidencia a lo largo de diez años en creaciones como Ojos de pez, Perro, Animal, Silencio y Mucho tiempo, muchas cosas.

El bailarín y coreógrafo confesó ayer, tras conocer la noticia, que se sentía "todo emocionado" porque no esperaba "ni de coña" el galardón. "Cuando me han llamado del Ministerio he pensado: ¿qué quieren ahora? Y cuando me lo han dicho me he puesto a temblar", contó el coreógrafo, que celebró la dotación económica que acarrea el premio porque le permitirá "trabajar a partir de ahora de una forma muy cómoda".

Y es que los dos últimos años, explicó, la crisis y la falta de medios han hecho que "la toalla estuviera más tiempo en el suelo que donde tenía que estar". "Este reconocimiento a que no la hayamos tirado definitivamente, al esfuerzo y al talento de una compañía, me emociona tremendamente", admitió Abreu, que describe sus obras como "paisajes emocionales", "cuadros muy estéticos, sin historia al uso, que son como mirar la vida desde dentro".

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