El Planeta se entrega hoy en su primera edición sin Lara Bosch

La rueda de prensa en la víspera del galardón de novela se convierte en un homenaje al editor fallecido en enero

El presidente del grupo Planeta, José Creuheras, junto a los miembros del jurado, durante la presentación del 64 Premio Planeta.
Braulio Ortiz Barcelona / Enviado Especial

15 de octubre 2015 - 05:00

El Premio Planeta afrontará esta noche una celebración amarga: será la primera convocatoria marcada por la ausencia de José Manuel Lara Bosch, fallecido el pasado enero. Ayer, la rueda de prensa que cada año se programa la víspera del galardón, una cita en la que el editor solía pronunciarse con franqueza sobre diversos temas de actualidad y mostraba, en los últimos años, su oposición a la independencia de Cataluña, se convirtió en un sentido homenaje a este referente del mundo del libro, "muy amigo de los autores", tal como destacó el actual presidente del Grupo Planeta, José Creuheras.

La entrega del Planeta era "el día más importante" para el editor, como señaló su hijo, José Manuel Lara García-Píriz, consejero delegado del Grupo Planeta. "Mañana [por hoy] vendrán presidentes, ministros, escritores, gente del mundo empresarial, y yo quiero pensar que él también estará aquí. Que ganará el Planeta un gran autor con un gran libro, pero que habrá también un premio para José Manuel Lara", dijo conmovido. El descendiente valoró como "una lección vital" de su progenitor el coraje con el que encaró el cáncer que le diagnosticaron en 2011. "Es una enfermedad muy cruel, que te va apagando poco a poco, que te consume, que te va quitando las ganas de vivir, y hoy me gustaría reivindicar a mi padre como una persona que supo afrontar la muerte con entereza, que no perdió nunca su espíritu constructivo, su fuerza para hacer cosas nuevas, su carácter emprendedor", afirmó. Fue el propio familiar quien aludió a unas declaraciones que hizo su padre en 2012, cuando amenazó con llevarse Planeta "a Madrid, Zaragoza o Cuenca" si Cataluña se independizaba de España. "Él se significó de una manera muy clara. No soy quién para rectificarlo. Pensamos lo mismo que entonces", aseguró.

Más allá de esa sentencia, en el encuentro de ayer la batalla política apenas tuvo protagonismo frente al factor sentimental. De la "extraordinaria capacidad de trabajo" de Lara Bosch y su implicación en los proyectos por los que apostaba deja constancia una imagen que encontró Creuheras mientras repasaba las vivencias compartidas. "José Manuel, poco deportista en los últimos años, y yo estábamos en el consejo de administración en un club de fútbol, en el Espanyol, y en una foto los dos paseamos en chándal por el terreno del juego. Estábamos allí en vez de descansando porque él quería conocer a los jugadores y estar cerca de lo que pasaba", contó.

Como "todos los grandes hombres", apuntó Carmen Posadas, una de las integrantes del jurado del premio, Lara Bosch "estaba pendiente de los pequeños detalles, esos en los que nadie se fija". La autora de Cinco moscas azules rescató ayer "una anécdota que lo retrata bastante bien: en una de las ceremonias del Planeta yo tenía una alergia terrible. Él me habló de un remedio buenísimo y yo apunté el nombre para comprármelo, pero en el hotel me esperaba ese remedio con una nota cariñosa. Más allá de una persona de una inteligencia extraordinaria, era un buen hombre".

Uno de los rasgos que siempre "ha impresionado" a Rosa Regás del homenajeado era su amplitud de miras. "Logró tener un imperio de editoriales, pero cada una tenía su propia política; ese imperio compaginaba la editorial Crítica con el periódico La Razón, donde cada uno publica lo que quiere en cada momento. José Manuel aceptaba lo que decían los demás sobre lo que estaba ocurriendo en el mundo", opinó Regás. Una idea en la que ahondó Fernando Delgado. "Se entendía con todos. Ese modelo es el que necesita España: convivencia y tolerancia, pero sin cobardía".

Para Juan Eslava Galán, Lara Bosch era "el resultado felicísimo" de dos sensibilidades, el talento "para los números" del padre y el interés por los libros de la madre. "Tú pensabas que con todo lo que publicaba no se leería tu novela, pero si lo veías te hablaba de un detalle del manuscrito", comentó el jiennense, que relató que "cuando él viajaba a Sevilla, donde yo residí un tiempo, él me telefoneaba y me decía: "Vamos a ese bar donde no hablan de fútbol ni de política", e íbamos a uno que gestionan allí dos sordomudos y donde ponían bacalao, que a él le encantaba".

A esta sexagésimo cuarta edición del premio, dotado con 601.000 euros para el ganador y 150.250 para el finalista, se han presentado 486 novelas, un conjunto en el que hay espacio para todos los géneros pero donde, como indicó Emili Rosales, componente del jurado, se advierte "la potencia del presente. Parece que la realidad tan cambiante que vivimos da para contar todo tipo de historias". Entre los nombres que asomaron ayer como posibles ganadores se mencionó a Javier Sierra, una probabilidad sobre la que bromeó Eslava Galán. "Me he encontrado con él y me ha jurado que él no está detrás de ninguno de los libros. Pero yo no lo juraría...".

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