Urbizu y Coronado vuelven a los bajos fondos
El director vasco estrena 'No habrá paz para los malvados', un thriller presentado en San Sebastián que recupera el mundo de 'La caja 507'.
El cine español siempre ha tenido un problema con los géneros. En los tiempos gloriosos de las coproducciones sesenteras se intentaban colar películas de aventuras, policíacas y westerns como si fuesen obras de Hollywood, para despistar al público que abarrotaba los cines de barrio en sus sesiones dobles. Pero estas clonaciones de los productos americanos no daban buen resultado, pues se notaba demasiado el cutrerío de mezclar actores yanquis en decadencia con latinos de pura cepa con seudónimos anglosajones. Pero la industria es la industria.
Sin embargo, hubo un género que dio alegrías al cine español, como es el policiaco. En los años 50 apareció una escuela en Barcelona, encabezada por Julio Coll y Julio Salvador, directores respectivamente de Distrito Quinto y Apartado de correos 1001, que realizaban filmes bastante creíbles sobre agentes de la ley y delincuentes. Madrid respondió con 091 policía al habla, de Forqué, que a pesar de ser una apología de la temible policía franquista era un film bastante competente. Esta veta siguió latente y en los años 90 la recuperó el vasco Enrique Urbizu, con su film Todo por la pasta, de 1991. Un prometedor arranque que en primera instancia no tuvo mucha continuidad, ya que el cineasta tuvo demasiados encargos alimenticios que hicieron pensar que Todo por la pasta era flor de un día, aunque en esta época pudo rodar la mejor adaptación hasta la fecha de un libro de Pérez-Reverte, Cachito.
Sin embargo, Urbizu se resarció de todo esto en 2002 con un magnífico thriller que creo escuela, La caja 507, una película sobre venganzas personales, corrupción urbanística y periodismo cómplice. Además, logró hacer un actor completo al hasta entonces guaperas José Coronado, y arrancó insólitos matices a Antonio Resines, sacándolo de las comedias que solía protagonizar. Tras esto rodó otro excelente film aunque más incomprendido, La vida mancha, y durante bastantes años ha estado en silencio. Pero ha vuelto por todo lo grande presentando esta semana en San Sebastián No habrá paz para los malvados, que veremos si figura en el palmarés que sale mañana. Por de pronto, parece que ha vuelto al mundo de La caja 507, con personajes oscuros, al límite y moviéndose por terrenos éticamente dudosos. Ha vuelto a contar con José Coronado como protagonista, acompañado por Rodolfo Sancho y Juanjo Artero, que le está cogiendo el gusto a eso de ser policía. La historia nos presenta a un inspector de mediana edad bastante pasado de rosca. Alcoholizado y violento, es conocido por sus excesos. Una noche que está muy borracho, se ve incriminado en un triple asesinato.
Un testigo que puede incriminarle escapa y el inspector inicia una despiadada búsqueda para silenciarlo. Al mismo tiempo, una jueza investiga el caso y quiere aprovecharlo para quitar de en medio al polémico policía, iniciándose entre los tres un juego de gato y el ratón, a ver quien se sale con la suya. Urbizu reconoce haberse inspirado en la novela Corre, hombre, de uno de los grandes de la novela negra americana. Lo que sí es cierto es que el director le ha cogido el gusto a las cloacas de nuestra sociedad, pues su próximo proyecto es una biografía sobre el controvertido Francisco Paesa, el agente que ha formado parte de las tramas oscuras de la democracia.
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