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Cultura

Dos obras de Velázquez viajarán desde Sevilla hasta Viena y París

  • Focus prestará 'Santa Rufina' y la 'Inmaculada', y recibe, cedidas, dos obras de Pacheco y Campaña.

Durante este otoño y hasta la próxima primavera, dos de las obras más significativas de la etapa sevillana de Velázquez que forman parte de la colección permanente de la Fundación Focus Abengoa, el retrato de Santa Rufina y la Inmaculada, estarán lejos del antiguo Hospital de los Venerables que sirve de sede a la citada institución; concretamente, en el Kuntshistoriches Museum de Viena desde el próximo día 28 y a partir del 15 de febrero en el Museo del Louvre parisino, los dos centros que acogerán durante los próximos meses una ambiciosa exposición internacional dedicada al genial artista y en la que coincidirán obras tan importantes y emblemáticas de su producción como El aguador de Sevilla, La fragua de Vulcano o La Venus del espejo.

Por ello, con ocasión de esta cesión temporal y días después de la celebración del simposio El joven Velázquez -que se dedicó, aparte de al debate sobre la autoría del cuadro La educación de la Virgen, a la etapa temprana del pintor, la más vinculada a Sevilla-, el Centro Velázquez de Focus Abengoa presentó ayer dos nuevas obras que se incorporarán a sus fondos hasta julio de 2015 no para sustituir a Santa Rufina y la Inmaculada, pero sí para suplir el vacío que dejarán durante su préstamo, así como para aportar nuevos matices a la comprensión de la fase hispalense del autor de Las Meninas. Se trata de una Inmaculada Concepción de Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, cedida por el Arzobispado de Sevilla, en cuyo Palacio Arzobispal se encontraba hasta la fecha, aunque en unas dependencias privadas, por lo que generalmente la obra, un óleo sobre lienzo fechado en 1615, no ha podido ser contemplada por el público; y de Cristo atado a la columna de San Pedro, un óleo sobre tabla perteneciente a la Archicofradía Sacramental de la Exaltación de la iglesia de Santa Catalina.

Las obras fueron presentadas por la directora de la Fundación Focus, Anabel Morillo, y por los expertos Fernando García Gutiérrez, responsable de Patrimonio Artístico del Arzobispado, y el catedrático de Historia del Arte Emilio Gómez Piñol.

La Inmaculada, una de las muchas que pintó Pacheco, es "la más sencilla y posiblemente la primera" de todas ellas, explicó García Gutiérrez. También, añadió, de cuantas firmó su autor a lo largo de su vida, "la más acorde con el misterio" que entrañan estas recreaciones pictóricas de lo que Gómez Piñol llamó "un asunto teológico irrepresentable", es decir, el modo en que la Virgen quedó exenta del pecado original. Esta pintura, además, marcó "la pauta a posteriores pintores" durante todo el siglo XVII.

Por su parte, el Cristo atado a la columna con San Pedro, fechado en 1547, posee "una fuerza que llega hasta nuestro tiempo", como dijo Gómez Piñol, y es una muestra de la influencia que tuvo la pintura del norte de Europa en la Sevilla de la época. En la tabla, con una técnica del claroscuro muy conseguida -lo cual prueba, para el experto, que Campaña "abrió", tanto como Caravaggio, "caminos a base de luz y sombras"-, aparece la figura principal, la del Cristo, con un torso "inspirado en el mundo clásico", con un paño de pureza que presenta "ciertos aspectos casi medievales", componiendo una estampa "casi heroica pero de sobriedad evidente", matizada tan sólo por el San Pedro que lo mira, acaso "el elemento manierista", con su contorsión y su ropaje rojo, en un cuadro de "contenido iconográfico profundo y emocional".

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