Vuelo rasante
Crítica 'Aviones 2: Equipo de rescate'
Aviones 2: Equipo de rescate. Animación, Estados Unidos, 2014, 82 min. Dirección: Roberts Gannaway. Guión: Jeffrey M. Howard. Música: Mark Mancina.
La marca Pixar es ya tan sólida en el mercado que hasta sus productos de segunda fila cuelan como estrenos estelares de temporada alta. Es el caso de estos Aviones 2: equipo de rescate nacidos del espíritu nostálgico-mecánico de la saga iniciada por Cars, sin duda la peor entrega de la historia de la casa, un filme que, aunque con un acabado siempre profesional y vistoso, generoso en personajes secundarios listos para convertirse en juguetes de Toys'r'us, deja ver ya una cierta rutina que delata su condición de producto de serie (B) antes que de acontecimiento con todas las letras.
Las moralejas familiares, ecológicas y solidarias siguen siendo de entrada fácil y el equilibrio entre el discurso infantil y los guiños para adultos se decanta esta vez más hacia lo primero que lo segundo.
Aviones 2: Equipo de rescate recupera a nuestra modesta avioneta Rusty en el legítimo deseo (de superación) de formar parte del grupo heroico de los aviones-bomberos para desplegar su paleta de colores y el gusto por la aerodinámica animada a ritmo de rock (a tope con AC/DC) en cielos y horizontes digitales que, de paso, entre nubes de humo, nos recuerdan la necesidad de preservar el medio ambiente.
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